Conocidos como ejércitos privados o mercenarios, estas empresas se desenvuelven en el negocio de la guerra alrededor del mundo.
A lo largo de la historia, siempre hubo soldados cuya motivación principal era el dinero. El caso más antiguo y reconocible son las Compañías Libres, contratadas por las monarquías para actuar fuera del marco de la ley, sobre todo en Francia. Hoy, la esencia es la misma, agentes profesionales al servicio del mejor postor, que pueden ser gobiernos, funcionarios y empresas multinacionales.
De Blackwater al Grupo Wagner, ¿cómo es la historia y actualidad de los ejércitos privados más reconocidos?
Blackwater, el polémico sostén de Estados Unidos en Medio Oriente
Una característica que se repite en todos los grupos militares privados son los servicios de seguridad y vigilancia que forman parte de los ofrecimientos a los clientes, sobre todo del sector particular. Pero es su relación, en algunos casos, con los gobiernos y las guerras la que los termina diferenciando entre sí.
Producto de las grandes guerras del Siglo XX y el consecuente desarrollo evolutivo del armamento, vehículos y equipamiento, se gestaron grandes grupos en la década del ‘90.
El más conocido y controversial a nivel mundial es sin duda Blackwater, por sus recursos y su relación de negocios con el gobierno de los Estados Unidos. Fue fundada en 1997 por Erik Prince, ex miembro del comando SEAL y empresario estadounidense, y Al Clark. La muerte del padre de Prince permitió vender la empresa familiar y fundar Blackwater Worldwide.
Asentada en el área de seguridad, la empresa tuvo un crecimiento hasta obtener su primer contrato militar en 2001 con el gobierno de George Bush, convirtiéndose con el tiempo en la principal subsidiaria. Esta contratación fue para proteger a los efectivos durante las invasiones de Estados Unidos en Irak y Afganistán, y el acuerdo no fue ajeno a controversias. La idea inicial era que Blackwater adoptara posturas defensivas y con el tiempo fue participando de operaciones nocturnas, incluso tomando cierta libertad de acción.
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Los informes del accionar de Blackwater, que estaban en posesión de los congresistas y del Departamento de Estado, indicaban que la compañía de Prince protagonizó 195 tiroteos en Irak desde 2005 y, en numerosas ocasiones, desde vehículos en movimiento.
Durante la estadía en Medio Oriente, la empresa se vio comprometida en dos ocasiones: el asesinato de un guardia del vicepresidente iraquí Adil Abd-al-Mahdi a manos de uno de los efectivos privados en 2006, y la muerte de al menos 14 civiles, un año más tarde, en Bagdad.
Ante este hecho, las declaraciones de los involucrados fueron sumamente contradictorias y los mercenarios Dustin Heard, Evan Liberty, Paul Slough y Nicholas Slatten fueron condenados. Los primeros a penas de 30 años y Slatten a cadena perpetua sujeta revisión.
La mala fama persiguió a la Blackwater de Erik Prince, que tuvo que cambiar su nombre a Xe Services LLC y luego a Academi, aunque las polémicas no terminaron con la limpieza de imagen.
En el contexto de un bloqueo económico por parte Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, el ex primer ministro de Qatar, Abdulá bin Hamad Al-Attiyah acusó en 2017 que fuerzas de Blackwater se entrenaron en Emiratos Árabes Unidos (EAU) para invadir Qatar. Los planes nunca se concretaron y fueron abandonados. En la actualidad, Academi fue absorbida por Constellis.
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DynCorp, contemporáneo a la fama de Blackwater
No hace falta salir de Estados Unidos para encontrar a otro gigante del negocio. DynCorp, fundada en 1946, llegó a emplear a 26.000 personas y para 2002 ya alcanzaba una facturación de 2.000 millones de dólares. Fue uno de los grandes beneficiados de las guerras en Afganistán e Irak, en la cual se desempeñó en la Operación Libertad.
El 98% de sus ingresos provenían de contratos con el gobierno de los Estados Unidos, a raíz del apoyo militar en Colombia, Perú, Bolivia, Kosovo, Angola, Kuwait, Somalia y Haití.
