En la última década, las reservas comprobadas de gas de la Argentina tuvieron un descenso del 53,8% y las de petróleo cayeron un 15,1%, lo que ha provocado la pérdida del autoabastecimiento gasífero y compromete seriamente el suministro de petróleo.
A esta altura de las circunstancias, no es un secreto que el sector hidrocarburífero argentino atraviesa una situación muy delicada. Según datos de la Secretaría de Energía, entre 2000 y 2010 las reservas comprobadas de petróleo cayeron de 472,7 a 401,3 millones de metros cúbicos, mientras que las de gas sufrieron un descenso aún más brusco, al pasar de 777.000 a 358.000 millones de metros cúbicos. El horizonte de reservas de petróleo se sitúa actualmente en once años y el de gas, que en 2000 era de 16 años, se redujo en 2010 a solo ocho años.
“Argentina, después de más de veinte años, ha perdido su condición de país autosuficiente y tiene hoy la mitad de las reservas que tenía hace 30 años”, advirtieron los exsecretarios de Energía, Jorge Lapeña, Daniel Montamat, Alieto Guadagni, Raúl Olocco, Roberto Echarte, Julio César Aráoz, Enrique Devoto y Emilio Apud, en un documento que hicieron público en mayo del año pasado, en el que definieron la caída de reservas de hidrocarburos como el “problema más importante del sector energético argentino”. Tal como advertían allí los exfuncionarios, esta merma de reservas se da en un contexto de fuerte crecimiento de la demanda interna, que obliga a recurrir a importaciones de gas y de productos refinados.
RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS
Los trece años gestión de Repsol en YPF encierran parte de la explicación. El denominado “Informe Mosconi”, presentado por Julio De Vido y Axel Kicillof al cabo de su actuación como interventor y subinterventor de la empresa respectivamente, da cuenta de la caída estrepitosa de las reservas probadas y certificadas de hidrocarburos de la compañía entre 1999 y 2011, con una pérdida del 70%. “El abandono de la exploración y de las actividades de recuperación por parte de Repsol significaron el agotamiento de las reservas hidrocarburíferas de YPF”, señala el documento dado a conocer en junio por los dos funcionarios que tuvieron a su cargo la conducción de la empresa en la etapa postexpropiación.
Sin embargo, YPF no fue la única compañía del sector que vio reducidas sus reservas en forma sustancial en la última década. Sucedió lo mismo con Petrobras, Chevron y Pluspetrol, empresas líderes del sector, que sufrieron en el mismo período descensos en sus reservas de entre el 40% y el 70%. Entre las grandes operadoras, las únicas excepciones a la regla han sido Pan American Energy (PAE) -controlada por Bridas Corporation- y Occidental Petroleum (OXY) -cuyos activos pasaron en 2011 a manos de la estatal china Sinopec-. En la última década, PAE exhibió un comportamiento sobresaliente en el caso del petróleo, donde experimentó un aumento de reservas comprobadas del 113% y fue la única de las grandes operadoras del sector que no sufrió descensos en sus reservas de gas; por el contrario, tuvieron un crecimiento del 11%. Por su parte, OXY (hoy Sinopec) aumentó sus reservas comprobadas de petróleo en un 16%.
LA PRODUCCIÓN, EN FRANCO DESCENSO
La producción de hidrocarburos también ha registrado en la última década un significativo descenso. En el caso del petróleo, la producción total pasó de 45,4 millones de metros cúbicos anuales en 2000 a 33,2 millones en 2011. Las estadísticas del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG) indican que en ese mismo período el número de pozos petroleros de exploración efectiva pasó de 14.436 a 22.860. El propio IAPG señala que “a pesar de estas mayores inversiones en recuperación secundaria y en perforación de pozos productores, el promedio de producción por pozo cayó un 51%, pasando de 9,2 metros cúbicos por pozo a 4,5, valores típicos de yacimientos muy maduros”.
Mientras tanto, la producción de gas, que en 2004 había alcanzado un pico de 52.384 millones de metros cúbicos anuales, en 2011 se situó en 45.524 millones. El IAPG advierte que “desde 1999 a la fecha aumentó en dos veces y media la cantidad de pozos en extracción efectiva, pasando de 841 a 2013 en la actualidad”. Sin embargo, “esta mayor cantidad de pozos no alcanzó a compensar la caída en la productividad media de estos. La producción media por pozo cayó en el período de 138.000 a 64.000 metros cúbicos por día”.
“La disminución de la producción de los hidrocarburos viene acompañada de una disminución de la productividad de la industria petrolera; cae la producción por pozo y cada vez cuesta más producir un metro cúbico de petróleo”, coincidieron los exsecretarios de Energía en el documento que dieron a conocer en mayo de 2011. En opinión de los exfuncionarios del sector, a pesar de los altos precios internacionales del crudo, “el corto plazo de la política petrolera vigente y la incertidumbre que genera la intervención discrecional alientan la sobreexplotación de los yacimientos que están en producción y la parálisis de la inversión exploratoria”.
EL ROL DE LA NUEVA YPF
¿Qué puede ocurrir de cara al futuro? Por el lado de YPF, en uno de sus primeros discursos desde que se hizo cargo de la conducción de la empresa, Miguel Galuccio planteó la meta de duplicar en los próximos cinco años el número de pozos perforados. “El plan de crecimiento, a partir de la plataforma que tenemos hoy en 2012, con 746 pozos y 38 equipos de perforación, apunta a que en 2017 estemos perforando 1345 pozos con una flotilla del doble de la que tenemos actualmente”, aseguró el nuevo CEO, quien adelantó en una reciente nota de opinión que en 2013 se perforarán unos 1000 pozos y se sumarán 20 nuevos equipos.
Galuccio planteó también el desafío de transformar a YPF en un “referente a nivel mundial en el rejuvenecimiento de yacimientos maduros” y en “líder en el desarrollo de yacimientos no convencionales en Latinoamérica”. Para ello se requerirán fuertes inversiones: en el plan quinquenal, se menciona una cifra anual de 7000 millones de dólares, que según el propio CEO será “financiada mayoritariamente por el flujo operativo propio de la empresa, proveniente del paulatino incremento de la producción y del incremento de las ventas”, aunque reconoció, al mismo tiempo, que YPF necesitará de socios para llevar adelante los objetivos fijados de aquí a 2017.