La reversión del sentido del flujo del gas permitirá llevar la producción de Vaca Muerta a las provincias del norte argentino. ¿En qué consiste la obra y cuáles son los tiempos previstos?
La inauguración del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GNK), en julio de 2023, fue anunciada con bombos y platillos como un primer paso para reducir la dependencia de las importaciones de gas. Ahora queda por resolver un segundo “cuello de botella” para frenar el drenaje de dólares: la reversión del flujo del Gasoducto Norte, que permitía transportar el gas boliviano hacia nuestro país.
En el marco de la audiencia pública sobre la readecuación del cuadro tarifario del gas, el Gerente de Planeamiento y Control de Gestión de Transportadora de Gas del Norte (TGN), Guillermo Aníbal Canovas, hizo referencia a la situación. “Las inyecciones de gas de la cuenca norte y las procedentes de Bolivia vienen mermando en los últimos años a niveles que ponen en riesgo el abastecimiento de gas a las provincias del norte de nuestro país. Por lo tanto, se hace imprescindible reemplazar dicha provisión con gas de producción nacional”, señaló.
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El riesgo de desabastecimiento es consecuencia del carácter interrumpible que tendrá, a partir de este año, el gas procedente desde Bolivia. Así lo acordaron Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y Energía Argentina (ENARSA), al suscribir la última actualización del contrato de compraventa entre ambas empresas estatales. Para sustituir ese flujo se hace necesario avanzar, contrarreloj, con las obras del Gasoducto Norte, que –según se estima– permitirán ahorrar unos u$s1.960 millones de importaciones.
¿En qué consiste la obra de reversión del gasoducto?
“La reversión del Gasoducto Norte permitirá llevar el gas de Vaca Muerta a las industrias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy, así como la conexión de hogares a las redes de gas natural y el desarrollo a escala de nuevas actividades industriales, especialmente la minería de litio”, informa ENARSA, contratista del proyecto.

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La obra consiste, fundamentalmente, en la construcción de un nuevo ducto entre Tío Pujio y La Carlota, en la provincia de Córdoba. La extensión de esa infraestructura, que unirá ambas plantas compresoras, tendrá una extensión de 122 kilómetros y contará con caños de 36 pulgadas de diámetro. Además, se deberán realizar dos loops –ampliaciones– de 62 kilómetros, junto a la traza del Gasoducto Norte, y la reversión del sentido de la inyección de gas en otras cuatro plantas compresoras, ubicadas en Ferreyra y Deán Funes (Córdoba), Lavalle (Santiago del Estero) y Lumbreras (Salta).
El costo de las obras y los tiempos que apremian
Las obras demandarán una inversión de 710 millones de dólares, de los cuales 540 millones procederán de un crédito otorgado por la Corporación Andina de Fomento (CAF). De los restantes 170 millones, ya se desembolsaron 70 millones para la compra de caños y válvulas. Los fondos fueron aportados por CAMMESA, la compañía administradora del mercado mayorista eléctrico. Resta por definir el aporte de los restantes 100 millones de dólares.

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En una primera instancia, estaba previsto que la obra concluyera en mayo de 2024. Sin embargo, dilaciones en la adjudicación de las licitaciones y el cambio de gobierno alteraron el cronograma. Los retrasos en la reversión del Gasoducto Norte obligarían a importar gas nuevamente en invierno desde la propia Bolivia, como viene sucediendo desde 2006, o incluso desde Chile, como ya ocurrió entre 2016 y 2021.