โEl desarrollo sustentable nos conduce a pensar de manera innovadora,
a inventar un nuevo pacto social entre el hombre y el medio ambiente
y a elaborar las bases de un renacimiento humanista para el siglo XXIโ.
Vincent Clรฉment, geรณgrafo de la รcole Normale Supรฉrieure (ENS) de Lyon
Recurrente en la idea de instalar en la agenda pรบblica aquellos temas urgentes que, lamentablemente, llegan a la primera plana de los diarios reciรฉn cuando la catรกstrofe es inmanejable, DEF vuelve a poner en la vidriera el tema ambiental. Esta vez lo hacemos a travรฉs de un anรกlisis del rol que le cabe a la sociedad civil en la mitigaciรณn y en la prevenciรณn de los efectos del calentamiento global.
El deterioro del planeta y la necesidad de hacer frente a los nuevos desafรญos climรกticos provocan la intervenciรณn creciente de ONG dedicadas a las cuestiones del medioambiente y el compromiso ecolรณgico de figuras que descuellan en otros รกmbitos, pero se vuelcan con fervor a esta causa, conscientes de la fuerte tensiรณn provocada por las dificultades para lograr un desarrollo sustentable tanto en la regiรณn como en el mundo entero.
Ya en enero de 2010 dรกbamos cuenta, en estas mismas pรกginas, del riesgo global del cambio climรกtico, tras el fracaso de la Cumbre del Clima desarrollada en Copenhague, en la que apenas se logrรณ establecer un conjunto de intenciones carentes de cualquier compromiso serio. โNo hay un mundo Bโ, decรญamos entonces, parafraseando una de las mรกs reconocidas pancartas de los manifestantes que se habรญan dado cita en la capital danesa. Hoy, muchos meses mรกs tarde, se mantiene esa incontrastable realidad, seguramente acentuada por la crisis econรณmica global, que en tรฉrminos reales siempre afecta las โprioridadesโ que mucho tienen de discurso y poco de compromiso vital.
Tomemos en cuenta algunos datos que nos deben llamar a la reflexiรณn. De acuerdo con la Organizaciรณn Meteorolรณgica Mundial (OMM), 2010 fue el aรฑo mรกs cรกlido desde que se realizan mediciones climรกticas instrumentales, con un promedio de temperatura de 14,5ยบ C. A este dato, de por sรญ alarmante, se suma la informaciรณn que indica que los รบltimos diez aรฑos (2001-2010) fueron mรกs cรกlidos que la dรฉcada anterior (1991-2000) en aproximadamente 0,2 grados centรญgrados. Por otra parte, un informe del prestigioso Centro Hadley, del Reino Unido, alertรณ acerca de que las temperaturas mundiales podrรญan aumentar 4ยบ C para mediados de la dรฉcada de 2050 si se mantienen las tendencias actuales de emisiones de gases de efecto invernadero.
โEstamos condenados a este cambio climรกtico. Es posible que en los prรณximos aรฑos se logre estabilizar las emisiones de los gases de efecto invernadero, pero los niveles de temperatura continuarรกn elevรกndoseโ, asegurรณ el investigador estadounidense Gerald Meehl, director del Departamento de Dinรกmica Global del Centro Nacional de Investigaciones Atmosfรฉricas en Boulder (Colorado). Este cientรญfico explicรณ, a partir de los estudios realizados en esta materia, que el calentamiento global incluirรก etapas de interrupciรณn en el futuro, pero aclarรณ que โesos perรญodos probablemente durarรกn una dรฉcada y el calentamiento luego se reanudarรกโ.
