El flamante primer ministro Paolo Gentiloni aseguró que su Gobierno estaba preparado para apoyar al atribulado sector bancario del país y que quería más ayuda de la Unión Europea para abordar el tema de los inmigrantes.
“Quiero decir muy claramente que el Gobierno está dispuesto a intervenir con el fin de garantizar la estabilidad de los bancos y los ahorros de los ciudadanos”, dijo a la Cámara de Diputados.
Monte dei Paschi di Siena, el tercer mayor prestamista de Italia, sigue adelante con un último intento por recaudar 5.000 millones de euros que necesita del mercado para permanecer a flote.
Sus posibilidades de éxito parecen escasas y seguramente el Estado deba intervenir, dicen banqueros. Un colapso de la entidad amenazaría los ahorros de miles de italianos y podría tener repercusiones en todo el sector, que carga con 360.000 millones de euros de préstamos dudosos, un tercio del total de la zona euro.
Gentiloni reemplazó a Matteo Renzi, quien renunció la semana pasada luego de que los italianos rechazaran en un referendo su propuesta para una reforma constitucional. El ex canciller de 62 años seguramente no enfrente una tarea fácil. Fue criticado por la oposición y hasta por medios cercanos al Gobierno luego de que reconfirmó a casi todos los ministros de la gestión previa.
Gentiloni necesita ganar votaciones de confianza en ambas cámaras del Parlamento para ejercer su cargo. La primera votación el martes debería ser rápida en Diputados, donde la centroizquierda tiene una mayoría. Pero el miércoles podría verse en problemas en un fragmentado Senado, después de que un pequeño partido de centroderecha que apoyaba a Renzi dijo que no respaldará al nuevo primer ministro.
En su discurso del martes, Gentiloni dijo que continuaría las batallas de Renzi con la UE, presionando por normas fiscales flexibles y más cooperación para hacerse cargo de los miles de inmigrantes que llegan a las costas italianas desde África y Oriente Medio.
Con la promesa de “una posición muy clara” en una cumbre de la UE en Bruselas el jueves, Gentiloni dijo que “no era aceptable” que el bloque sea “demasiado severo en algunos aspectos de la austeridad y demasiado tolerante con países que no muestran una responsabilidad común sobre la inmigración”.