Consumado el ingreso de Finlandia, Suecia se encuentra en los últimos esfuerzos para entrar a la OTAN, pero los viejos resquemores con Hungría evitan la aprobación final.
Finlandeses y suecos habían coordinado su ingreso a la Alianza Atlántica como parte de una estrategia regional contra Rusia, para que no se desate una nueva guerra como sucedió en Ucrania.
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En DEF te contamos cómo se dio el último ingreso a la Alianza Atlántica y qué sucede en la relación entre Estocolmo y Budapest.
La llegada de Finlandia a la OTAN
Tras el fracaso en la adhesión de Ucrania y la guerra que se desató con Rusia, la OTAN vio en Finlandia la continuación de la expansión en Europa. Las continuas amenazas de Vladimir Putin y el peligro por la frontera de 1.340 kilómetros que comparten, obligó a los finlandeses a considerar una unión para proteger su integridad nacional.
De la misma forma que Ucrania causó fricciones dentro de la Alianza Atlántica, el país nórdico también tuvo sus problemáticas en el camino que iniciaron en 2006, aunque no siempre buscó alejarse de Rusia.
La finlandización ejercida durante la Guerra Fría generó una política de neutralidad ante los enfrentamientos que mantenían europeos y soviéticos, posteriormente rusos.
De hecho, durante la segunda parte del Siglo XX, Finlandia y la Unión Soviética bregaron por mantener una buena relación sumada a la mencionada neutralidad. Esto se plasmó en el Tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua Fino-Soviética que tuvo vigencia entre 1948 y 1992.
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El acuerdo le permitía a la URSS actuar militarmente dentro de Finlandia si corría peligro la Unión y le daba la posibilidad a los finlandeses de actuar si también se veían amenazados, siempre teniendo en cuenta su independencia política y su neutralidad en los conflictos.
Una vez consumada la caída de la Unión Soviética y el alejamiento definitivo de los países miembros, Finlandia comenzó un lento proceso de enfriamiento de las relaciones con el sucesor del espíritu soviético, Rusia.

Más tarde, entre 2006 y 2015 inició un acercamiento con la OTAN. El ingreso a la Alianza Atlántica fue parte del debate en las elecciones presidenciales de 2006. Un año después se realizaron las preparaciones técnicas y para 2015 un referéndum de opinión que arrojó un 43% de oposición a la adhesión y 32% de indecisos.
A pesar de los deseos de neutralidad de la población, en 2022 Finlandia hizo su presentación junto a Suecia para adherirse a la OTAN. El principal opositor fue Turquía, que sostenía que ambos países albergaban a militantes del proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), en guerra contra el Estado turco desde 1984.
Ankara exigió la expulsión de “terroristas kurdos” y Finlandia concretó su deportación. Destrabada la negociación, el ingreso de los finlandeses se realizó en tiempo récord, aprobándose el 4 de abril de 2023.
Las negociaciones entre Turquía y Suecia
Por su parte, Suecia, además de asegurar la expulsión de militantes kurdos del país, también debió modificar su normativa constitucional, adoptando una nueva ley antiterrorista.
Sumado a esto, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan le requirió a Estados Unidos la venta de una flota de aviones para reforzar su poderío aéreo. El pedido fue aceptado y para fines de enero el Departamento de Estado de EE.UU. aprobó la venta de 40 cazas F-16 a Turquía.
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Hechas las concesiones, el Parlamento turco aprobó por amplia mayoría la adhesión de los suecos a la OTAN con el impulso del propio Erdogan. Ahora solo resta Hungría como último opositor.

¿Por qué Hungría traba la adhesión de Suecia?
La disputa entre Budapest y Estocolmo es un tire y afloje desde 2022 por las críticas de Suecia al Estado de Derecho en Hungría. Viktor Orbán, Primer Ministro húngaro, considera las declaraciones de los funcionarios suecos con “aires de superioridad” e inscriptas dentro de los “años de hostilidad” que mantiene el país hacia la sociedad húngara.
En julio de 2023, el ministro de Exteriores de Suecia, Peter Szijjarto, había catalogado a Hungría como una “dictadura” y generó un gran descontento que sigue hasta hoy, principalmente en Orbán y en el partido oficialista Fidesz.
A las declaraciones gubernamentales se sumó un video de 2019 difundido en las escuelas suecas, en el que se muestra “el declive democrático” de Hungría.
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El sí de Turquía a comienzos de 2024 dejó a los húngaros como los únicos opositores a Suecia y las presiones de otros miembros de la OTAN comenzaron a ser mayores. En este contexto, Orbán accedió finalmente a reunirse con su homólogo sueco Ulf Kristersson y a promover la discusión en el Parlamento.
Sin embargo, los legisladores de Finesa evitaron dar quórum en la sesión parlamentaria que trataría la adhesión de Suecia. Un accionar que repitieron a lo largo de 2023, pero esta vez no dando lugar a la iniciativa del propio presidente.
A raíz de otra negativa de Hungría, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, advirtió en una rueda de prensa desde Bruselas que “la paciencia no es ilimitada”.