Israel, Grecia y Chipre analizan la creación de una fuerza militar conjunta de respuesta rápida en el Mediterráneo Oriental, en un contexto de crecientes tensiones estratégicas con Turquía y de preocupación por la seguridad regional. La iniciativa, revelada por fuentes oficiales griegas e israelíes, apunta a profundizar la cooperación trilateral en materia de defensa.
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El proyecto se encuentra en una etapa preliminar y contempla la integración de capacidades terrestres, aéreas y navales. Su foco estaría puesto en la protección de infraestructuras críticas, en especial aquellas vinculadas a la energía y a las comunicaciones submarinas, consideradas estratégicas para la región.
Cómo sería la fuerza militar conjunta entre Israel, Grecia y Chipre
Según fuentes oficiales, el proyecto contempla la conformación de una brigada de respuesta rápida de aproximadamente 2.500 efectivos, distribuida entre los tres países. Grecia e Israel aportarían cerca de 1.000 soldados cada uno, mientras que Chipre contribuiría con unos 500 efectivos, principalmente orientados a tareas de apoyo y despliegue regional.
La estructura de la fuerza incluiría componentes terrestres, aéreos y navales, con capacidad de operar de manera conjunta y coordinada. En el plano aéreo, el proyecto prevé la participación de un escuadrón de la Fuerza Aérea Helénica y otro de la Fuerza Aérea Israelí, destinados a tareas de patrullaje y vigilancia ante incidentes en el Mediterráneo Oriental.

En el ámbito naval, Grecia aportaría una fragata y un submarino, mientras que Israel sumaría una corbeta de última generación y un submarino, configurando una presencia marítima permanente orientada a la protección de rutas estratégicas y de infraestructuras submarinas. Estos medios permitirían ampliar las capacidades de disuasión y control en zonas consideradas sensibles.
El despliegue operativo se articularía a partir de bases ya existentes en los tres países. Entre ellas se mencionan instalaciones en Chipre, en territorio israelí y en islas griegas de importancia estratégica como Rodas y Kárpatos, lo que permitiría cubrir una amplia área del Mar Mediterráneo y reducir los tiempos de respuesta ante eventuales amenazas.
A su vez, otro de los objetivos de la fuerza sería la protección de infraestructuras críticas vinculadas a la energía y a las comunicaciones.
Tensiones con Turquía: el antecedente para la creación de la brigada de acción rápida
La iniciativa de Israel, Grecia y Chipre se inscribe en un contexto de fricciones con Turquía, especialmente en torno a la delimitación de zonas económicas exclusivas, la exploración de hidrocarburos, la presencia militar en áreas disputadas y la protección de infraestructuras energéticas submarinas.

En los últimos años, Turquía reforzó su presencia naval y aérea en el Mediterráneo Oriental, como parte de una política marítima más firme. La realización de ejercicios militares, el envío de buques a zonas en disputa y las campañas de exploración sísmica elevaron las tensiones con Grecia y Chipre, y reavivaron las alertas sobre la estabilidad regional.
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Desde la perspectiva israelí, el interés por profundizar la cooperación con Grecia y Chipre también responde a la necesidad de garantizar la seguridad de rutas energéticas y de comunicación que conectan el Mar Mediterráneo con Europa. La protección de cables eléctricos y de datos submarinos se volvió un factor central ante el aumento de tensiones geopolíticas y los riesgos de sabotaje o interferencia.
La creación de una fuerza militar conjunta aparece como una herramienta disuasiva y de coordinación, más que como un mecanismo ofensivo, orientada a reforzar la capacidad de respuesta ante eventuales crisis.