Por su parte, el experto brasileรฑo Heitor Matallo, coordinador para Amรฉrica Latina de la Convenciรณn de Naciones Unidas sobre la Lucha contra la Desertificaciรณn, seรฑalรณ que actualmente 3,5 millones de hectรกreas en todo el planeta estรกn ocupadas por zonas desรฉrticas. Esta cifra representa el 25% de la masa terrestre y amenaza el sustento de mรกs de 1000 millones de personas en 100 paรญses. Se calcula que el 20% del alimento mundial se produce en zonas รกridas y que de continuar esta tendencia, por efecto de la desertificaciรณn, en 25 aรฑos se dejarรญa de producir el 30% de los alimentos. Matallo precisรณ que en Amรฉrica Latina existen 80 millones de personas que viven en las regiones รกridas y semiรกridas, donde sufren los problemas propios del deterioro de los recursos naturales.
Al desglosar responsabilidades por la contaminaciรณn del planeta, debemos considerar que las zonas urbanas, que ocupan solo el 2% de la superficie terrestre y donde reside la mitad de la poblaciรณn del planeta, generan el 70% de los gases de efecto invernadero. Un informe de la agencia ONU Hรกbitat indicรณ que las urbes enfrentan un panorama muy difรญcil, que provocarรญa el desplazamiento de 200 millones de personas hacia 2050. El director ejecutivo de la organizaciรณn, Joan Clos, asegura que para mitigar este fenรณmeno existen รบnicamente dos alternativas: generar energรญas no contaminantes o consumir menos energรญa. Para conseguir reducir el consumo, habrรญa que tomar tres decisiones: cambiar los motores de combustiรณn interna por motores elรฉctricos, que generen su energรญa a partir de fuentes renovables; renovar las viviendas para hacerlas energรฉticamente mรกs eficientes; y โvivir mรกs pegaditos para poder realizar la mayor parte de nuestros desplazamientos consumiendo menos energรญaโ.
Estas son solo algunas de las graves consecuencias que acechan al planeta. La capa de ozono y el efecto invernadero, la lluvia รกcida y la desertificaciรณn, la erosiรณn, la pรฉrdida de la biodiversidad y el incremento de los residuos tรณxicos y peligrosos son conceptos que repiten a diario cientรญficos e investigadores de ONG ambientalistas del mundo entero, alertando sobre la situaciรณn actual y el compromiso del futuro.
Como ya dijimos, a esta situaciรณn se le agrega el problema adicional que conlleva la crisis econรณmica que amenaza al mundo desde 2008. Es allรญ donde las organizaciones civiles juegan cada dรญa un papel mรกs trascendente, tanto en la participaciรณn en la toma de decisiones como en el contralor y en la construcciรณn de polรญticas pรบblicas sustentables. Pareciera que de eso se trata, de lograr la sustentabilidad de las decisiones que involucran al quehacer humano, entendiendo esto como la factibilidad de lograr satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la posibilidad de atender las necesidades del futuro.
Hay un concepto que hoy logra aunar las dimensiones econรณmica, social y ecolรณgica del problema que nos ocupa: es el de โdesarrollo sostenibleโ, empleado por primera vez en 1987, en el documento conocido como โInforme Brundtlandโ, que en 1992 se asumirรญa como Principio Nยฐ 3 en la Declaraciรณn de Rรญo. Este importante concepto procura introducir la necesidad de un tรฉrmino medio en los costos humanos y medioambientales del progreso y del desarrollo de las naciones. Procura poner lรญmites tanto al sacrificio desmedido en funciรณn del futuro, como a la necesidad de evitar amenazar las condiciones futuras de la humanidad. Es aquรญ donde juegan un rol fundamental los actores sociales, esos que dรญa a dรญa se involucran en la temรกtica ambiental. Es evidente que los grandes intereses corporativos y las obligaciones mediatas de los gobiernos y funcionarios โresponsables de dar soluciones a problemas cotidianos acuciantesโ deben tener un contrapeso y un contralor verdadero por parte de la sociedad civil. Es allรญ donde juegan un papel muy importante los รญconos sociales que se atreven a liderar la difusiรณn y la toma de conciencia acerca de una problemรกtica tan compleja.
