Las Fuerzas de Defensa de Israel -FDI-, junto al Mossad (inteligencia externa israelí) venían trabajando en conjunto para obtener información referida al incremento del enriquecimiento del Uranio del 60% al 90%, que les permitiría formar parte del “club nuclear”, a fin de poder armar bombas nucleares de diversa capacidad. Esa operación, llamada “Con la fuerza de un león”, evolucionó a la operación “León Ascendente”, prevista para eliminar esas capacidades y a quienes eran los responsables de su preparación y evolución.
Las tres fases del ataque “preventivo” de Israel a Irán
Previo a la operación, se necesitó una preparación estratégica que constaba de tres fases. La primera de ellas consistió en que los comandos del Mossad se instalaran en el centro de Irán, habiendo ubicado previamente, sistemas de alta precisión de armas guiadas en zonas abiertas cercanas a los emplazamientos de los misiles antiaéreos iraníes.
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El ataque comenzaría luego de activar esos sistemas para lanzar misiles israelíes sincronizados con máxima precisión sobre cualquier objetivo que impidiera el vuelo de sus aviones sobre territorio iraní.
El 13 de junio, Israel lanzó un ataque “preventivo” contra Irán para anular sus eventuales capacidades nucleares que permitirían fabricar bombas en calidad de afectar el territorio israelí.

La segunda fase fue atacar a los sistemas de defensa aérea desde vehículos camuflados, llevados secretamente al territorio iraní, con armas enmascaradas en los mismos. La finalidad de esta fase era para garantizar la completa libertad de acción de la Fuerza Aérea de Israel, lo que se llama Superioridad aérea local temporaria.
La tercera y última fase consistió en el lanzamiento de drones, operados desde una base propia instalada secretamente por agentes del Mossad, en el interior de Irán, en cercanías de Teherán. Su finalidad era neutralizar, durante la noche anterior al inicio del ataque, a la base de Esfajabad que albergaba a la fábrica de misiles balísticos tierra-tierra, con un radio de acción en capacidad de llegar al territorio israelí y a las eventuales potencias hegemónicas que pudieran apoyar al estado judío.
Ataque de Israel: la sorpresa del primer día
La sorpresa del primer día del ataque israelí buscó anular los sistemas de defensa aérea, sus capacidades de tomar represalias, tanto como eliminar a los principales mandos militares y a los científicos responsables de la evolución del plan nuclear. El ataque inicial israelí se inició con 200 aviones que atacaron 100 objetivos, tanto militares como civiles, consistentes en objetivos duales, según establece el segundo protocolo de 1977 que trata sobre los civiles en guerras asimétricas.
Al respecto, el mencionado protocolo reconoce que, en ocasiones, los ejércitos podrán producir daños sobre objetivos civiles cuando persiguieran objetivos militares. No obstante, la regla requiere que el daño no sea excesivo en relación con la ventaja obtenida.

Los principales objetivos buscados incluyeron instalaciones nucleares, fábricas de misiles balísticos, mandos militares y científicos vinculados a la producción nuclear. Más allá, de atacar la principal instalación de enriquecimiento de uranio de Natanz, al sur de Teherán, los ataques quirúrgicos eliminaron alrededor de 20 mandos militares, reunidos ante la necesidad de una engañosa información.
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Entre los principales mandos eliminados se encontraba el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general de división Mohammad Bagheri, el Jefe de la Guardia Revolucionaria Hossein Salami y el Jefe de la Fuerza Aeroespacial de la Guardia Revolucionaria Amir Ali Hajizadeh. Tanto así que también fueron eliminados 15 científicos civiles responsables del programa nuclear.
Respecto de las instalaciones nucleares atacadas, el Jefe del Organismo de Control Nuclear de la ONU, el argentino Rafael Grossi, puntualizó ante el Consejo de Seguridad de ONU, que la planta en superficie de enriquecimiento de Uranio en Natanz fue destruida. No obstante, posee otra bajo tierra de difícil detección para su neutralización. También que las plantas de Fordo e Isfahan fueron atacadas sin precisar su estado.
Medio Oriente: los escenarios de la evolución de la contienda
Pasadas las primeras respuestas misilísticas de ambos contendientes, surge el análisis sobre cuál sería la evolución del conflicto desde una “impersonal” guerra de drones y misiles, hasta que cada uno considere haber acabado con sus existencias, o hasta una total y prolongada guerra de desgaste.

