Este dicho, que literalmente significa “un cadáver no puede protestar”, se usa en la actualidad en el lunfardo rioplatense para arengar a los quejosos que deben cumplir con sus obligaciones luego de una noche de juerga. Si bien la frase también se aplica de manera más amplia a otro tipo de situaciones, cuando decimos “calavera”, sabemos que nos estamos refiriendo a una persona adicta a la noche, descontrolado o, para expresarlo en términos actuales, “fiestera”.
Pero la pregunta que en realidad cabe hacerse es cómo fue que “calavera”, cuyo significado literal es ‘hueso de la cabeza del esqueleto humano’, pasó a significar ‘persona trasnochadora, de la vida licenciosa y disipada’. Investigando un poco, descubrí que “calavera” fue utilizado por el escritor Tirso de Molina a mediados del siglo XVII para caracterizar el personaje de don Juan Tenorio en la obra de teatro El burlador de Sevilla.
Pero nuevamente, me pregunto, ¿por qué Tirso le llamó “calavera” a ese donjuán y libertino que trasgredía todas la normas morales de la sociedad de su época y que seducía a las mujeres haciendo gala de su buena posición social? La explicación que más me convenció fue la que dice que la asociación entre “calavera” y “libertino”proviene del hecho de que, en aquellos años, los cementerios eran lugares de cita muy asiduos entre adúlteros y amantes furtivos, cuyos escarceos amorosos solo se hallaban salvaguardados entre las macabras y lúgubres tumbas. De allí que, entonces, “calavera” haya perdido su significado literal y se haya transformado en “libertino”. Sin embargo, el largo viaje que recorrió la palabra desde la Europa del siglo XVII hasta los barrios bajos del lunfardo rioplatense sigue siendo un misterio.