En el mundo son numerosas las personalidades que han asumido un compromiso profundo con la causa del planeta. Podemos citar los casos de Al Gore, ex presidente de EE. UU. que se ha convertido en un activista de la lucha contra el cambio climรกtico y obtuvo en 2007 el Nobel de la Paz; Arnold Schwarzenegger, quien desde su cargo de gobernador de California impulsรณ el desarrollo de las energรญas renovables y el ahorro energรฉtico; y el actor Johnny Depp, quien decidiรณ equipar la isla caribeรฑa que adquiriรณ en 2006 con un sistema de energรญa solar. Nuestro paรญs no es la excepciรณn: en las prรณximas pรกginas podrรกn conocer detalles de un proyecto que merece ser destacado, la fundaciรณn R21 del ex Soda Stereo, Charly Alberti, que se propone contribuir a la educaciรณn de las nuevas generaciones en el uso racional de los recursos de nuestro planeta y con quien realizamos una larga entrevista en esta ediciรณn.
En nuestro paรญs son muchas las organizaciones que vienen trabajando desde hace tiempo en una nueva agenda ambiental. La Fundaciรณn Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Greenpeace y la Fundaciรณn Vida Silvestre son solo algunos ejemplos de este compromiso con el mundo que nos rodea. Con un enfoque propositivo, estas organizaciones contribuyen a la elaboraciรณn de polรญticas pรบblicas que promueven, entre otras cuestiones, la diversificaciรณn de nuestra matriz energรฉtica con una mayor participaciรณn de las fuentes renovables, la planificaciรณn territorial, la conservaciรณn de los ecosistemas marinos y terrestres, la defensa de nuestros bosques nativos, la protecciรณn de nuestros glaciares y la gestiรณn responsable de las principales cuencas hรญdricas de la Argentina.
Las grandes vulnerabilidades a las que se encuentra expuesto nuestro ecosistema se ven potenciadas por el aumento de la poblaciรณn del planeta, fenรณmeno รญntimamente ligado a las mejoras sociales que empujan a la incorporaciรณn de millones de personas al consumo de nuevos bienes y servicios. Ello deja al descubierto una multiplicaciรณn geomรฉtrica del problema ambiental a un ritmo cada vez mรกs veloz.
Los dirigentes sociales involucrados coinciden en algunas acciones bรกsicas a desarrollar de inmediato para enfrentar la crisis:
โข Debemos tomar conciencia de que la problemรกtica ecolรณgica no tiene lรญmites precisos ni fronteras y que solo puede ser afrontada a travรฉs de una visiรณn inteligente y abarcadora de las dimensiones polรญtica, social y empresaria.
โข Hoy, la tarea fundamental de las ONG es comunicar para afuera, es decir, abandonar el cรญrculo cerrado de otros ecologistas para dedicarse a convencer e informar a nuevos adeptos a sumarse diariamente a esta justa causa. Que ellos comprendan a fondo la problemรกtica para transformarse en trasmisores confiables de las nuevas conductas a adoptar, tanto en lo individual como en el marco social.
โข El contralor fundamental debe realizarse sobre las polรญticas de mediano y largo plazo, muchas veces descuidadas por dirigentes polรญticos y econรณmicos, apresurados por obtener resultados que consideran imprescindibles pero que generan cuentas que exceden totalmente lo econรณmico, cumpliendo el viejo dicho que dice que โlo que se puede pagar siempre es baratoโ y generando daรฑos irrecuperables, que formarรกn parte del โdebeโ con el que las nuevas generaciones deberรกn enfrentarse, en un desafรญo aรบn mรกs complejo que el que hoy nos ocupa.
โข Encarar nuevas prรกcticas de consumo responsable que tiendan al reciclaje y a la reutilizaciรณn de aquellos productos que no son biodegradables, poniendo el eje en un modelo de sociedad sustentable y respetuosa del entorno natural.
Nuestro deber es dejar a las nuevas generaciones el potencial necesario para que ellas puedan construir un futuro mรกs sano y sustentable.
ยกEl futuro es hoy!