El escenario menos probable y más deseado sería que ante la destrucción provocada por los sucesivos intercambios de misiles y drones, considerados como suficiente, en especial por Irán, este se dispusiera a entablar un alto el fuego. A tal efecto, podría autorizar el reinicio del control de la evolución de su plan nuclear a cambio de levantar algunas de las reiteradas imposiciones económicas que permitan volver a la comercialización de su petróleo.
Como segundo escenario, el actual en desarrollo, es una apuesta a seguir los envíos en busca de destruir puntos neurálgicos en ambos territorios, con los consabidos daños colaterales. Cuando comienzan a afectar a civiles fuera de los objetivos duales, se tornan pasibles de ser considerados, más que ataques quirúrgicos o de precisión, como ataques indiscriminados para amedrentar a ambos gobiernos en el tipo de represalia a tal fin.
En este caso, Irán, al ver disminuido su poderío, podría hacer uso de sus “proxis” en el mundo (Hamás, Hezbollah, Houtíes, milicias shiítas en Iraq y en Cisjordania), provocando atentados en su nombre en diferentes lugares, tal como ocurrió en nuestro país con la embajada israelí y con la mutual de la AMIA, para amenazar en que mantiene su accionar fuera de su territorio, obligando a pactar algún tipo de alto el fuego.
La única ventaja de este escenario es que si bien se mantiene el enfrentamiento en dirección a una guerra de desgaste, se mantiene dentro de parámetros regionales, debiendo Irán medir cautelosamente el cómo y dónde manifestar sus acciones sobre objetivos fuera de la región, a fin de evitar el involucramiento de otras potencias hegemónicas en apoyo de Israel o de acciones en países islámicos que provoquen el rechazo a su postura.

El tercer escenario, más peligroso y menos deseado, es que la contienda lleve a una espiral de difícil finalización por tratar de compensar el nivel de destrucción producida, desde lo material, sin medir los daños colaterales provocados. La presencia de un actor irracional que haga desembocar la guerra en una escalada bélica nuclear permitiría demostrar la realidad o no de la finalidad del inicio de la operación “León Ascendiente”.
La única salvedad a considerar por parte de Irán sería que, de actuar en forma nuclear, tanto táctica como estratégicamente, sobre Israel produciría muertes de todas las confesiones que allí habitan. Se verían afectados no solo los habitantes judíos sino también los muy escasos cristianos, además de los islámicos palestinos, tanto de la franja de Gaza como de la Cisjordania. Esa acción ocasionaría un mayor alejamiento del resto de los países islámicos de Irán y considerar, aunque a disgusto, un apoyo tácito a Israel.
Indicios que muestran un final abierto
Luego de que el presidente Donald Trump abandonara la reunión del G7 en Canadá, el mundo supuso que Estados Unidos entraría en el conflicto en apoyo de Israel. También el hecho de que la 5.ª flota de EE. UU., con sede en Bahréin, dejara sus amarras, a sabiendas de que su área de responsabilidad incluye el Golfo Pérsico, el Mar Rojo, el Mar Arábigo y partes del océano Índico, evidencia su necesaria presencia sobre el Golfo Pérsico que baña las costas iraníes. Además, hay que considerar que desde fines del año pasado el grupo de ataque del portaaviones USS Abraham Lincoln se encuentra en el mar Mediterráneo.

Por su parte los gobiernos de Francia, Gran Bretaña y Alemania junto a la Jefa de la diplomacia de la Unión Europea, fijaron su postura en apoyo de Israel, en razón de prevenir que el flujo de iraníes que escapan de la guerra pueda ser controlado.
A su vez, el ex príncipe heredero de Irán llamó a su pueblo a rebelarse contra el régimen: “El país les pertenece y recuperarlo está en sus manos” dijo Reza Pahlavi, hijo del último Sah de Persia, instando a la comunidad internacional a apoyar estos esfuerzos contra el orden establecido por los ayatolás. En el mismo sentido, el premier Netanyahu dijo que luego de eliminar a los mandos de la estructura militar iraní, mencionó la necesidad de ir por el líder religioso de Irán, ayatolá Alí Jamenei.
Es de esperar que el actor irracional, presente en toda guerra, sea controlado por priorizar las necesidades de cada pueblo y no de quienes los gobiernan, tanto de Israel como de Irán.