El gobierno de Bolivia presentó este miércoles un plan integral contra el narcotráfico, especialmente el tráfico de cocaína, que contempla la cooperación con Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
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Bolivia apuesta a la cooperación internacional contra el narcotráfico
El anuncio del nuevo plan de seguridad estableció que Bolivia no puede combatir el narcotráfico de forma aislada, dado que la producción de hoja de coca supera los niveles necesarios para usos tradicionales.
Frente a este escenario, el gobierno boliviano amplió sus reuniones con Estados Unidos, la Unión Europea, la ONU y agentes policiales de Brasil; y, ahora, espera la llegada de personal especializado en la lucha contra las drogas para fortalecer las líneas de acción conjunta.

El ministro de Gobierno del flamante presidente Rodrigo Paz, Marco Antonio Oviedo, criticó la política del expresidente Luis Arce, por su “permisividad” en la erradicación de cultivos y la falta de coordinación con organismos internacionales, lo que, según él, debilitó la capacidad estatal para enfrentar las redes criminales.
La nueva estrategia incluye utilizar datos actualizados del Informe de Monitoreo de Cultivos de Coca 2024 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que evidencian un aumento de la producción potencial de cocaína y la expansión de cultivos en zonas legales e ilegales.
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La grave situación de Bolivia frente al cultivo de coca
El último reporte de la UNODC alertó sobre el incremento de la superficie total de cultivos de coca en Bolivia. En 2024 se alcanzaron las 34.000 hectáreas, un aumento del 10% frente a los registros del año anterior.
Este número infringe el límite legal de 22.000 hectáreas que la legislación boliviana autoriza para usos tradicionales de la coca, lo que evidencia un crecimiento por encima de lo permitido.

La mayor parte de los cultivos se concentró en la región de Los Yungas de La Paz, con más de 19.000 hectáreas mientras que el Trópico de Cochabamba, una zona históricamente afectada por la producción de coca y vinculada a Evo Morales, registró cerca de 14.275 hectáreas, el incremento más fuerte del área cultivable en Bolivia, cercano al 18%.
De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, solo una fracción relativamente pequeña de la producción potencial de hoja de coca se comercializó legalmente, mientras que el resto terminó en el mercado ilegal, lo que podría llegar a los proveedores de organizaciones criminales.
El hecho de que Bolivia comience a utilizar el informe de la UNODC implica un paso significativo a la hora de abordar la problemática del cultivo de coca a nivel local y afectar su rol estratégico en las rutas transnacionales del tráfico de cocaína.




