En declaraciones posteriores a la Cumbre del G-20, el presidente de Turquía arremetió contra Arabia Saudita por el crimen del periodista Jamal Khashoggi, cargó contra los países europeos que cierran sus fronteras a los refugiados, defendió el accionar de su país en Siria y volvió a negar la verdad histórica del genocidio armenio.
En la conferencia de prensa que tuvo lugar en Costa Salguero, Recep Tayyip Erdogan calificó de “increíble” la respuesta dada por el príncipe saudita, Mohamed Bin Salmán, a las acusaciones que pesan sobre él y su círculo de poder respecto del asesinato del periodista Jamal Khashoggi. Aparentemente, el heredero al trono habría dicho que “hasta que no se demuestre lo contrario nadie puede culpar a Arabia Saudita” del crimen.
El mandatario turco dijo que su país cuenta con las pruebas de que el reportero fue asesinado en la sede del Consulado saudita en Estambul y que el hecho sucedió en solo “siete minutos y medio”. Defendió, además, el derecho de su país a juzgar en sus Tribunales a los perpetradores del asesinato, al tiempo que reclamó a los sauditas la extradición de los responsables.
En otro orden, Erdogan cargó contra los países europeos que cierran sus fronteras al ingreso de refugiados. “Cerrar las fronteras no es la solución”, sostuvo, al tiempo que recordó que su país lleva gastados, de sus propios recursos, cerca de 33.000 millones de dólares en la acogida a los refugiados que ingresan a su territorio huyendo de la guerra civil en Siria y otros conflictos en Medio Oriente. Además afirmó que Ankara está librando una lucha para “limpiar de terrorismo” las zonas del norte de Siria, en las que operan los rebeldes kurdos.
El primer mandatario de Turquía tuvo también duras palabras sobre la crisis que se vive en Yemen, buena parte de cuyo territorio se encuentra bajo el asedio de un coalición liderada por Arabia Saudita. “El mundo ha guardado silencio frente a esa crisis humanitaria”, señaló Erdogan, que instó a las partes a negociar una salida a la catástrofe que vive ese país enclavado en la península arábiga.
Finalmente, con manifiesta incomodidad, el presidente fue consultado sobre el negacionismo turco del genocidio armenio, ante lo cual Erdogan reiteró la posición oficial del gobierno turco de que su país no cometió ningún genocidio. Dijo que son hechos del pasado que deberán ser esclarecidos por los historiadores y destacó que actualmente viven en su país unos 100.000 armenios sin ningún inconveniente.