En el barrio de Colegiales, el Museo Fotográfico Simik atesora más de 2300 cámaras y accesorios. Declarado de “Interés Cultural” por la Legislatura de La Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 2005, recibe un centenar de personas por día. En el día Mundial de la Fotografía, DEF recorrió este espacio y conversó con su fundador, Alejandro Rubén Simik.
Hasta 2001, el ahora Museo Fotográfico Simik (60) era un bar convencional que tenía mesas de billar. En un contexto de gran decadencia económica, Alejandro Simik comenzó a adquirir cámaras antiguas que compraba en el Mercado de las Pulgas. De a poco, fue armando vitrinas en el bar con distintos momentos de la fotografía que, hoy, ya suman más de 2500.

“Mi primer contacto con el mundo de la fotografía fue a los 28 años, cuando trabajaba de bombero. En aquel momento, me especialicé en Investigación y Pericias de Incendios, disciplina para la que necesitaba un soporte fotográfico porque retrataba el lugar del incendio para llegar al origen y a posibles causas del fuego”, recuerda Simik que, con el tiempo, empezó a capacitarse hasta que se convirtió en fotógrafo profesional. Amante de las cámaras de madera del año 1900, para Simik, “el secreto de una buena fotografía es dosificar la luz”. Y agrega: “A pesar de los avances tecnológicos de las últimas décadas, la fotografía analógica como hobby está creciendo a pasos agigantados”.
“El secreto de una buena fotografía es dosificar la luz”

Ubicado sobre la Avenida Federico Lacroze 3901, el museo recibe un centenar de personas por día. La entrada es libre y gratuita. Los días martes, jueves, viernes y sábado, ofrece conciertos de jazz en vivo, y sus puertas están abiertas a cualquier fotógrafo que desee exponer sus trabajos allí. Parte de sus objetivos es la transmisión didáctica, visual y técnica de la evolución de la fotografía y las cámaras fotográficas desde sus inicios para que cualquier persona pueda disfrutar de él.
“A pesar de los avances tecnológicos de las últimas décadas, la fotografía analógica como hobby está creciendo a pasos agigantados”.

Las vitrinas exhiben los distintos modelos de esta técnica artística que nació a mediados del siglo XIX y que fue evolucionando junto a los avances tecnológicos. Sin ir más lejos: hace 180 años, el 19 de agosto de 1839, Luis Daguerre presentó ante la Academia de Ciencias de Francia el daguerrotipo, que permitía capturar una imagen a través de un proceso químico. Desde entonces, se estableció esa fecha como el día Mundial de la Fotografía.