Distintas partes del cuerpo humano se verán afectadas por las posturas que
adoptamos mientras usamos la tecnología. Con ayuda de investigaciones científicas y
opiniones de expertos, se ha creado un diseño 3D que muestra cómo sería el cuerpo
humano en el futuro.
Por Manuela Tecera
Investigadores de la empresa tecnológica estadounidense Toll Free Forwarding crearon con ayuda de la Inteligencia Artificial un modelo en 3D llamado Mindy que da miedo. El mismo permite predecir el aspecto que podrían llegar a tener los hombres y mujeres en menos de 800 años como consecuencia de la utilización frecuente de la tecnología.
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Cuando nos sentamos frente a la computadora, adoptamos una postura incorrecta con la espalda inclinada y mirando frecuentemente hacia abajo. Pasa lo mismo cuando estamos utilizando el teléfono móvil, con una posición como si nos estuviéramos escondiendo de algo, llevando la cabeza y la espalda hacia el pecho. El cuello se mantiene tenso al tener que hacer más esfuerzo para soportar el peso de nuestra cabeza, lo que podría provocar cambios en su forma y posición.

Mindy: ¿Cuáles son los posibles cambios que sufriría el cuerpo humano?
El diseño, llamado Mindy, refleja las modificaciones que se producirán, así como una espalda inclinada 90 grados hacia delante, un cráneo más voluminoso, pero con un cerebro más pequeño, y los dedos adoptarían una posición natural similar a la que hacemos cuando agarramos un dispositivo móvil.
Por último, la investigación también sugiere que los ojos humanos se van a adaptar al daño que causa estar expuesto todo el tiempo a pantallas electrónicas, para evitar dolores de cabeza, tensión ocular y la ceguera. Es por esta razón que Mindy ha desarrollado un párpado interior más grande para evitar la exposición a la luz excesiva.
El estudio también añade que la tecnología podría significar que los humanos sean más vulnerables a los problemas relacionados con la ansiedad y el estrés.

Incidencia de la tecnología en el cuerpo de las personas
La ciencia está estudiando hace tiempo la incidencia del estilo de vida actual, especialmente de la tecnología, en la fisonomía y en la morfología de las personas.
Para entender el futuro hay que enfocarse en el presente y, por decantación también en el pasado. Miguel Delgado, doctor en ciencias naturales, antropólogo, investigador del CONICET y docente en la Universidad Nacional de La Plata, se dedica desde hace años a comprender la morfología de los habitantes de Latinoamérica bajo la óptica evolutiva.
Delgado describe a Infobae los posibles escenarios futuros a la luz de la influencia de la tecnología en la vida y cuerpo de las personas. “Después de la pandemia, las personas nos dimos cuenta que muchas actividades las podíamos hacer en casa con la tecnología, como ir al super y hasta trabajar. Esto podría generar cambios a un nivel evolutivo amplio, porque la gente empezó a tener un estilo de vida distinto. Los cambios evolutivos no son aislados y suelen correlacionarse con modificaciones en más de una parte del cuerpo. Es una especie de efecto cascada de la evolución”.
El investigador del CONICET agregó que “debido a la poca actividad física que el ser humano viene desarrollando, las personas tendrían una reducción en el tamaño de las piernas y el cerebro, con el uso de las pantallas, también sufrirá cambios: tendríamos la cabeza un poco más grande pero cerebro más pequeño”.
Para Delgado, “el uso del celular tiene una implicación muy grande en la morfología por la manipulación del aparato, y también incide en la parte fisiológica: nuestros ojos no están adaptados a ver una pantalla todo el tiempo y eso va a generar cambios importantes a nivel morfológico”.
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“Aún es todo especulativo -siguió el investigador-, pero si dejamos de hacer actividad física y cada vez nos movemos menos, se podría ver una reducción del tamaño de las piernas, tal como se mencionó anteriormente. Estos cambios morfológicos son más lentos que otros cambios: se trata de miles e incluso millones de años, por lo que se esperan para un futuro lejano”.
¿Cómo será el impacto de las tecnologías en la salud?
Como se ve, la tecnología podría modificar la morfología de los humanos. No obstante, el impacto en la salud del uso excesivo de dispositivos electrónicos es directo y puede repercutir de manera negativa en el presente.
En 2011, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó la radiación de los teléfonos inteligentes como “posiblemente carcinogénica para los seres humanos” con una serie de estudios a largo plazo buscaron establecer el impacto. Otro estudio, pero de 2018 sugirió que la radiación de los celulares puede afectar el rendimiento de la memoria.
Datos científicos recientes muestran que el uso de las nuevas tecnologías está induciendo un cambio en la prevalencia de dolor de cuello en todas las edades. Al respecto, Ramiro Heredia, médico clínico del departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas José de San Martín describió a Infobae que “a medida que se inclina la cabeza, la presión sobre la columna vertebral aumenta drásticamente, así como la presión sobre el cuello. A más inclinación, más presión”.

