Las canciones que glorifican al narcotráfico, las armas y las drogas tienen más de 90 años en la cultura mexicana y hoy son popularizadas por los artistas de distintos géneros.
El reggaetón, el gangsta rap y los corridos son algunos de los géneros musicales en los que la delincuencia, lejos de ser repudiada, muchas veces tiene un lavado de cara y pasa a ser algo de lo que jactarse. Los corridos fueron más allá y derivaron en una ramificación especifica para el narcotráfico: los narcocorridos.
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Los narcocorridos son canciones especialmente dedicadas al narco, su poder, su negocio e incluso su muerte. Es la mayor expresión de la narcocultura, pero, ¿cuál es su origen? ¿Quién fue el primer narco que sirvió de inspiración?
De héroes revolucionarios a narcos
Para entender los narcocorridos hay que remontarse a los corridos: narrativas populares centradas en eventos políticos, militares, venganzas y relaciones sentimentales.
Tuvo su auge en la Revolución Mexicana (1910-1920), época de agitación política y guerra durante el intento de comenzar un proceso democrático posterior a la dictadura de Porfirio Díaz. De este período surgieron figuras prominentes de la historia como Francisco Madero, Venustiano Carranza y Francisco “Pancho“ Villa.

Los corridos funcionaron como una tradición poética que llevaba las novedades del conflicto, batallas y hazañas de los revolucionarios, principalmente de Pancho Villa, por todo México.
En las glorias de los relatos de la revolución, el narcotráfico encontró una década después su lugar para adentrarse en la cultura nacional. La década del 30 fue la primera vez en la que un corrido habló del tráfico de drogas y de narcotraficantes.
El primer narcocorrido, ¿de quién habló?
Contrario a lo que se piensa, el primer narcocorrido no se hizo en México, sino en Estados Unidos. En la ciudad de El Paso, parte del ya independizado y anexado Texas, José Rosales compuso “El Pablote” el 8 de septiembre de 1931, aunque hay indicios de que se escribió antes.
Rosales habla sobre Pablo González, un narco chihuahuense que adquirió relevancia y poder a principios del siglo XX. Además, en el mismo corrido se menciona la relación con Ignacia Jasso, más conocida como “La Nacha”, otra narcotraficante de la zona fronteriza con Estados Unidos.
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¿Quién era “El Pablote”?
Pablo “El Pablote” González se erigió durante las primeras décadas del 1900 como uno de los narcotraficantes más importantes de Chihuahua, Sonora y Sinaloa.
“El Pablote” y su pareja “La Nacha” dominaban los estados más importantes del norte y el oeste de México. Forjaron juntos su leyenda como pioneros, estableciendo un exitoso negocio de tráfico de opio y marihuana hacia Estados Unidos.
Durante un tiempo rivalizaron con la mafia china liderada por Sam Ching, que se había establecido en Ciudad Juárez, hasta que lograron asesinar a los 11 miembros de la organización asiática.

Tras eliminar a la competencia, aseguraron el control de la ciudad y una vía en El Paso, históricamente la localidad fronteriza estadounidense más importante para el narcotráfico mexicano. Allí establecieron una ruta de cocaína, heroína y marihuana, que eran vendidas a soldados norteamericanos que cruzaban la frontera hacia Juárez.
“El Pablote” se ganó la fama de ser “El Rey de la Morfina”, además de hacerse conocido por su violencia y carácter, pero él solamente era la demostración de fuerza de la asociación mientras que “La Nacha” administraba las rutas y el dinero.
Tras convertirse como un capo de gran nivel durante la década del 20 y alternar años de prisión y búsqueda de las autoridades, Pablo González murió el 1 de octubre de 1930, tras verse envuelto en un tiroteo con un policía en una cantina de Ciudad Juárez.
Un año más tarde la historia de su muerte le dio la inspiración al cantautor José Rosales para interpretar junto a Norverto González el primer narcocorrido de la historia y después la actualizó en “El nuevo corrido del Pablote”.
Ignacia “La Nacha” Jasso continuó hábilmente con el negocio hasta que en los 50 se lo heredó a sus cuatro hijos. Pabla González, una de las descendientes de González y Jasso, fue la madre de Héctor Ruiz González “El Árabe”, uno de los mayores narcotraficantes de la siguiente década.

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Contrario a lo que sucede hoy, los primeros narcocorridos buscaban dejar moralejas y mostrar que el narcotráfico no llevaba a nada bueno. Sería a partir de la década del 70 que esta ramificación del género comenzaría a ganar popularidad al mismo tiempo que glorificaba la vida y la muerte de los narcos.