La investigación del sorpresivo y violento ataque perpetrado por Hamas a principios de octubre sigue su curso a pesar de la escalada en el conflicto. Confirmado por Roni Kaplan, capitán y portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, las autoridades detectaron píldoras de Captagon en los soldados de la agrupación que atacaron territorio israelí el pasado 7 de octubre ¿Qué es Captagon y por qué es popular entre las agrupaciones paramilitares islámicas?
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Origen y actualidad de Captagon, la “cocaína de los pobres”
El nombre comercial es Captagon, sus componentes no son una novedad y con el tiempo se denominó a esta droga como “la cocaína de los pobres”. Originalmente producida con anfetamina y teofilina, se comenzó a producir en Alemania en 1960 para el tratamiento de la hiperactividad, la narcolepsia y la depresión.
Prohibida mundialmente en la década del ‘80 por su componente altamente adictivo, se popularizó en Medio Oriente y, según estudios del Newlines Institute for Policy and Strategy, es el principal financiamiento del gobierno sirio. De hecho, su producción hoy supera a la de los carteles mexicanos.
Además de estos estudios, reportes de las guardias costeras de varios países vecinos, incluyendo Italia y Jordania, así como investigaciones realizadas por The New York Times y The Guardian, el Proyecto de Reporte de Corrupción y Crimen Organizado (OCCR), y el Centro de Análisis e Investigaciones Operacionales (COAR), apuntan al gobierno con sede en Damasco como un beneficiario de la comercialización de esta droga.
La investigación del New York Times rastrea la ruta del Captagon hasta la familia de Bashar al-Assad, el actual presidente de Siria. Este lleva 23 años en el poder y es el sucesor de su padre, quien había gobernado desde 1971 hasta su muerte en el año 2000.
Especialistas sugieren que los 12 años de guerra civil, sus 600.000 muertos y las sanciones internacionales encabezadas por Estados Unidos y la Unión Europea, pusieron a Siria en una situación complicada. Y justamente, la venta de esta droga en forma de píldoras –que reportó ganancias por más de 5.700 millones de dólares en 2021– surgió como un medio alternativo de financiación para el país.

Creciente popularidad en Medio Oriente, entre guerra y hambre
La enorme cantidad de guerras desgastó a una sociedad que no puede vivir períodos de paz y estabilidad sin el estallido de un nuevo conflicto. La aparición y caída del ISIS, el conflicto palestino-israelí, la guerra civil en Siria, el resurgimiento de los talibanes en Afganistán tras el retiro de Estados Unidos, son algunos de los eventos marcados por la destrucción, la sangre y la difícil realidad de millones de personas que siguen en el territorio e intentan rearmar sus vidas, algunos de forma legítima y otros por medio del narcotráfico.
El complejo contexto que envuelve la región, dio lugar al tráfico de drogas sin mayor oposición y a veces hasta con el apoyo de los propios gobiernos, como se puede observar en Siria.
Caroline Rose, investigadora del Newlines Institute for Policy and Strategy reveló que el Captagon capta distintos perfiles de consumidores, ya que puede generar desde la inhibición del hambre y el sueño hasta efectos secundarios que desencadenan en comportamientos violentos. Ahí es cuando aparecen las organizaciones terroristas.
El arma preferida de Hamas y Hezbollah
En los últimos días, trascendió el resultado de la autopsia de los cuerpos de los asaltantes de Hamas que atacaron Israel. En ella se detectó la presencia de píldoras de Captagon y se especula que se usó para desinhibir los comportamientos violentos y hacerlos menos impresionables ante los resultados de sus propios actos: mataron a más de 1.400 israelíes y desencadenaron una nueva guerra en Medio Oriente.
No es la primera vez que se menciona esta droga y se la relaciona con el terrorismo. Hezbollah fue acusada en 2022 de intentar introducirla al mundial de fútbol con sede en Qatar y dos años antes fueron declarados culpables de querer comercializar 84 millones de píldoras en el puerto italiano de Salerno, cargamento valuado en torno a los mil millones de dólares.

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Estos hechos valieron para que la comunidad internacional comience a pensar que El Líbano se convirtió en un narcoestado al igual que Siria y que con las ganancias del narcotráfico se financian las operaciones, no solo de Hezbollah, sino de otras organizaciones, como trascendió recientemente con Hamas.