Como Blackwater, no estuvo exento de polémicas. En 1999 llegaron las primeras acusaciones a varios de sus empleados por explotación sexual y tráfico de mujeres de Bosnia. Este caso fue develado por la entonces empleada de DynCorp, Kathryn Bolkovac, que había llegado al país como parte del Destacamento Policial Internacional (DPI), que se encargaba de la seguridad en coordinación con la ONU. Funcionarios de las Naciones Unidas, la OTAN, diplomáticos y empleados de empresa estadounidense estaban involucrados en la trata de personas.

Ese mismo año también fueron cuestionados por su participación en el plan Colombia para enfrentar al narcotráfico. En Irak, el cargo más importante que afrontan es la incapacidad para justificar los 1,2 mil millones de dólares que recibieron para entrenar a la policía local.
Para 2020, DynCorp fue comprada por Amentum, una contratista del gobierno de los Estados Unidos y sus aliados. La nueva empresa comenzó su etapa con 34.000 empleados en 105 países. En territorio estadounidense, entrena a los pilotos de helicópteros del ejército en Fort Rucker y opera en el área de entrenamiento en Nevada y en el Centro Espacial John F. Kennedy.
Grupo Wagner, el brazo armado de Rusia en Ucrania
En el camino podemos destacar a otras compañías como GardaWorld, con gran presencia en Afganistán, Irak y Sierra Leona o Hua Xin Zhong An, el gran aliado del gobierno chino en las operaciones militares y comerciales en el mar.
Pero el Grupo Wagner estuvo en el centro de la escena desde el estallido de la guerra en Ucrania. Fue fundado por Dimitri Utkin en 2014, un hombre del Departamento de Inteligencia Ruso que se involucró en la Guerra del Donbass durante la campaña para anexar Crimea.
El desembarco de Wagner en territorio ucraniano, acompañado del financiamiento de Yevgueni Prigozhin, miembro del círculo cercano del presidente Vladimir Putin, indica su importancia a nivel global.
Esta compañía privada es actualmente la más conocida por la opinión pública por ser una de las caras visibles de las operaciones militares rusas. Tal fue su notoriedad, que hubo una acusación pública de Prigozhin al ministro de Defensa Serguéi Shoigú y el jefe del Estado Mayor Valeri Guerásimov, de atacar a sus soldados por medio de bombardeos en sus campamentos.
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La gravedad de la situación produjo que el 23 de junio un grupo de hombres de Wagner cruzara la frontera rusa para tomar la ciudad de Rostov del Don, amenazando con dirigirse a Moscú.
La rebelión duró 24 horas, pero fue suficiente para que el Kremlin y Putin intervengan. Para el mandatario fue “una puñalada en la espalda”, pero priorizó una serie de acuerdos y beneficios para los miembros del ejército privado que participaron en la campaña en Ucrania.
El miércoles 23 de agosto, un jet privado despegó de la capital rusa. En la aeronave se encontraban 13 pasajeros vinculados a Wagner, entre ellos Yevgueni Prigozhin y Dimitri Utkin. Tras una hora en el aire, el avión se desplomó en el noroeste de Moscú causando la muerte de todos a bordo.
Con la empresa paramilitar acéfala, el futuro de Wagner permanece indefinido. La falta de claridad en cuanto al liderazgo se traduce en una incógnita crucial para definir su posición en el tablero geopolítico internacional.
El Batallón Azov en Ucrania
Desde sus orígenes en 2014, el Batallón Azov se ofreció como un grupo de voluntarios para combatir la ofensiva del Kremlin en Ucrania.
Fundado por Andriy Biletsky, historiador ucraniano, el grupo luchó intensamente contra las fuerzas rusas en Mariupol y eso les permitió ganar respeto y legitimación ciudadana.
Sin embargo, los lazos políticos de sus fundadores implantaron dudas sobre su movilización. Incluso, a través de documentos alemanes, se descubrió que podrían estar conectados a organizaciones neonazis.

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Pese a esto, el batallón no perdió prácticamente popularidad. De hecho, en la Universidad de Stanford, varios miembros fueron invitados a dar una charla sobre el combate en Mariupol y la misma fue organizada por la asociación estudiantil ucraniana de la universidad.