El fujimorismo no consiguió la mayoría necesaria para desplazar a Pedro Pablo Kuczynski (PPK) de la Presidencia por “permanente incapacidad moral” debido a pagos recibidos de la empresa Odebrecht en la última década. ¿Quién es este economista de 79 años que, contra todos los pronósticos, derrotó a Keiko Fujimori en las elecciones presidenciales de 2016?
La ventaja de Pedro Pablo Kuzcynski en el balotaje del 5 de junio de 2016 fue de apenas 42.597 votos, sobre un total 18.335.385 peruanos que concurrieron a las urnas. Contra todos los pronósticos, el candidato de Peruanos Por el Kambio (PPK) se impuso en tiempo de descuento sobre la líder de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, aunque el Congreso quedó en manos de la oposición fujimorista, que cuenta con 71 de los 130 escaños del hemiciclo. En la reciente votación de “vacancia presidencial”, la bancada fujimorista no reunió los votos necesarios para declarar la caducidad del mandato constitucional del jefe de Estado. Fue clave la abstención de nueve congresistas díscolos del bloque de Fuerza Popular, encabezados por Kenji Fujimori, al que ahora amenazan con expulsar del partido que lidera su hermana.
Kuczynski, un gringo “pituco”
Nacido en Lima en 1938, Pedro Pablo Kuzcynski es hijo de un médico alemán y una profesora de literatura franco-suiza. Entre las experiencias que lo marcaron durante su infancia, PPK suele citar los dos años que pasó junto a su familia en Iquitos, en la Amazonía peruana, donde su padre Max dirigía el célebre leprosario de San Pablo, que fue visitado por el Che Guevara en 1962. Luego de finalizar sus estudios universitarios en Oxford y posteriormente en Princeton, donde realizó su doctorado en Economía, Kuczynski ingresó a trabajar en el Banco Mundial.
Apodado “el Gringo” y denostado por sus adversarios como supuesto paladín del capitalismo salvaje y defensor de las grandes corporaciones internacionales, PPK -tal como se lo conoce popularmente- ocupó distintos cargos en la administración pública, entre ellos el de ministro de Energía y Minería durante el segundo gobierno de Fernando Belaúnde Terry (1980-1985) y el de ministro de Economía y luego primer ministro durante la administración de Alejandro Toledo (2001-2006). Se presentó, sin éxito, como candidato a Presidente en 2011, donde quedó ubicado en el tercer puesto. Volvió a la carga en 2016 y, durante la campaña, prometió aumentar el salario mínimo a 950 soles (unos 285 dólares) e incrementar el presupuesto educativo hasta alcanzar el 6,5% del PBI.
“Esta es la primera vez, desde 1956, que gana las elecciones en Perú un hombre que es percibido como de clase alta”, apunta el Fernando Tuesta Soldevilla, director del Instituto del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), quien recurre al popular calificativo de “pituco” para definirlo. Pedro Pablo Kuczynski vive, junto a su esposa estadounidense Nancy Lange –prima de la actriz Jessica Lange–, en el aristocrático distrito de San Isidro, en las afueras de la ciudad de Lima. “Es un hombre asociado a la banca y a las finanzas”, advierte este experto, quien define el perfil de PPK como “tecno-político”. Aclara, en ese sentido, que su experiencia política en la gestión de Toledo y el hecho de no contar con un partido político estructurado lo obligan a construir consensos para llevar adelante su agenda de gobierno, lo que le está dificultando terriblemente su gestión.
Según Tuesta, la sorprendente remontada de Kuczynski en el tramo final de la campaña se debió en buena parte al aporte de los votantes del Frente Amplio liderado por la joven congresista Verónika Mendoza, que en la primera vuelta había obtenido el 18,7% de los votos y había quedado en un expectante tercer lugar. “El apoyo de Verónika Mendoza, con su aparición llamando a votar por PPK en un video de YouTube en la semana previa, debe haber significado entre el 2 y el 3% de los votos, reduciendo el número de indecisos”, sostiene este experto.
