Tras su creación en 1945, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se propuso garantizar la paz, fomentar la cooperación entre Estados y evitar una nueva guerra mundial. Sin embargo, el escenario internacional de 2025, con la escalada bélica entre Israel e Irán y el extenso conflicto entre Rusia y Ucrania, desafía estos objetivos fundacionales y plantea preguntas urgentes sobre su vigencia.
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ONU: qué pasó con la paz prometida
Tras el fracaso de la Sociedad de las Naciones, nacida después de la Primera Guerra Mundial, la ONU surgió con una misión más ambiciosa y con estructuras institucionales más sólidas. Fundada tras la Segunda Guerra Mundial, buscó garantizar la igualdad soberana entre Estados, la resolución pacífica de conflictos y el respeto a los derechos humanos.
Pero casi ochenta años después, los hechos sobre el terreno parecen contradecir estos principios. La guerra en Ucrania y la escalada en Medio Oriente exponen las limitaciones actuales del sistema multilateral.
Guerra entre Rusia y Ucrania: el Consejo de Seguridad paralizado
Desde febrero de 2022, la invasión de Rusia sobre Ucrania ha marcado un quiebre en la seguridad europea y global. El conflicto sigue activo, pese a múltiples intentos de negociación, incluidos los del presidente estadounidense Donald Trump en su segundo mandato.

Lo más alarmante es que principios clave de la ONU, como la soberanía estatal y la integridad territorial, han sido violados sin consecuencias significativas. ¿Por qué? Porque Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad y tiene poder de veto. Esto impide que se adopten sanciones o resoluciones vinculantes en su contra.
Israel, Irán y sus conflictos en Medio Oriente
Desde hace décadas, Israel mantiene relaciones tensas con varios países de Medio Oriente. En el último tiempo, el foco principal estuvo puesto en Palestina e Irán.
El conflicto entre Israel y Palestina lleva más de 70 años activo. En octubre de 2023, el ataque de Hamas a Israel y la respuesta militar masiva sobre Gaza reavivaron la violencia en la región.
Pese a las múltiples resoluciones emitidas, la ONU ha sido incapaz de detener el conflicto. Como en el caso ucraniano, los intereses cruzados entre potencias, y el uso del veto en el Consejo de Seguridad, impide cualquier avance concreto. Una vez más, el sistema internacional demuestra su inercia ante conflictos prolongados y de alto impacto humanitario.

Por otro lado, la reciente reactivación de las hostilidades entre Israel e Irán estuvo, según diversos análisis, al borde de desencadenar una Tercera Guerra Mundial.
Además de no poder contener a Irán ni frenar su programa nuclear, la Organización fue incapaz de evitar el cruce de misiles entre ambos países, a pesar de los intentos por resolver las diferencias a través del diálogo diplomático.
¿Estamos ante el declive de la ONU?
Las limitaciones estructurales de la ONU son evidentes, y la seguridad internacional hoy se encuentra en jaque. El poder de veto de las potencias en el Consejo de Seguridad, la falta de mecanismos coercitivos reales y la desigualdad entre Estados miembros minan su capacidad de acción.
Organismos como Human Rights Watch han manifestado la existencia de dobles estándares. Su director, Louis Charbonneau, ha criticado la ineficacia de la ONU para actuar con imparcialidad. Esto contradice su principio fundacional de igualdad soberana, plasmado en el artículo 2 de su Carta.
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La Asamblea General permite una representación amplia, pero sus decisiones no son vinculantes. Mientras tanto, un número limitado de Estados en el Consejo de Seguridad decide con poder real, perpetuando un sistema heredado de 1945 que hoy parece alejado de la realidad multipolar actual.
¿Qué futuro le espera al sistema multilateral?
Cuestionar el papel de la ONU no implica desconocer su valor como foro global. En un mundo cada vez más interdependiente, el multilateralismo sigue siendo necesario. En vistas de su incapacidad para frenar conflictos de gran magnitud, el organismo necesita reformarse.

Pensar un futuro sin la ONU, o sin una alternativa funcional que promueva la paz, el diálogo y la cooperación global, no es una opción viable. La pregunta es si la comunidad internacional estará dispuesta, y si será capaz, de reinventar este organismo antes de que sea demasiado tarde.




