La joven programadora dialogó con DEF sobre la evolución de su proyecto 5ntar, el compromiso generacional con causas sociales y la educación en tiempos de internet. Por Pablo Nardi
La tecnología está estrechamente ligada a las demandas sociales: dime qué avances tecnológicos tienes y te diré cómo es tu comunidad. Con los movimientos en materia de género tanto a nivel mundial como local, la lucha por la igualdad se volvió un imperativo en todos los ámbitos: económico, político, doméstico, entre otros.
Lucía Martín tenía 16 años, estudiaba programación por cuenta propia y quería ser presidenta cuando entendió que hacía falta un sistema que registrara los episodios de acoso callejero que se producen a diario y que, además, permitiera la expresión de las víctimas. Así nació 5ntar, app devenida sitio web (5ntar.github.io), que registra casos y brinda información sobre violencia de género.
-¿Cómo fue evolucionando tu proyecto con 5ntar?
-No esperaba el impacto que tuvo. Después participé en varios concursos, entre ellos, el del Ministerio de Desarrollo de la Nación. Parte del ejercicio era entrevistar chicas y organizaciones que pudieran usar mi página, y hablando un poco con ellas me di cuenta de que había mucha desinformación. Si no podían definir el problema, menos lo iban a poder denunciar, entonces agregué una parte informativa. Ese fue el primer cambio. Después, hablando con las chicas, fui viendo que quizás servía más una web que una app. Así que enganché un curso de programación y lo convertí en web.
-¿Creés que es una cuestión generacional el compromiso serio con determinadas causas sociales? Me refiero a la equidad de género, al cambio climático, al cuidado de los animales…
–Estoy 100% de acuerdo en que nuestra generación hizo un clic. Cuando hubo que salir a defender algunas cosas, estuvimos a la altura de las circunstancias. Por ahí, tenemos queromper el estigma de que no nos importa nada y estamos más allá de todo, porque la verdad es que sí estamos comprometidos, y la tecnología nos ayuda a tener más herramientas. Siempre hubo motivaciones, pero ahora, con la tecnología, podemos hacer más reales nuestras ideas. A mi mamá se le pudo haber ocurrido hacer algo con el acoso, pero no habría podido hacer una web.
-No estudiás formalmente programación, pero sabés programar. ¿Podría decirse que hoy por hoy la educación tiende a ser más autodidacta?
-De hecho, estudio economía, nada que ver. Sí, es un poco más autodidacta porque, si algo te interesa, lo podés aprender por tu cuenta. Cuando aprendí a programar había muchas clases online y por video, y fue un desafío para mí a pesar de pertenecer a la generación de la tecnología. Estuvo bueno conocer otras formas de aprender: hoy tenés la libertad de que si te interesa algo podés profundizar acá o allá. Por otra parte, descubrí un mundo supersolidario, al punto de no saber algo y que la gente de Twitter me ayudara, no solo diciéndome cómo hacerlo, sino explicándome el porqué. A nivel personal, cuando estaba entre estudiar economía y programación, pude aprender las dos cosas.

-¿Qué personas te inspiran?
-Primero mi mamá, porque además de la inspiración, es necesario que te apoyen. Haber pasado por Chicas en tecnología me cambió la vida, no solo por lo que hacen sino por la vocación de ayudar. No podía entender cómo hacían todo con tanta pasión y placer cuando el beneficio era para los otros. Un ejemplo de ello es Marina Castelli, una desarrolladora que vive en Córdoba y potencia a jóvenes del interior a través de becas. Nosotros vivimos en una megaciudad como Buenos Aires, pero otros viven en provincias con más dificultades. Después, a nivel intangible, la princesa Leia, de Star Wars. Me gustaría ser como ella, tiene un carácter político que me gusta.
-¿Te sigue interesando la política?
Lo de ser presidenta fue mi sueño durante muchos años. Yo quería sacar las luces de la policía porque consideraba que eran muy molestas para la sociedad. Tenía ideas así. En Chicas en tecnología fue la primera vez que sentí que podía hacer algo en esa dirección, y no tenía que ver con lo que yo pensaba de ser política. Me di cuenta de que siempre había querido ser presidenta porque quería cambiar realidades. Ahora sé que no es tan sencillo ni tan así, pero el punto era ayudar a la mayor cantidad de gente. La programación me mostró que no necesito ser presidenta para ayudar y quizás no sea el rol que me toque. Puedo hacer mi parte desde una app.
-¿Qué le dirías hoy a la chica de 15 años que daba sus primeros pasos con 5ntar?
-No sé si le diría algo. Tuve la suerte de que se dio todo bastante mágicamente, estuve bien acompañada. Quizás para los momentos en que esté desbordada entre terminar el colegio, empezar la facultad y no tener tiempo, le diría que mantenga la calma, que en algún momento, va a normalizarse. Siempre que estaba por dejar todo, alguien me daba una oportunidad. Quizás les diría a otras chicas de 15 años que esto no es una locura, que se animen y que traten de aprovechar las oportunidades. Por más chica que seas, se te va a abrir una nueva puerta.
-¿Qué planes tenés a futuro?
-Terminar la carrera, en principio. Es mi prioridad. Seguir avanzando en los proyectos y en la línea de disfrutar lo que estoy haciendo. Quizás, últimamente me tocó más compartir mi experiencia que estar encerrada programando, también tengo que aprender a disfrutar un poco de eso. Si encuentro otra forma de ayudar, aunque no sea yo quien lo haga, va a estar bien. Mi objetivo no es decir “yo lo creé”, sino pensar en algo para mejorar.
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