El fujimorismo, entre amores y odios
Consultado sobre la popularidad que ha logrado mantener Keiko Fujimori, a pesar de la condena que cumple su padre por corrupción y delitos de lesa humanidad, Tuesta no duda en señalar el recuerdo que subsiste del “fujimorato” como “una época en la que se acabó con el terrorismo y se logró estabilizar la economía” luego del caos de finales de los 80. Al respecto, explica: “Alberto Fujimori ha sido el más grande populista de Estado que ha tenido Perú. Él salía absolutamente todos los días de Palacio, iba a un pueblo y entregaba algo. Hay pueblos en los que la única presencia del Estado ha sido la de Fujimori”. Con esa misma tónica, basada en el clientelismo, su hija Keiko ha logrado construir el partido más grande del país, algo que Alberto Fujimori no había podido instrumentar en su época de mayor esplendor. Tuesta define la ideología de Fuerza Popular como “una derecha popular”. El “plus” que le aportó Keiko a la política peruana es, según señala, “el hecho de ser una mujer joven, en un elenco inicial de candidatos que superaban los 63 años”.
“Pese al paso de los años, la línea fujimorismo-antifujimorismo sigue siendo hoy una línea de conflicto en Perú”, afirma este politólogo, quien advierte un fuerte sentimiento antifujimorista incluso entre los jóvenes universitarios que tienen muy vagos recuerdos de la década del 90, pero recurren a Internet y a las redes sociales para recuperar testimonios de ese período. “La derrota del fujimorismo en el último tramo de la campaña electoral de 2016 será difícil de procesar, pues pocas veces ha estado tan cerca del poder como ahora”, señala este analista. “Keiko hizo todo lo que el libreto le exigía, pero no fue suficiente”, concluye Tuesta.
Un primer año lleno de sobresaltos
El primer año de convivencia entre PPK y la mayoría fujimorista en el Congreso estuvo plagado de obstáculos. De hecho, el primer jefe del Consejo de Ministros nombrado al asumir en julio de 2016, Fernando Zavala, debió renunciar en septiembre de 2017 al perder una moción de confianza en el Congreso. El fujimorismo había cargado previamente contra el ministro de Educación, Jaime Saavedra, censurado en diciembre de 2016; y había forzado antes las renuncias del exministro de Transportes, primer vicepresidente y actual embajador en Canadá, Martín Vizcarra, en mayo de 2016; y de su par de Economía, Alfredo Thorne, en junio de ese mismo año. Desde septiembre pasado, la segunda vicepresidenta, Mercedes Aráoz, ha quedado al frente del Consejo de Ministros.
Un factor adicional de fragmentación en el cuadro político peruano es la ruptura del Frente Amplio. Su candidata a presidente, Verónika Mendoza, desertó de la coalición en febrero de 2017 y los diez congresistas ligados a ella conformaron la bancada Nuevo Perú, cuya retirada al momento de la votación del pedido de “vacancia presidencial”. fue clave para la supervivencia política de PPK.
El indulto a Fujimori y sus secuelas
En las vísperas de la Navidad, la noticia del indulto y la gracia presidencial concedidas a Alberto Fujimori modificó por completo el escenario político peruano. Mientras los fujimoristas aplaudían la medida y la líder de la formación, Keiko Fujimori, debía tragarse la bronca por la deserción de su hermano Kenji durante la votación de la vacancia de PPK; la oposición de izquierda y sectores del propio oficialismo cuestionaban el supuesto “pacto” del mandatario con el fujimorismo para lograr su supervivencia política.
La crisis desatada en el seno del oficialismo se ha cobrado la renuncia del ministro del Interior, Carlos Basombrío, y de tres parlamentarios del cada vez más mercado bloque parlamentario de Peruanos Por el Kambio (PPK), Alberto de Belaúnde, Gino Costa y Vicente Zeballos. La promesa de conformar un “gabinete de unidad nacional”, formulada por el presidente y su primera ministra Mercedes Aráoz, aún no termina de concretarse. El final de este “terremoto político” se encuentra abierto y nadie se anima a hacer pronósticos sobre el futuro del gobierno de PPK.