El sistema navegable conformado por los ríos Paraguay y Paraná no solo es la principal vía de salida de las exportaciones agrícolas argentinas, paraguayas, bolivianas y de estados del sur de Brasil. Se ha convertido también en una ruta utilizada por el crimen organizado transnacional para transportar la droga hacia los mercados centrales.
“El sistema fluvial de los ríos Paraná y Paraguay parece haberse consolidado como puerta de entrada para el transporte de la cocaína fabricada en Bolivia y Perú, con destino a los mercados internacionales”, alertaba el informe 2021 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).
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Paraguay, un eslabón clave en la ruta del narcotráfico
Por su parte, un informe del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) reconstruyó la ruta del narcotráfico, a través de Paraguay. Camuflada en latas de pintura, arroz, carbón vegetal o soja, la droga sale por la Hidrovía rumbo a los mercados de consumo en el Primer Mundo.
La Fiscalía General de Colombia alertó que el espacio aéreo paraguayo es vulnerado por pequeñas avionetas procedentes de los departamentos bolivianos de Beni y Tarija. Estas aeronaves son difíciles de detectar debido a la carencia de radares en la zona del Chaco paraguayo, lugar en donde aterrizan. Desde allí, las cargas se colocan en camiones, que atraviesan el territorio paraguayo hasta los puertos de la vía fluvial.
Alerta, puertos europeos
En febrero de 2021, autoridades de la aduana del puerto de Hamburgo, en Alemania, decomisaron 16.174 kilos de cocaína, que habían llegado ocultos en latas de pintura acrílica, en contenedores procedentes de Paraguay. Fue la mayor cantidad de cocaína confiscada en Europa hasta ese momento.
El trasbordo en el puerto de Buenos Aires fue clave en esta operación, que se presume estuvo a cargo del Primeiro Comando da Capital (PCC) de Brasil.
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A fines de octubre de 2021, 4.178 kilos de cocaína pura fueron incautados en el puerto de Rotterdam, en los Países Bajos, escondidos en bolsas que transportaban granos de soja. El destino final del cargamento era Portugal.
Ese mismo año, la cadena británica BBC centró un informe en los llamados “recolectores de cocaína” del puerto de Rotterdam, que actúan como enlace con las cadenas de suministro de droga en Europa. Pueden ganar hasta unos 2.000 euros por cada kilo que descargan y no siempre sacan la cocaína del puerto. En ocasiones, la transfieren a otro contenedor señalado por las bandas con la complicidad de alguien dentro de la aduana.

Contenedores “contaminados”
La metodología utilizada es el denominado “rip-off” o “gancho ciego”, que consiste en la “contaminación” de contenedores sin que el dueño del envío se entere. Integrantes de estas bandas criminales violentan el precinto de la Aduana, introducen la droga y vuelven a cerrar el contenedor con un precinto falso.
Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), “para que este método sea exitoso, siempre habrá conspiración local, tanto en el país de origen o en el puerto de trasbordo, como en el país de destino”.
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El uso de la Hidrovía como vía de transporte de la droga sudamericana hacia otros países demuestra la vulnerabilidad de los controles aduaneros y la inacción o complicidad de actores locales en esta aceitada maquinaria delictiva.