Paleontólogo, 30 años. Investigador adjunto del CONICET. Trabaja en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”.
-¿Qué investiga?
-Me dedico al estudio de los reptiles fósiles de entre 250 y 200 millones de antigüedad, con particular énfasis en las relaciones de parentesco entre estos animales y los cambios macroevolutivos producidos a lo largo de su historia.
-¿Qué objetivos persigue?
-El estudio de los registros fósiles nos ayuda a comprender los cambios que se están dando en los ecosistemas actuales, tanto a nivel evolutivo como climático. En 2017 publicamos un artículo en Nature Communications en el que demostramos que después de cada extinción masiva se produjeron eventos de homogeneización faunística; o sea, se desarrollaron en diferentes partes del mundo especies de animales muy similares. Estos mismos cambios se están observando en ecosistemas marinos actuales, en los que ha desaparecido gran parte de la biodiversidad a causa de la acción del hombre.
-¿Cómo surgió su vocación?
-Descubrí mi vocación siendo muy pequeño, cuando visité por primera vez el museo donde hoy trabajo y vi los esqueletos montados de los dinosaurios. Me apasionaron los fósiles. Cursé la Licenciatura en Ciencias Biológicas en la UBA e hice mi Doctorado en las universidades Ludwig-Maximilians de Munich (Alemania) y de Birmingham (Reino Unido).
-¿Qué hace en su tiempo libre?
-Me gusta mucho la pesca. Al menos una vez al año, intento ir a la Patagonia a pescar truchas.