“Los países con armas nucleares continúan reticentes en cumplir los compromisos de desarme contraídos en el Tratado de No Proliferación”, advirtieron la Red de Líderes de América Latina por el Desarme Nuclear y la No Proliferación (LALN) y del Fissile Material Working Group, convocados por la Fundación NPS Global.
Reunidos por la Fundación NPS Global, el grupo de ex ministros y expertos que integran la Red de Líderes de América Latina por el Desarme Nuclear y la No Proliferación (LALN) y el Fissile Material Working Group (FMWG) brindaron detalles referidos a la Cumbre de Seguridad Nuclear que convocará a líderes gubernamentales de 53 países, durante los días 24 y 25 de marzo de 2014, en La Haya, para discutir medidas de prevención del terrorismo nuclear.
En la ocasión, Irma Argüello, presidente de la Fundación NPSGlobal, organización no gubernamental argentina que promueve la reducción de los riesgos a la seguridad internacional, destacó que “este asunto es de máxima importancia y no sólo para los países desarrollados. Un atentado terrorista en el que se detone una pequeña bomba nuclear rudimentaria en cualquier lugar del mundo, además de las decenas de miles de víctimas, traería aparejadas consecuencias políticas y económicas de dimensión global. En ese escenario los países en desarrollo como los nuestros serían los más perjudicados, entre otras cosas, por la disrupción del comercio internacional”.
En la reunión estuvieron presentes los ex ministros de Defensa, Horacio Jaunarena, José Pampuro y Ricardo López Murphy, como miembros de la Red de Líderes (LALN), quienes junto a otros líderes internacionales firmaron una declaración sobre la reducción integrada de riesgos nucleares.
El documento señala que “los países con armas nucleares continúan reticentes en cumplir los compromisos de desarme contraídos en el Tratado de No Proliferación” y que “desestiman siquiera la posibilidad de debatir un instrumento jurídico internacional vinculante que establezca la ilegalidad de las armas nucleares”.
La declaración menciona que “las estrategias de desarme nuclear, no-proliferación y seguridad nuclear deben ser articuladas en un todo, preservando los derechos a los usos pacíficos de la energía nuclear y esto implica responsabilidades compartidas por todos los estados, posean o no armas nucleares”.
“Es importante, enfatiza el documento, tener presente en todo momento que las consecuencias catastróficas del potencial uso de un arma nuclear sofisticada o improvisada, por estados o por actores no-estatales, por su alcance global no discriminan países poseedores de no- poseedores”.
Los líderes firmantes reconocen a la próxima reunión de Jefes de Estado en La Haya como un espacio de oportunidad para “sentar las bases de un sistema global de seguridad nuclear estable y eficiente que trascienda el proceso de las Cumbres y que asegure hacia el futuro que los esfuerzos realizados (en éstas) se profundicen y completen”. También, “incluir los materiales e instalaciones de uso militar”, tomando en consideración que en este tipo de instalaciones e almacenan las 17.000 armas nucleares y el 85 % de los materiales nucleares aptos para fabricar armas (uranio altamente enriquecido y plutonio).
El texto indica que “el cambio de antiguos paradigmas por nuevas ideas que prioricen el genuino interés global hacia la coexistencia pacífica entre las naciones, abrirá nuevas oportunidades para poder superar los profundos dilemas que implica la total eliminación de las armas nucleares y de los materiales aptos para fabricarlos, condiciones “sine qua non” para lograr un mundo más seguro”.
Entre otros miembros de la Red de Líderes, también firmantes de la declaración figuran: Sergio Abreu, actual senador y ex Canciller de Uruguay; Sergio Duarte, ex Sub-Secretario General de ONU para Asuntos de Desarme; Camilo Reyes, ex Canciller de Colombia; Jaime Ravinet, ex Ministro de Defensa de Chile y Sergio González Gálvez, ex subsecretario de Relaciones Exteriores y actual asesor presidencial de México.