La formación geológica neuquina, de cuyas entrañas se extrae actualmente el 12 % del petróleo y más de un tercio del gas producido en el país, vuelve a ubicar a la Argentina en un lugar expectante en el mapa energético regional e internacional.
Con una superficie total de 30.000 km2, Vaca Muerta se ha convertido en una de las principales apuestas para lograr el autoabastecimiento energético y para volver a posicionar a la Argentina como exportador de hidrocarburos. Se trata de una formación sedimentaria depositada en un mar de edad jurásica, que cubre casi en su totalidad el subsuelo de la cuenca neuquina, a profundidades que varían entre los dos mil y tres mil metros. “Aquellos innumerables microorganismos que alguna vez habían habitado las aguas se convirtieron, primero, en un material parafinoso conocido como ‘querógeno’, para luego transformarse en compuestos líquidos y gaseosos: petróleo y gas”, explica el Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG) en su informe “El abecé de los hidrocarburos no convencionales”.
Como el gas y el petróleo se encuentran entrampados en rocas poco permeables y de muy baja porosidad, se requiere la aplicación de sofisticadas técnicas de estimulación hidráulica y perforación horizontal para conseguir que el hidrocarburo fluya en cantidades económicamente rentables. “El desarrollo de estos reservorios abre nuevos desafíos a geólogos, geofísicos e ingenieros”, advierte el IAPG, que aclara que “no todas las rocas generadoras tienen petróleo y gas en cantidades iguales ni todas responden de la misma manera a la estimulación”. La gran expectativa que genera Vaca Muerta deriva del hecho de haber sido catalogado por el Departamento de Energía de EE. UU. como el segundo mayor reservorio de shale gas y el cuarto de shale oil del mundo. Con el término “shale”, traducido al castellano como ‘esquisto’ o ‘lutita’, se hace referencia a un tipo de roca sedimentaria arcillosa de la que se extraen los hidrocarburos.
De Loma Campana a Fortín de Piedra
Hoy, el principal desarrollo de shale oil en la cuenca neuquina es el área Loma Campana, con una superficie de 290 km2, cuya explotación está a cargo de YPF y de su socia Chevron. Cuenta con una producción de 30.000 barriles diarios, que representan el 75 % del petróleo extraído de Vaca Muerta, y solo es superada por el mayor yacimiento convencional del país, Anticlinal Grande-Cerro Dragón –ubicado en la cuenca del Golfo de San Jorge–, cuya producción es de 83.000 barriles diarios.
En cuanto al shale gas, el mayor proyecto de YPF en la cuenca neuquina, explotado en joint venture con Dow Argentina, es el bloque El Orejano, con una producción promedio de cinco millones de metros cúbicos diarios. En marzo pasado, a través de su división YPF Luz (ex YPF Energía Eléctrica), la petrolera estatal inauguró sus centrales termoeléctricas Loma Campana I y II, que aportan un total de 212 megavatios al sistema interconectado nacional, al utilizar el gas para generar energía eléctrica.
También en lo que respecta a la producción de gas procedente de la formación Vaca Muerta, la gran revelación de los últimos meses ha sido el bloque Fortín de Piedra, operado por Tecpetrol –la petrolera del Grupo Techint–, que produce actualmente 7,4 millones de metros cúbicos diarios de gas. En mayo pasado, luego de la inauguración de un gasoducto que permite inyectar la producción de Fortín de Piedra al sistema troncal del país, Tecpetrol se propone alcanzar en 2019 un volumen de 16 millones de m3 diarios, es decir, el equivalente al 10 % de la producción total de gas del país.
Competitividad, exportaciones e infraestructura
Mientras tanto, con el foco puesto en mejorar la competitividad del sector, en enero de 2017 la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos (CEPH) y los sindicatos de trabajadores petroleros y del personal jerárquico de Neuquén, Río Negro y La Pampa firmaron una adenda al convenio colectivo, orientada a optimizar las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos no convencionales en la cuenca neuquina. Entre los puntos salientes, figuran el encuadramiento de todo el personal en la modalidad de contratación “a plazo determinado”, es decir, sujeta a interrupción o cancelación con el pago de la correspondiente indemnización; la flexibilización del régimen de horas extras que afecta a los trabajadores de los yacimientos; la eliminación de las “horas taxi” –período durante el cual los trabajadores permanecen en tráileres u hoteles, a disposición de la empresa– y la posibilidad de realizar en horario nocturno actividades de montaje, desmontaje y acondicionamiento de cargas en equipos de perforación.
Por otro lado, una de las consecuencias de la mayor disponibilidad de gas es el reinicio de las exportaciones de este recurso a Chile a partir del próximo mes de octubre, tal como acordaron el nuevo ministro de Energía argentino, Javier Iguacel, y su colega trasandina, Soledad Jiménez. Además, la operadora Gas Natural Fenosa está construyendo un nuevo compresor que permitirá ampliar la capacidad de transporte del Gasoducto del Pacífico que une los yacimientos neuquinos con la región chilena de Biobío, de los actuales 7,5 millones a 12,5 millones de m3 diarios.
Otro anuncio destinado a mejorar la logística de las operaciones en Vaca Muerta es la reactivación del Tren Norpatagónico. El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, confirmó que en el cuarto trimestre de este año tendrá lugar el llamado a licitación de la obra, a través del sistema de participación público-privada (PPP). Con un plazo de ejecución de cuatro años, la idea es renovar el tendido de 700 km que une el puerto de Bahía Blanca con la localidad rionegrina de Contralmirante Cordero y construir 83 km adicionales de vías férreas desde allí hasta Añelo, la localidad neuquina ubicada en el corazón de Vaca Muerta, a la que los más optimistas definen como la futura “Houston argentina”.