Los desiertos cubren aproximadamente 36 millones cuadrados de kilómetros de la superficie de la tierra. Afectan a una población de 1.2 billones de personas en más de 100 regiones. Un problema global que amenaza el desarrollo, pero que Israel demostró que se puede solucionar. El Fondo Nacional Judío jugó un papel protagónico en los avances sobre el desierto y aún hoy continua esa tarea en Israel y en otras regiones del mundo. Por Patricia Fernández Mainardi
Miles de años atrás, durante el período glacial, fuertes tormentas levantaron nubes de polvo de la parte más seca del planeta hacia el área norte del Néguev. La arena barrida por el río Nilo comenzó a cubrir el desierto de Sinaí y el Neguev occidental. Las tormentas de lluvia de ese período llenaron con agua los estratos subterráneos del Sahara y de la región.
Tiempo atrás, el desierto de Néguev, al sur de Israel, era un lugar inhóspito y con escasos recursos naturales. Estas características dificultaron, en el pasado, el nacimiento de ciudades. Para ese territorio, que abarca más del 60% del total de tierras de Israel, era crucial fomentar desarrollo. Para ese territorio, que abarca más del 60 por ciento del total del territorio israelí, era crucial fomentar su desarrollo.
David Ben Gurión fue uno de los impulsores de un proyecto de desarrollo económico y demográfico en la zona, incluso dejó escrito que “la capacidad de Israel para la ciencia y la investigación será probada en el Néguev”.
Prioridad para el gobierno
Mientras Israel avanza hacia su sexta década de vida independiente como nación, el Néguev sigue siendo la región con el nivel más bajo de desarrollo y población.
El 31 de marzo de 2005, el gobierno de Israel aprobó el desarrollo y fortalecimiento del Néguev, convirtiéndolo en la principal prioridad de ese país, junto con el mejoramiento de la calidad de vida y el desarrollo de una comunidad que contribuya activamente.
Entre las metas que el gobierno ha estipulado alcanzar hacia el año 2015 en esa región, se destacan: incrementar la población en un 70%, aumentar el empleo en un 83%, reducir las brechas en el ingreso per cápita e incrementar el número de estudiantes en la Universidad Ben Gurión del Néguev.
Tecnología israelí
Israel es hoy el modelo a seguir por otros Estados con respecto a su avance sobre el desierto. Científicos y profesionales han trabajado para cambiar el paisaje y, hoy, lo que fue alguna vez desierto, es bosque, y donde hubo paisajes estériles, la flora y fauna son protagonistas.
Dado que los desiertos carecen de agua, la cuestión de su abastecimiento juega un rol clave en dar marcha atrás el avance de la desertificación y la cosecha agrícola en regiones áridas. Uno de los principales recursos de agua para el Negev es la tubería de desagüe reciclada desde Tel Aviv. Mientras que muchos otros países vierten el agua reutilizable al mar, en Israel, es utilizada para agricultura y riego. Además de la tubería, el agua de inundación es desviada a través de un sistema único de bombeo y canales para ser usada en el riesgo.
En la actualidad, los investigadores han avanzado también en el uso del agua salina de reservorios subterráneos para riego. El agua salada de esos estratos sirve para la irrigación de plantas que toleran la salinidad, tales como los dátiles, olivos, granadas y árboles sin fruta que pueden ser usados como madera, tales como el tamarisco, así como también árboles cuya fruta puede usarse para producir aceite, como la jojoba.
A partir de este riego, la cantidad de agua segregada por las hojas se reduce y el árbol ahorra agua y es capaz de crecer aún en regiones relativamente secas. Por otro lado, la sombra proveída por los árboles plantados en extensiones arenosas reduce la evaporación de la poca lluvia que cae en el desierto.
Desafío para el futuro
Durante la última cumbre en Copenhague se dejó en claro que la mayoría de la energía de Israel es producida por petróleo y carbón, sin embargo, Israel contrarresta la emisión de dióxido de carbono producidas por esas industrias, gracias a los esfuerzos de forestación.
Con este aporte, Israel reduce las cantidades de carbono, ya que son absorbidas por los bosques. En este sentido, son de vital importancia los planes de expansión de las plantaciones y los bosques en el Néguev.
La plantación de esa vegetación, no sólo ayudará a regular la cantidad de carbono en la atmósfera y traerá beneficios económicos, también servirá como base para la investigación.
En el encuentro denominado “Calentamiento Global: ¿nuestro futuro en peligro?”, llevado a cabo en la Universidad de Tel Aviv, se planteó que en los próximos años habrá menos días de lluvia, menor cantidad anual de precipitaciones y menos nieve en el Golán y Jerusalén. A la vez, habrán olas de calor más extremo.
Hay que destacar que el último decenio fue el más cálido en el mundo. En Israel, la lluvia será un problema, para los especialistas caerá menor cantidad, pero en mayor intensidad, causando inundaciones. Los cambios en el régimen de lluvia en Israel, ya de por si un país con poca agua, pueden influenciar negativamente en las reservas de agua.
Una ONG ecológica
Hay una entidad, el Keren Kayemet Leisrael, que ha permanecido fiel a la visión de Ben Gurion, y que sigue aplicando su pericia para mejorar la vida de los habitantes del Néguev.
De alguna manera, KKL (el Fondo Nacional Judío) es el responsable de la modificación en el paisaje de la Israel de 140 años atrás a la de hoy.
Si bien el gobierno de Israel adoptó una política estratégica de promoción para un desarrollo masivo, KKL tiene la significativa misión de convertir esa política en realidad.
Las actividades del KKL en el Néguev han sido siempre extensivas. En el marco de “Néguev 2015” se busca, entre otras metas: crear nuevas rutas y atracciones que faciliten la llegada de turistas; rehabilitar los suelos para agricultura y granjas, parques urbanos e infraestructura para nuevos zonas de trabajo en las ciudades; la instalación de nuevos reservorios de agua reciclada para proteger el medio ambiente y suministrar agua para cultivos; retener aguas pluviales para riego de viñedos y olivares; la preservación de suelos a través de plantaciones, prevención de la desertificación y control de la erosión; y el apoyo a estaciones regionales de investigación y desarrollo en zonas periféricas, con el objetivo de aplicar los resultados de esas investigaciones para mejorar la calidad de los productos y ofrecer nuevas fuentes de trabajo.
En definitiva, KKL facilita el intercambio con otros países. Por ejemplo, recientemente la comunidad judía de Córdoba pudo plantar 10.000 árboles que fueron sumados a los 60.000 del bosque argentino creado en Yatir, en el Néguev de Israel, a 40 kilómetros de Beersheba, la principal ciudad de la región. En este mismo sentido, en conmemoración a Mercedes Sosa, el KKL promovió la plantación de un bosque en su memoria, por un lado en su provincia natal, Tucumán, y por otro lado, en el desierto del Néguev.
Estos son solo dos ejemplos del trabajo conjunto que promueve el KKL, organización que durante los más de 110 años de historia que posee ya lleva plantados cerca de 250 millones de árboles, 40.000 hectáreas de bosques naturales rehabilitados y conservados, 150.000 hectáreas protegidas de la salificación, destinadas a la agricultura. Estos son solo algunos de los logros que se suman a otros similares llevados a cabo por esta importante ONG en un país de tan solo 22.145 kilómetros cuadrados.