Hace 57 años Amán integraba la Liga Árabe en la Guerra de los Seis Días, ahora colabora con Israel y se opone a Irán.
En una acción que generó repudio puertas adentro y sorpresa en la región, Jordania ayudó militarmente a Israel durante la ofensiva de Irán. Amán pasó de enfrentar al naciente estado israelí en la década del 60 a ser considerado el único aliado árabe en Medio Oriente en el conflicto en Franja de Gaza.
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En DEF te contamos cómo fue la evolución de las relaciones jordanas-israelíes y por qué intervino en la escalada de tensiones en la región.
Enemigo de Israel durante más de 20 años
La fundación del Estado de Israel como mandato de las Naciones Unidas y la descolonización en Medio Oriente generó una serie de repudios en el mundo árabe y un crecimiento de las tensiones hasta llegar al punto de enfrentarse en la guerra árabe-israelí en 1948.
En este conflicto se originó la Liga Árabe, compuesta por Egipto, Siria, Transjordania, Líbano, Irak, Arabia Saudita y Yemen y que luego tendría otras instancias de enfrentamiento. A pesar de estar en clara desventaja, las fuerzas israelíes y las milicias judías prevalecieron en la defensa y contraatacaron, ocupando nuevas ciudades.
Israel consiguió firmar el armisticio con todos sus enemigos en 1949, incluida Transjordania, y, además de alcanzar la ansiada paz, conservó los 5.728 km² en la guerra. Este acuerdo de alto el fuego con condiciones impuestas por los israelíes generó una victoria contundente que luego se transformó en el impulso revanchista de los derrotados.
Producto de este conflicto, Transjordania obtuvo el territorio palestino de Cisjordania, Franja de Gaza y Jerusalén Este y se constituyó como el Reino Hachemita de Jordania.
El nuevo régimen de poder jordano estableció un pacto, primero fracasó con Irak y luego con Egipto, alianza que fue puesta a prueba en la guerra de los Seis Días. Una reformada Liga Árabe, integrada por los miembros originales a excepción de Yemen y Líbano, se involucró nuevamente en enfrentamientos con Israel en 1967.

18 años después el resultado no varió. En seis días, el ejército israelí se alzó nuevamente con la victoria y le arrebató a Jordania los logros de la última guerra. Sus aliados también perdieron terreno, Egipto cedió la península del Sinaí y Siria cerca de la mitad de la extensión de los Altos del Golán.
Tras años de fracasos en las negociaciones de paz y la restitución de los territorios, en octubre de 1973, los derrotados buscaron recuperar las pérdidas en la Guerra de Yom Kipur. Tanto Egipto como Siria habían emprendido el camino del rearme y puesta en valor de sus Fuerzas Armadas después de las derrotas sufridas en el pasado.
Envalentonados por el resurgimiento militar, ambas potencias de la región buscaron arrastrar a Jordania sin éxito, solo un batallón fue enviado en apoyo a los sirios. La monarquía buscó evitar que se repitan nuevamente las consecuencias de los enfrentamientos de los insurgentes palestinos, que atacaban desde territorio jordano, y las fuerzas israelíes.
Los daños, los miles de desplazados y las intenciones de Organización para la Liberación de Palestina de fundar un Estado en plena jurisdicción extranjera llevaron a un alejamiento de la cruzada palestina e incluso una guerra civil. Ambos bandos se enfrentaron entre 1970 y 1971, causando una división en el mundo árabe que perdura hasta la fecha.
Alejamiento de la causa árabe y acercamiento a Israel
La guerra civil entre la facción pro-palestina y las fuerzas de Jordania trajo un enfriamiento de la animosidad contra Israel. A su vez, Jordania se separó de la Liga Árabe y se alejó de la causa árabe que velaba por la restitución del territorio de Palestina a su extensión previa a 1948.
Los jordanos redujeron la presencia de milicias de Palestina y comenzaron un lento acercamiento diplomático con los israelíes. En 1988, renunciaron a las reclamaciones sobre Cisjordania y en 1994 firmaron un tratado de paz que puso fin a 46 años de conflicto, concediendo a Israel el reconocimiento como Estado. Este fue el segundo acuerdo firmado por Tel Aviv con un país árabe después del fin de las hostilidades con Egipto en 1979.
El acuerdo jordani-israelí le permitió a la monarquía conservar el control en los Santos Lugares musulmanes en Jerusalén y establecer un punto de cordialidad con los israelíes, con marcadas contradicciones.
En esta nueva etapa de las relaciones, Jordania adoptó una posición de neutralidad en Medio Oriente y se convirtió en una voz de oposición a las distintas escaladas de tensión durante el Siglo XXI.

Tal es así que en el histórico ataque de Irán, el ejército jordano fue la primera línea defensiva por su posición geográfica y estratégica. Los aviones de la monarquía interceptaron numerosos misiles y drones que se dirigían al Iron Dome, en un intento por reducir las consecuencias de la ofensiva de Teherán y la dureza de una posible respuesta israelí. Fue el único país del mundo árabe en asistir a Israel en la defensa conjunta.
El accionar militar llevó a un repudio generalizado de la población, cuya mitad está conformada por descendientes de palestinos que vivieron las sucesivas guerras o refugiados marcados a fuego por la actualidad de la Franja de Gaza.
Respecto a la guerra actual que se libra en Gaza, durante las últimas décadas Amán no cesó en las advertencias de que los métodos de abordaje del conflicto con Hamás y el resto del pueblo palestino motivaban al terrorismo en la región.

Jordania fue uno de los países más firmes en su condena a la ofensiva israelí y se sumó a Sudafrica en la denuncia a Israel por delitos de genocidio ante la Corte Internacional. Además, retiró a su embajador de Tel Aviv y frenó las negociaciones de acuerdos bilaterales por recursos hídricos y energía solar.
Los distintos representantes del gobierno jordano también se pronunciaron en contra de las intenciones de Israel de transferir el control de los lugares sagrados para los musulmanes a otras monarquías y por los continuos enfrentamientos entre los colonos israelíes y los ciudadanos árabes.
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De momento, los únicos logros en 30 años fueron conseguir la paz y un pacto defensivo no escrito junto con Estados Unidos, hito no menor en una región sumamente conflictiva. A pesar del significativo y sorpresivo apoyo ante Irán, no hay indicios de que Jordania e Israel busquen avanzar en un vínculo más estrecho.