A pesar de los esfuerzos que en materia de legislación y campañas de concientización vienen haciendo los Estados, a lo largo de 2017, en 23 países de América Latina y el Caribe, al menos 2795 mujeres fueron asesinadas por su género, por el hecho de ser mujeres. Según estadísticas del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la CEPAL, El Salvador ostenta el triste récord de 10,2 femicidios cada 100.000 mujeres, la tasa más alta de la región.
El femicidio, es decir, el homicidio de una mujer solo por su género, en los últimos años ha adquirido mayor visibilidad en las sociedades y ha sido tipificado como tal en las legislaciones de 18 países de la región. Sin embargo, las estadísticas de los últimos tres años revelan que, lejos de retroceder, la cantidad de casos va en aumento en muchos países de América Latina y el Caribe.
Después de El Salvador, Honduras es una de las naciones con más femicidios, con una tasa de 5,8 por cada 100.000 mujeres en 2017, seguido por Guatemala, República Dominicana y Bolivia, con tasas superiores o iguales a 2 casos por cada 100.000 mujeres. Solo en Venezuela, Panamá y Perú, se registraron tasas inferiores a 1.
En términos absolutos, sin embargo, la lista la lidera Brasil, con 1133 víctimas en 2017. En la Argentina ese número llegó a 251, tres casos menos que los registrados en 2016, lo que significó una tasa de 1,1 mujer muerta por cada 100.000. Chile, en tanto, registró la tasa más baja, de 0,5.
“Los datos muestran que los femicidios suelen corresponder a una parte mayoritaria del total de homicidios intencionales de mujeres”, aseguran desde CEPAL, las estadísticas detallan que se trata del 59 % de los casos. En un 57,6 % de los femicidios, los victimarios eran pareja o habían sido pareja de la víctima.
“El femicidio es la expresión más extrema de la violencia contra las mujeres. Ni la tipificación del delito ni su visibilización estadística han sido suficientes para erradicar este flagelo que nos alarma y horroriza cada día”, expresó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.
Para hacer frente a este flagelo, la CEPAL aboga por priorizar las políticas públicas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres en la región. “Uno de los principales desafíos para abordar adecuadamente este tema es comprender que todas las formas de violencias que afectan a las mujeres están determinadas, más allá de su condición sexual y de género, por diferencias económicas, etarias, raciales, culturales, de religión, y de otros tipos”, aseguran. “De esta forma, las políticas públicas para su erradicación deberían considerar la diversidad de las mujeres y las variadas características en que se expresa la violencia contra ellas”.