El triple crimen de Florencio Varela puso en evidencia la penetración de los grupos narcos peruanos. DEF revela los detalles de un informe de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida Sin Droga (DEVIDA) y de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), publicado en 2024, que analiza las principales características del tráfico de cocaína procedente del país andino, sus modalidades y principales destinos.
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Un dato clave, para poner en contexto la información, es que la Dirección Antidrogas (Dirandro) de la Policía Nacional del Perú culminó sus operaciones en 2024 con un récord de decomiso. Fueron, en total, 165 toneladas de droga, frente a las 104,5 toneladas secuestradas en 2023. Del total incautado en 2024, 69 toneladas correspondieron a cocaína, mientras que se decomisaron 56 toneladas de marihuana y el resto fueron drogas sintéticas.

Según la información oficial difundida por el Ministerio del Interior del Perú, en 2024 la Dirandro detuvo a más de 11.760 personas y logró desarticular 122 organizaciones criminales dedicadas al tráfico ilícito de drogas. Además, de acuerdo con datos oficiales, se desmantelaron 95 pistas de aterrizaje y más de 1000 laboratorios clandestinos, que eran utilizados para la elaboración de sustancias cocaínicas.
Narcotráfico peruano: el eslabón más vulnerable y las nuevas modalidades de consumo
“La mayoría de la cocaína se decomisa fuera de las zonas de producción de hoja de coca (57%), tanto durante su transporte interno (35%) como en los lugares de almacenamiento (11%) o en la fase de comercialización externa (10%)”, afirma el reporte. Al respecto, concluye que el transporte interno es el eslabón “más vulnerable” de la cadena de valor del tráfico ilícito de drogas, pues es allí donde “la intervención del Estado es más efectiva”.

Por otro lado, se advierte un cambio de dinámica en el tipo de producto destinado a los mercados de consumo en el extranjero. Sobre la base de los datos registrados entre 2020 y 2022, el informe señala: “La producción de cocaína base en Perú, destinada como producto final para la exportación, ha superado en volumen la producción de clorhidrato de cocaína”. Se trata de un estupefaciente de tránsito en el proceso de conversión de la pasta base en el producto final, de máxima pureza.
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“Se registra una nueva dinámica en el consumo de cocaína base (crack), que sigue una tendencia al alza en un pequeño, pero creciente número de países europeos”, indica el reporte. Ese dato se completa con un aumento en la detección de laboratorios secundarios de procesamiento de cocaína en Europa.

Bolivia, principal país de destino de la droga peruana
Con respecto a los mercados de exportación, de acuerdo con los datos de decomiso de cocaína, el informe concluye que existen 29 países de exportación de la cocaína producida en el Perú. El principal destino es Bolivia, que concentra el 43% de los decomisos de clorhidrato de cocaína; seguido por los Países Bajos, con el 18,8%; Estados Unidos, con el 10,9%; y España, con el 10,4%. En quinto lugar, aparece Brasil, que representó el 7,5% de los decomisos.
También en el caso de la cocaína base, el mayor número de incautaciones tiene lugar en Bolivia (30,1%), seguida de Bélgica (25,8%), España (14,3%), China (8,2%) y Brasil (4,4%). En cuanto al origen de los decomisos de este tipo de droga, se identifica como zonas de producción al Bajo Amazonas y al Bajo Ucayali, fronterizos con Brasil.
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Una modalidad que ha registrado un evidente crecimiento es el transporte aéreo ilícito, con vuelos no autorizados que transportan la cocaína, principalmente, hacia Bolivia y, en menor medida, hacia Brasil. “Esta dinámica se evidencia en el notable aumento de pistas de aterrizaje clandestinas detectadas en esas áreas”, detalla el informe.

El transporte marítimo de la droga y la contaminación de contenedores
En lo que respecta al transporte marítimo, se registra una fuerte confluencia hacia los puertos, donde parte de la droga es transbordada en altamar (29%) o camuflada en contenedores (12%), mediante la denominada técnica del rip off o “gancho ciego”. Esta modalidad ha sido detectada, principalmente, en el puerto belga de Amberes, y consiste en la colocación de bultos de droga en la zona de carga interna de contenedores (rip on), seguida de su posterior extracción encubierta (rip off).
“Los ganchos ciegos siguen siendo el principal método interno de actuación de conspiradores preferido por las redes de delincuencia organizada transnacional“, señala un informe de la Organización Mundial de Aduanas (OMA), titulado Infiltración de las cadenas de suministro de carga marítima.

La OMA ha revelado un dato inquietante respecto de la contaminación de los contenedores procedentes de América Latina. Un análisis de más de 2600 incautaciones, llevadas a cabo por las aduanas y las fuerzas de seguridad en los años 2023 y 2024, indica que en el 68% de los casos de detección de droga hubo “algún nivel de participación de un conspirador interno, empleado dentro de la cadena de suministro de carga marítima”.
“La delincuencia organizada transnacional sigue explotando los puntos vulnerables de la cadena de suministro marítima, así como sus activos y trabajadores, para alimentar el apetito aparentemente insaciable del mundo por los estupefacientes ilícitos, y en particular por la cocaína“, concluye el reporte de la OMA.