En diálogo con DEF, el ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granados repasó su gestión y explicó en detalle el nuevo modelo de Policía de Prevención Local, lanzado a mediados del año pasado con el fuerte impulso político del gobernador Daniel Scioli.
-¿Cómo fue la génesis del proyecto de las Policías locales?
-Yo asumí en 1995 como intendente de Ezeiza. Ya en los primeros cuatro años empecé a percibir que la seguridad se iba deteriorando. Como la inmensa mayoría de los intendentes, yo decía en ese momento que no era nuestra responsabilidad. A fines de 1999, sufrí un episodio violento: una entradera en mi casa, donde la vida de mi mujer y mi hija corrieron riesgo. A partir de ahí, me volví obsesivo de la seguridad y dejé de hacer plazas y obras para dedicarme a trabajar en ese tema. Pusimos cámaras, dividimos el municipio en zonas y luego la provincia lo dividió en cuadrículas. Empecé a batallar creando una policía semilocal; contraté 150 policías retirados, compré los móviles y, junto a un Policía de la Provincia de Buenos Aires y el gobernador Felipe Solá, lanzamos el programa “Tolerancia cero”, que nos dio resultados impresionantes y rápidos. En Esteban Echeverría robaban 80 autos por mes, y en Ezeiza, 70. En tres meses, Ezeiza bajó a cinco y Echeverría seguía igual.
-¿Tomó como modelo alguna experiencia internacional en la materia?
-A partir de 2001, lo primero que hice fue una investigación sobre EE. UU.: viajé a Miami para ver el funcionamiento de la policía de los condados. No me convenció. Empecé entonces a indagar en España y traté de implementar el modelo español en mi municipio. Traje jefes locales, abogados, jueces y convoqué a todos los intendentes y colegas. Hicimos una presentación en el restaurante “El Mangrullo”, donde se explicó el funcionamiento de la policía local en España, pero tampoco tuve éxito. Después Néstor Kirchner la convocó a mi esposa Dulce como diputada provincial. Ella presentó una ley muy similar a la de las policías locales en España. Si queríamos copiar alguna experiencia, debía ser un modelo exitoso. Dulce la presentó, pero tampoco funcionó.
-¿Cómo fue que lanzó finalmente el proyecto de Policías de Prevención Local, que acaba de ser puesto en marcha en la provincia de Buenos Aires?
-Son las vueltas de la vida, y favoreció que Ezeiza haya sido uno de los distritos más seguros del conurbano. El gobernador Daniel Scioli me convocó, en septiembre de 2013, para asumir como ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Un día que recuerdo muy bien, que fue el último fracaso que tuvimos por mezquindades políticas que no vale la pena nombrar, se cayó la ley y me fui a almorzar con el gobernador. En ese momento, le comenté que yo estaba decepcionado y que lo consideraba un fracaso. Era lamentable porque era imprescindible aumentar la presencia en la calle de policías que fueran del barrio y amigables con los vecinos. El gobernador me propuso hacerlo por decreto. A partir del Decreto 373/14 del gobernador y de la Resolución 835 del Ministerio de Seguridad, empezamos a transitar esta nueva experiencia. Los primeros frutos los vimos en la primera Policía local de la provincia de Buenos Aires, que se puso en marcha en Ezeiza. Para darles una idea de la dimensión de esta nueva fuerza local, Ezeiza tenía 330 policías en la calle y, al día siguiente de lanzar la Policía local, 660. O sea, la gente vio duplicada la presencia policial en la calle.
UNA NUEVA FUERZA CERCANA AL VECINO
-¿Cuál es el perfil del nuevo policía?
-Es una persona del barrio, que trabaja ahí y a quien los vecinos conocen. Lo más importante es que los municipios hicieron una preselección exhaustiva. Nosotros conocemos perfectamente a nuestros vecinos. No fue lo mismo el egreso de los 10.000 efectivos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en noviembre, algo espectacular para la Fuerza, que la misma selección que hacen los intendentes para sus Policías locales. La selección de los 10.000 policías bonaerenses la hice yo solo; en cambio, la selección de los 15.000 policías locales la hicimos entre 52 municipios.
-¿No le costó convencer a los intendentes?
