En la COP, la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, los 193 países participantes plantearon transformaciones energéticas de cara al futuro para frenar el impacto de los combustibles fósiles
Como sucede todos los años, la Organización de las Naciones Unidas convocó a los países miembros a dirimir los próximos pasos a dar en materia de energía y medioambiente. La Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) parece haber sido la más importante en años, con definiciones importantes acerca de los combustibles fósiles que sin dudas transformarán las economías y el comercio internacional.
¿Qué se decidió en la COP28?
La COP28 fue central desde el cierre de la edición anterior, con polémicas hasta en la sede y presidente elegidos para organizar el encuentro de las Naciones Unidas. Emiratos Árabes Unidos se hizo cargo de una conferencia que pretendía analizar el balance global de dos años que comenzó en Glasgow, en 2021.
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El Sultan Al Jaber fue nombrado Presidente designado de la COP28, quien no solo es el ministro de Industria y Tecnología avanzada, sino también es el presidente y fundador de Masdar y el CEO de la Abu Dhabi National Oil Company. Parlamentarios de Estados Unidos y Europa se opusieron al nombramiento, argumentando una conflictividad de intereses por el rol de Al Jaber en la petrolera.

Pese a esto, la sede y el presidente quedaron en pie y la conferencia, que tuvo lugar del 30 de noviembre al 12 de diciembre, resultó en grandes resoluciones para el futuro, teniendo en cuenta el balance global que se realiza cada dos años.
El análisis arrojó la necesidad de implementar transformaciones serias en todos los sectores productivos, principalmente en el uso de energías altamente contaminantes, y exige a los países un mayor apego a las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), los objetivos a cumplir en el corto plazo en su jurisdicción.
En consecuencia del balance global, la comunidad internacional exigió en la antesala del evento que la COP28 tome determinaciones para conseguir avances reales en el cuidado y preservación del medio ambiente.
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Una conferencia histórica
La 28º conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático resultó ser histórica. Tras dos semanas de debate, los 193 países miembros decidieron ponerle fin al uso de combustibles fósiles e iniciar una transición hacia energías renovables.
Es una determinación sin precedentes, aunque de momento no tiene plazos a cumplir ni mayores determinaciones, más allá de lo que se conoce de la Agenda 2030 y algunos objetivos planteados que apuntan a la emisión cero en 2050.
Lo que sí trascendió fue la intención de triplicar la producción de energías renovables para 2030 y el ofrecimiento de algunas potencias de aportar 700 millones de dólares para el fondo que permite afrontar los daños provocados por el cambio climático.

Disconformidades y celebraciones: las dos caras del acuerdo de la COP28
El presidente de la COP28, Sultan Al Jaber, calificó la medida como “histórica” en su discurso de la sesión final del 12 de diciembre en la que se aprobó el acuerdo.
A pesar de la algarabía generalizada por lo definido, la delegada de Samoa, Anne Rasmussen, planteó que “el acuerdo contiene una letanía de lagunas jurídicas”.
La Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS) acompañó la declaración de Rasmussen, planteando la insuficiencia de la resolución en un comunicado. “Hemos logrado un avance gradual con respecto a lo habitual, cuando lo que realmente necesitábamos era un cambio exponencial en nuestras acciones y apoyo”.
En sintonía con las discrepancias, los representantes de Bolivia, Colombia, Nigeria y Uganda pusieron reparos al texto de 21 páginas, que aparentemente no incluye la eliminación total de los combustibles fósiles y deja abierta la posibilidad de que su uso se prolongue y que la transición no consiga la emisión cero que tanto se busca.

El contrapunto fue Estados Unidos, cuyo enviado climático John Kerry, planteó que “tener un documento tan sólido como el que se ha elaborado es motivo de optimismo, motivo de gratitud y motivo de importantes felicitaciones a todos los presentes”.
Además, destacó que el acuerdo era “mucho más fuerte y claro, como un llamado al 1,5 de lo que jamás hemos escuchado”, refiriéndose al objetivo de restringir el calentamiento global a 1,5 grados centígrados.
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A pesar de las voces críticas, el acuerdo fue celebrado por las Naciones Unidas y las principales potencias, pero deberá ratificarse en el futuro con acciones reales, como se demanda con el Acuerdo de París y la Agenda 2030.