El debilitamiento de las democracias y el derrumbe del orden mundial basado en reglas amenazan al planeta. En ese contexto, el analista estadounidense Evan Ellis conversó con DEF sobre los riesgos y desafíos que enfrenta nuestra región.
El avance de China y su alianza con gobiernos populistas contrarios a EE.UU., como los de Venezuela, Nicaragua y Cuba, compromete los intereses de Washington en la región. Mientras tanto, los regímenes autocráticos de Rusia e Irán sacan provecho de la situación para penetrar con su agenda anti estadounidense en el “patio trasero” de EE.UU..
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El experto del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra de EE.UU., Evan Ellis, advirtió sobre la “sinergia” entre Pekín, Moscú y Teherán. Lo hizo en el marco de una conferencia que brindó en el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI).

“China se está beneficiando de los embargos y sanciones contra Rusia e Irán, y estos países se benefician de China, al punto que se va derrumbando el orden mundial basado en reglas”, afirmó.
En el plano de América Latina, se mostró esperanzado por el gobierno de Javier Milei en Argentina. “Hay una reorientación de la política exterior, lo que se ve en su actitud hacia Israel y en la decisión de no ingresar al BRICS”, comentó. Y, en diálogo con DEF, añadió: “Se nota que es un hombre que busca liderar e inspirar con sinceridad, con espiritualidad y con ideas”.
Los riesgos digitales del avance de China
-¿Cuáles son los mayores riesgos que representa China en nuestra región en materia de seguridad y tecnologías digitales?
-Hay una amplia gama de riesgos. En primer lugar, la vulnerabilidad respecto de la toma de decisiones soberanas y consideraciones estratégicas, así como la debilidad para proteger informaciones comerciales sensibles. Por ejemplo, en las redes de telecomunicaciones 3G y 4G, Huawei tiene casi el 60% de toda la infraestructura de América Latina. La presencia de China también tiene que ver no solo con las “ciudades inteligentes”, sino con los sistemas de videovigilancia en negocios y empresas privadas, donde empresas como Hikvision y Dahua abastecen una cantidad importante de equipos y no hay seguridad de dónde va la información que captan sus cámaras. También se aprovechan de otras oportunidades digitales, como ocurre con el recorrido de los taxis Didi o qué captan los escáneres Nuctech de los contenedores que entran y salen de la Aduana, por mencionar algunos riesgos. Los chinos ya tienen infraestructura digital en todas partes y pueden captar información para su uso y beneficio.
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-¿Cómo impacta esta presencia china en nuestros países?
-Se abre una caja de Pandora de vulnerabilidades que tienen que ver con la protección de la soberanía de los países. Los tomadores de decisiones enfrentan dificultades para mantener los secretos y la confidencialidad de sus acciones, y están expuestos a chantajes por cuestiones personales. Hay que recordar la historia de los últimos 40 años, durante los cuales los chinos buscaron activamente conseguir transferencia tecnológica. Así llegaron a tener una posición muy fuerte en industrias como la de los autos eléctricos, energía fotovoltaica o eólica. Todo eso tuvo que ver, en parte, con la apropiación de tecnología europea y estadounidense. En ese contexto, si quiere dejar de ser un proveedor recursos naturales y agregar valor a sus exportaciones, es estratégico para América Latina proteger sus secretos e información comercial.
La sinergia entre China, Rusia e Irán en América Latina
-¿Qué diferencias percibe entre el avance de China y la presencia de Rusia e Irán en la región?
-La naturaleza de cada uno de los tres actores es distinta. A largo plazo, la amenaza más grande es China por su poder económico y su alcance en sectores militares estratégicos, como el digital y el espacial. Rusia no tiene este alcance, aunque tiene presencia en el mercado militar y en el de los hidrocarburos y la venta de fertilizantes. Tampoco Irán tiene el alcance que tiene China.

Sin embargo, Rusia e Irán están dispuestos a ciertas conductas agresivas que China hoy no está dispuesta a hacer. A corto plazo, por ejemplo, Rusia e Irán podrían estar dispuestos a vender misiles, barcos y drones de ataque a Venezuela. La ironía es que Rusia e Irán no tendrían ese tipo de aliados si no fuera por el dinero de China, que sostiene a esos regímenes y se beneficia de esta colaboración. Entonces, hay una sinergia no intencional entre los tres países.
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-Si hubiera una guerra entre EE.UU. y China, ¿qué acciones podrían tomar Rusia e Irán?
-Tal como sucede con Corea del Norte e Irán apoyando hoy a Rusia contra Ucrania, con drones y con misiles, si hubiera una guerra entre China y EE.UU., Rusia e Irán podrían recurrir a acciones distractivas en América Latina. Tenemos que pensar en esa amenaza combinada. Hay que monitorear los desafíos que representa cada actor en sus propias condiciones y sus propios objetivos; y entender los peligros estratégicos de las sinergias intencionadas y no intencionadas entre ellos en tiempos de guerra y en tiempos de paz.