-Cuando arranqué mi gestión, el gobernador Scioli me dijo que había que solucionar los problemas de seguridad sin importar el color ni el espacio político. Fue así que empecé a caminar los municipios, e incluso mi primer comando de patrulla se hizo en Malvinas Argentinas, con el intendente local Jesús Cariglino, que entendió la idea de sacar la Policía de la comisaría para poner los efectivos a funcionar en las calles Así fuimos poniendo en marcha los más de 50 Comandos de Prevención Comunitaria (CPC). Después fue el turno de los Comandos de Patrulla Rural (CPR). También creamos los Departamentos Departamentales de Investigación (DDI) y las Direcciones Distritales Antinarcóticos (DDA). Hicimos una gran descentralización, que va a tener su corolario el próximo 1º de julio, cuando 15.000 policías salgan a caminar en 52 municipios. Entonces vamos a tener 90.000 efectivos policiales, lo que equivale a una presencia del doble de agentes en la calle. A partir de esa fecha vamos a tener 12.000 efectivos de los CPC recorriendo las calles de 52 municipios, y 15.000 policías locales. O sea, va a haber 28.000 hombres en la calle en el Conurbano, donde no había más de 6000 policías. Todavía faltan más policías y móviles, pero hemos hecho un avance espectacular. Son medidas que no se pueden tomar de un día para el otro; la preparación y los uniformes los estamos confeccionando, así como la adquisición de pistolas y las municiones para el entrenamiento. Es un cúmulo de decisiones, con una inversión histórica que ha hecho el gobernador y que el pueblo bonaerense va a agradecer porque está dando sus frutos. Ojala algún día, cuando el gobernador Scioli sea presidente de la Nación, también podamos tener una dependencia de la Gendarmería Nacional o de la Policía Federal en cada municipio, para que el vecino pueda ver a esos muchachos de boina celeste junto a los efectivos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y a los gendarmes.
-El nuevo modelo se asemeja mucho al de la policía de aproximación de Río de Janeiro, una idea que cambió la situación de las favelas, porque el policía es una persona que está cerca y conoce la problemática del lugar.
-A mí me contaban, en España, cómo funciona el sistema: el policía local primero le dice al joven delincuente que termine con la situación, después le toca el timbre al padre para alertarlo sobre la situación del hijo. Cuando este es detenido, vuelve a tocar el timbre para decirle al padre: “Yo te avisé que tu hijo iba por mal camino; ahí está preso”. Ojalá el próximo gobernador de la provincia siga en la misma línea y, a finales de 2016, podamos tener 10.000 policías locales más que van a permitir contar con una presencia policial de 100.000 hombres. Fue justamente lo que dije cuando asumí: acá hacen falta 100.000 policías.
UNA POLICÍA COMPROMETIDA CON SU TRABAJO
-Como ministro de Seguridad de la provincia, ¿qué es lo que más lo preocupa?
-Me preocupó mucho el desorden que había en la fuerza policial y la falta de compromiso, que pudimos revertir con mejores salarios, con mano muy firme. Cerca de 400 oficiales quedaron fuera de la estructura policial por diversos motivos. Realmente tengo un gran acompañamiento del personal, porque saben que cuando hacen las cosas bien tienen su reconocimiento y que cuando hacen las cosas mal se van a la casa o a la cárcel, de acuerdo con la gravedad del tema. Creo que hemos dado un paso muy importante, pero todavía falta. Ojalá el próximo gobernador y el próximo ministro de Seguridad sigan en la misma línea de reponer móviles todos los años, reponer armamento y equipamiento. Yo veía a la gente de Infantería en los colectivos viejos que había que empujar para que arranquen. Hoy, en cambio, van en vehículos cero kilómetro Iveco con aire acondicionado. Hay que exigir que los policías cumplan, pero también hay que darles los medios para que puedan trabajar.
-Si tuviera que calificar lo que ha conseguido hasta ahora en su gestión como ministro, ¿qué puntaje se pondría?
-En un puntaje de uno a diez, estamos en seis puntos. Tenemos 3000 móviles cero kilómetro; pusimos un horario de 12 x 36, lo que implica que tienen que trabajar 12 horas. Tienen que recorrer, estar en la calle y atender como corresponde a la gente. No es fácil, pero tampoco es imposible. Estoy muy entusiasmado y muy seguro de lo que estoy haciendo. Los resultados se reflejan en las estadísticas. A mí nunca me van a escuchar hablar de estadísticas, porque si matan a un hombre, ese solo caso para mí es el 100 por ciento. Pero veo lo que la gente me dice en la calle; no hay nada mejor que te reconozcan y te valoren por la gestión. Soy ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires; camino por la calle solo y todo lo que recibo son felicitaciones.