Heredia agregó que “en promedio, estamos de 2 a 4 horas al día con la cabeza inclinada, leyendo y enviando mensajes de texto en teléfonos inteligentes y otros dispositivos”. Y explicó que la “presión directa sobre el cuello, los hombros y las articulaciones puede causar lo que algunos llaman ‘síndrome del cuello de texto’.”
El especialista remarcó que esta es una patología emergente del siglo XXI, y se refiere a la aparición de la degeneración de la columna cervical, “que resulta del estrés repetido por la flexión frecuente de la cabeza hacia adelante, mientras miramos las pantallas de los dispositivos móviles y enviamos mensajes de texto durante largos períodos de tiempo”.
Otro efecto negativo lo genera la luz que emiten los dispositivos: “Por la noche, en particular, luego de que cae el sol, la luz azul hace que nuestro cerebro perciba como si todavía estuviéramos de día, ya que suprime la secreción de melatonina, la hormona del sueño, y altera nuestro ritmo circadiano de sueño-vigilia (dormir y estar despierto)”, detalló.
Y concluyó: “La luz azul, o el efecto luz azul, se relaciona con todos estos cambios en nuestra fisiología normal, que tiene que ver con nuestro reposo nocturno. Ir a dormir con el celular en la mano, ‘scrollear’ la pantalla, contestar mensajes y postear, hasta segundos antes de cerrar los ojos, no es el mejor camino para un buen descanso nocturno”.

¿Cómo se pueden predecir los cambios en el cuerpo humano?
Los investigadores que se dedican a este tipo de proyectos, basan sus investigaciones en el pasado, como para comprender el presente y así delinear un futuro hipotético. ¿Cómo trabajan estos profesionales para llegar a conclusiones de este tipo?
Delgado planteó: “Trabajamos con personas actuales, pero el tema evolutivo se aborda de diferentes formas. Me enfoco en fósiles humanos o en fósiles de ancestros humanos. Se recopilan datos morfológicos de personas actuales y al mismo tiempo ADN, con marcadores bastante detallados. Uno de los objetivos es entender la arquitectura genética. Buscamos carga genética y también ancestral, es decir el componente genético diferencial de algunas personas actuales”.
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“Lo que hacemos es caracterizar distintos tipos de información morfológica, como por ejemplo medidas, rasgos, modelos 3D de caras y dientes, y con eso hacemos el cruce con datos genéticos e investigamos qué ocurrió y por qué las personas lucen de una forma u otra y cómo la parte genética influye en los marcadores o no, o si hay un indicador específico a nivel poblacional. Con esto y los avances tecnológicos podemos hacer inferencias sobre el pasado de las poblaciones”, completó Delgado.
Por lo que hay que empezar a pensar cómo utilizar la tecnología aprovechando sus beneficios, sin descuidar la actividad física y generando los descansos necesarios para evitar o aminorar las consecuencias negativas que puedan traer para nuestra generación y las futuras.