El presidente de la Cámara de Comercio Argentino Sudafricana, Oscar Hansen, habló sobre las buenas relaciones entre ambos países y el clima propicio para los negocios complementarios.
– A simple vista podría parecer que Argentina y Sudáfrica tienen economías muy parecidas. ¿Hay oportunidades de negocios y complementariedad?
-Absolutas. Te voy a dar un número que te va a sorprender, y son hechos sobre estadísticas concretas y trabajos de campo muy profundos. Sudáfrica le podría proveer a la Argentina 25.560 productos distintos. Y la Argentina podría proveerle a Sudáfrica más de 22.000. El punto está en que Argentina compra el grueso de esos productos en otros lados. Lo mismo sucede en el otro sentido. La idea es que si nos sentamos a complementarnos con las necesidades mutuas que tenemos, empezamos a desarrollar industrias en conjunto. Qué mejor que estar instalados en cada costa del Atlántico. Son 7000 kilómetros, no es mucho, pero una cosa es estar instalados en Latinoamérica y otra en Sudáfrica, como puerta al resto del continente. Nadie puede desconocer que el futuro es África. Allí está todo por hacerse.
-¿Hay buenas perspectivas para la relación entre ambos países?
-Hace veinte años que estoy negociando con Sudáfrica y diez que estoy en la Cámara, y puedo decir que no hubo mejor época en las relaciones como las que hay hoy día. Estas buenas relaciones se asentaron desde 2005. Podríamos atribuirlo a las políticas nacionales, pero también a que tenemos un embajador argentino en Sudáfrica que es de lujo, Carlos Sersale, y que tuvimos un embajador sudafricano en Argentina que también fue excepcional, Peter Goosen. Todos fueron buenos, pero hubo una interconexión entre estos embajadores. Además, nuestra Cámara mantuvo una relación fantástica con ellos. Las necesidades de los privados eran transmitidas. En forma inmediata, armábamos una especie de cónclave para ver cómo resolvíamos sin favorecer a alguno en particular, sino a todos en conjunto. Un ejemplo es el caso de Southafrican Airways: en 2001 no volaba más hacia aquí. El día que asumió Carlos Sersale, nos reunimos en la Cancillería él, Peter Goosen, yo y mi equipo de comisión directiva, y pusimos como condición para el desarrollo de negocios el reestablecimiento de la línea aérea. Hablamos con todos los funcionarios sudafricanos posibles. Creemos que para tomar mercados hay que estar en los mercados. No sirve que produzcamos acá, vendamos allá y simplemente eso. En algunos rubros, Sudáfrica es líder. En otros, la Argentina lo es. Lo que tenemos que buscar es cómo reemplazar esos liderazgos tecnológicos que nos ayuden a desarrollar mercados en competencia con otros países que ya tienen su asentamiento. Por ejemplo, Sudáfrica ya tiene una fuerte presencia de Brasil. También de China y EE. UU.
-¿Qué deberíamos hacer nosotros?
-Tenemos que concentrar energías y tomar el mercado. No conformarnos con un dos o tres por ciento del mercado, como cuando cada empresa manda a sus gerentes de exportación tratando de desarrollar un mercado allá, porque tarde o temprano se va a perder. Hay que negociar en conjunto. Y que el paraguas del Estado eventualmente no entorpezca lo que los privados están trabajando. Esto es algo que hasta el momento no sucedió. Todo lo contrario: tuvimos una reunión con Scioli y me quedé sorprendido. Yo lo conocía a él, pero no imaginé la disposición tan concreta y la voluntad de ayudar a las relaciones comerciales. Es fantástico el futuro que nos espera.