Astrónomo, investigador del Conicet en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio de la UBA. Ha trabajado con la NASA y la Agencia Espacial Europea en misiones, como Mars Global Surveyor y Cassini Huygens.
–¿Qué investiga?
Me dedico al estudio de la interacción entre nuestro Sol y los planetas del sistema solar. El Sol, además de irradiar luz y ligar gravitacionalmente a los planetas, emite un gas llamado “viento solar”, el cual inunda todo el espacio interplanetario. Ese gas es capaz de erosionar las atmósferas de los planetas que no poseen un campo magnético propio, tales como Marte o Venus. Nosotros estudiamos esos procesos de erosión con la ayuda de mediciones de sondas espaciales para comprender qué ocurrió con esos planetas en el pasado y qué podría pasarle a la Tierra si alguna vez pierde su campo magnético.
Otro cuerpo que sufre los embates de su entorno espacial es Titán, la luna más grande de Saturno, con el agregado de que la composición química de su atmósfera es similar a la de la Tierra primitiva. En su misión de más de 13 años, la misión Cassini ha provisto mediciones extraordinarias que han permitido avanzar en la comprensión de procesos de interacción entre Titán, el planeta Saturno, y el viento solar.
-¿Cómo surgió su vocación?
Desde niño me atrajo el espacio. Durante mi preadolescencia, la serie “Cosmos”, del astrónomo Carl Sagan, me marcó, como a muchos de mi generación. En 1992 y luego de ganar un concurso para estudiantes secundarios organizado por The Planetary Society, pude conocer a mi ídolo en la ciudad de Washington. En ese mismo viaje, también conocí personalmente a quien sería mi mentor durante mi carrera, Mario Acuña, desarrollador de los magnetómetros de misiones de la NASA. Sin ellos, hoy no estaría haciendo este trabajo.
-¿Qué hace en su tiempo libre?
La mayor parte de mi tiempo libre lo paso con mi familia.