Este 14 de febrero, Día Mundial de la Energía, encuentra al planeta convulsionado y con dificultades para alcanzar los consensos necesarios en materia de lucha contra el cambio climático. La fuerte dependencia de los hidrocarburos y el carbón, que suman el 80% de la matriz energética primaria del planeta, exige acelerar la transición hacia un futuro más sustentable.
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El abandono de la “agenda verde” por parte del gobierno de Donald Trump en EE.UU. ha sido un duro traspié para los esfuerzos multilaterales en la materia. Se trata del segundo país más contaminante, responsable del 13% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Mientras tanto, los dos gigantes asiáticos muestran cierta ambivalencia. China, el mayor responsable de las emisiones globales de CO2 (31%), es, al mismo tiempo, líder mundial de las tecnologías ligadas al sector de las renovables. Por su parte, la ascendente India es responsable 7% de las emisiones contaminantes y sigue dependiendo de los fósiles, particularmente del carbón, pero es, a la vez, el tercer productor mundial de energía solar.
Cuál es el balance energético de la Argentina
En este contexto, con una Unión Europea decidida a alcanzar la neutralidad de emisiones (“Net Zero”) en el año 2050 y un Sur Global que no está en condiciones de afrontar por sí solo el costo de la impostergable transición energética, ¿cuál es la situación de nuestro país?
En una Argentina que sigue superando récords de producción de petróleo y gas en Vaca Muerta, el 84% de la energía consumida en el país en 2023 provino de fuentes fósiles. El gas natural representó el 44%, seguido del petróleo, con el 38%, y el carbón, con el 1%. Considerado como un “combustible de transición”, el gas es, además, responsable del 59% de la generación eléctrica.

Por su parte, las renovables han venido ganando terreno en la matriz eléctrica en los últimos años. De acuerdo con la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA), ese tipo de fuentes de energía son responsables del 31% de la generación eléctrica, si se suma el aporte de las grandes centrales hidroeléctricas (18%) al de las fuentes identificadas por la Ley 26.190 (13%), entre las que hoy son dominantes la eólica y la solar.
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Si sumamos la energía nuclear (6%), al día de hoy podemos concluir que el 37% de la matriz eléctrica argentina proviene de fuentes que no emiten CO2. De cara al futuro, se abren buenas perspectivas para la movilidad eléctrica y para el hidrógeno en sus diferentes variables, aunque su mercado es aún incipiente y existen pocos antecedentes a nivel internacional.

El desafío de descarbonizar el transporte de cargas
En cuanto a los desafíos que enfrenta nuestro país, uno de los más urgentes es la descarbonización del transporte, principalmente el de cargas, que, junto con el de pasajeros hoy es responsable del 15% globales de las emisiones de CO2. Tal como señala un trabajo del Foro Internacional del Transporte, “la mayoría de los flujos externos están vinculados a productos agrícolas, mientras que la carga interna está ligada principalmente al transporte de productos mineros y a aquellos relacionados con el petróleo”.
“Aumentar la participación de las vías navegables interiores en el transporte de carga interno podría ser una herramienta para descarbonizar el transporte de carga en Argentina”, sugiere el citado estudio. Además, propone “fomentar la multimodalidad con los ferrocarriles” como alternativa para descomprimir el congestionamiento de las rutas del país.Por su parte, un estudio de la plataforma de logística Avancargo afirma que se necesitaría plantar un mínimo de 170.000 árboles por año para compensar las emisiones de CO2 que provocan el transporte por camiones en el país.
La noticia positiva es que los grandes clientes están ejerciendo mayor presión a sus transportistas para que reduzcan sus gases de efecto invernadero. Entre ellos, el sector del agro, la industria, la minería, el sector hidrocarburífero y la industria de la construcción.