Las principales compañías navieras internacionales están modificando sus rutas de navegación para evitar los ataques de la milicia yemenita, aliada de Irán. Está en juego el 30% del tráfico global de contenedores y el 12% del petróleo transportado por vía marítima.
El estrecho de Bab el-Mandeb, vía de acceso al mar Rojo, se ha convertido en un verdadero “cuello de botella” para las compañías navieras internacionales. Los ataques de la milicia hutí –grupo rebelde yemenita aliado de Irán– amenazan con frenar el tránsito de buques contenedores y dificultar el tráfico de hidrocarburos hacia los mercados europeos.
Los gigantes del sector MSC, Maersk, Hapag-Lloyd, Evergreen y CMA CGM han decidido desviar temporalmente sus rutas, lo que podría encarecer el costo de los fletes. Por su parte, la petrolera BP suspendió sus envíos a través del mar Rojo y la tensión ya está impactando en el precio internacional del petróleo.
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El mar Rojo, una ruta comercial clave
Con sus 29 kilómetros de ancho en su punto más estrecho, Bab el-Mandeb es una importante arteria marítima para el tránsito de mercaderías, alimentos e hidrocarburos. Es el paso obligado hacia el mar Rojo, hasta desembocar en el canal de Suez, por el que atraviesa el 30% del comercio mundial de contenedores.
Los llamados chokepoints (“puntos de congestión”) del mar Rojo son críticos para el flujo internacional de petróleo y gas natural. Según datos del Departamento de Energía de EE.UU., en el primer semestre de 2023 transitaron por allí el 12% de los despachos marítimos de petróleo y el 8% del comercio internacional de gas natural licuado (GNL). En este último mercado, el canal de Suez es también la principal ruta del GNL desde EE.UU hacia los mercados asiáticos.
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Alternativas, demoras y aumentos de precios
La principal ruta alternativa, a través del cabo de Buena Esperanza, significa una extensión de los viajes de al menos nueve días más. El efecto inmediato es un incremento en el costo de las cargas, el combustible de los buques y las primas de los seguros.

De acuerdo con estimaciones de Goldman Sachs, el eventual redireccionamiento de los 7 millones de barriles diarios de crudo –que atraviesan la zona– podría impactar en una suba de entre 3 y 4 dólares en los precios del petróleo.
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“Una semana de demora, producto del redireccionamiento de la capacidad de transporte, podría generar un efecto en cadena durante varios meses”, señaló la sociedad financiera suiza UBS en un análisis de coyuntura. Más aún, si se considera que entre diciembre y marzo se negocia una significativa cantidad de contratos de transporte de carga por vía marítima.