El caza de combate de cuarta generación desarrollado por la Unión Soviética es uno de los recursos que la OTAN le donó al ejército ucraniano.
Desarrollado en la década del 70 por una oficina de diseño soviética, el Mikoyan MiG-29 es uno de los grandes aviones enmarcados dentro de la cuarta generación. Con una velocidad supersónica y apuntado a ser un caza polivalente, resultó ser competidor directo del Lockheed Martin F-16 Fighting Falcon, pero hoy Rusia lo sufre en Ucrania.
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Mikoyan MiG-29, hijo de la Guerra Fría
En plena carrera armamentística, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) vio como el programa FX intentaba llevar a Estados Unidos a la supremacía aérea durante la Guerra Fría. En respuesta, la oficina de diseño Mikoyan comenzó a pensar en un nuevo avión para competir con los estadounidenses.
A pesar de la vigencia del MiG-21, el MiG-23 y el caza pesado MiG-25, los soviéticos emprendieron el diseño en 1969. El gobierno buscaba un modelo capaz para combatir a larga distancia, pero con buen desempeño a corto rango operativo. Se pretendía, además, que pueda utilizarse en pistas de aterrizaje no preparadas y en aeropuertos comerciales.
Otra especificación que se pidió fue una alta maniobrabilidad pensada para escenarios de combate cerrado, y las más dificultosas: que el caza alcance velocidades superiores a Mach 2 y que pueda transportar armamento pesado.
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El diseño aerodinámico estuvo a cargo del Instituto de la Aerodinámica de Rusia (TsAGI) y Sukhoi, un importante grupo de empresas de ingeniería aeroespacial que desde 1939 lideró los principales avances tecnológicos de la URSS y posteriormente de Rusia.
A dos años del comienzo del proyecto, los encargados entendieron que lo mejor era separar el encargo en dos desarrollos: un caza ligero y caza pesado.

El programa Perspektivnyy Lyogkiy Frontovoy Istrebitel (PLFI), en español caza táctico ligero avanzado, dio origen al Mikoyan MiG-29. El diseño se reflotó en 1974 y tuvo su primer vuelo en 1977, un año antes de la presentación del Lockheed Martin F-16 Fighting Falcon.
Enfocado en la alta maniobrabilidad, emergió como una aeronave de peso medio, con bimotor y un doble estabilizador vertical, acompañado de una cabina de burbuja alta que otorga visibilidad de 360° para los combates cerrados.
Su característica más destacable es la velocidad máxima operativa de 2.450 km/h, categorizada como Mach 2.3, es decir, supersónica. Tiene un alcance de 1.500 kilómetros con carga máxima de combustible interno y de 2.100 km con un tanque de combustible externo.
El MiG-29 también cumple con una de las especificaciones más ambiciosas impuestas por el gobierno soviético, el transporte de armamento pesado. Además del cañón Gryazev-Shipunov GSh-301 y los misiles Vympel y KH, el Mikoyan puede llevar las FAB 500-M62, FAB-1000 y TN-100, bombas de 100, 500 y 1.000 kilogramos.

El caza polivalente se popularizó rápidamente entre los países miembro de la URSS, pero también en otras naciones como Perú, Alemania tras la unificación, India y Corea del Norte.
El Mikoyan MiG-29, de aliado de Rusia a enemigo
El Mikoyan MiG-29 es uno de los aviones de combate heredados de la época soviética. En el comienzo de la guerra en Ucrania, Rusia reportaba 130 cazas de las distintas variaciones en servicio activo, a pesar de estar carentes de actualización desde la caída de la URSS.
Su atraso tecnológico e inseguridad lo llevó a estar relegado en su utilización por parte de la Fuerza Aérea rusa, aunque integró el frente de ataque a Kiev durante el primer día de campaña, el 24 de febrero de 2022.
De igual forma, Ucrania conservó más de 60 MiG-29M de su pasado soviético, una reversión que reemplaza el pilotaje manual por un sistema electrónico y una palanca similar a un joystick. Además, incluye mejoras en el tanque de combustible, incrementando su autonomía y su alcance.

Muchos de estos aviones estuvieron involucrados en operaciones durante la anexión de Crimea y en el conflicto en Donetsk y Lugansk con fuerzas prorrusas en 2014.
También formaron parte de la defensa ante la invasión rusa en 2022, como aeronaves de superioridad dentro del territorio ucraniano. Debido a las consecuencias de la guerra de desgaste, la OTAN buscó reforzar la debilitada Fuerza Aérea ucraniana. Polonia y Eslovaquia enviaron 41 Mikoyan que se encontraban en desuso.
En medio de la guerra, los ucranianos emprendieron la modernización de los MiG-29, primero con misiles AGM-88 HARM, luego con bombas guiadas AASM y misiles crucero SCALP-EG entregados por Francia.
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Actualmente, con la continuación de la guerra en Ucrania, los Mikoyan MiG-29 rusos y ucranianos se enfrentan en los cielos europeos, algo impensado cuando los soviéticos los introdujeron en servicio 41 años atrás.