En diálogo con DEF, la presidente de la Fundación NPSGlobal, Irma Argüello, analizó la evolución de la situación venezolana y se refirió al papel de los distintos actores involucrados en esta crisis y los posibles cursos de acción tanto a nivel interno como externo.

-¿Puede la oposición torcerle el brazo al régimen de Maduro?
-Creo que, a esta altura, es lo que está sucediendo. Maduro se está quedando sin apoyos. Según algunos datos, el 85 % de la población está en contra del régimen y desde el punto de vista internacional, solo unos pocos países se han pronunciado a su favor en esta puja de poder. El punto culminante del actual proceso ha sido la elección presidencial del 20 de mayo de 2018, que está probado que fue fraudulenta. Recientemente, la oposición logró unificarse, una vez que se consideró agotada toda posibilidad de diálogo y luego de varios intentos frustrados. Este cambio también tiene que ver con el logro de apoyos a partir de los vínculos internacionales que han tejido los dirigentes en el exilio, entre ellos, el exalcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma; el expresidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges; y Carlos Vecchio, nuevo representante diplomático del gobierno del presidente encargado legítimo, Juan Guaidó, en EE. UU. También ha influido mucho la firme posición del Grupo de Lima.
-¿Es factible que China y Rusia intervengan en defensa de Maduro?
-En realidad, creo que no pasarán de lo declarativo, como sucedió en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. Es importante notar que el contexto internacional que vivimos parece estar signado por la muerte de las ideologías, y eso aplica en este caso. Hay claros intereses económicos y geopolíticos de Rusia y de China en juego, por lo cual la visión de ambas potencias es pragmática. Rusia es el principal proveedor de armamento y ahora está interviniendo directamente en los negocios petroleros con el 49,9 % de participación en CITGO. China es el mayor acreedor y, ante la ausencia de capacidad de pago de Venezuela, está tomando el control de activos físicos de la industria petrolera. Ambos países tienen ambiciones de penetración en América Latina. Así y todo, no creo que ninguna de las dos potencias se embarque en una confrontación directa en Venezuela, dado el apoyo de EEUU al gobierno legítimo de Guaidó. China negocia con EE. UU. los términos comerciales que impidan la suba de aranceles a sus exportaciones, lo cual implica un orden de prioridad distinto al de la crisis venezolana. En cuanto a Rusia, es improbable que Moscú se embarque en una acción directa en la región, con el frente de conflicto abierto que tiene en Ucrania y la situación en Crimea, que han desembocado en fuertes sanciones a Moscú por parte de EE. UU. y la Unión Europea.
-¿Hay alguna posibilidad de una intervención humanitaria internacional?
-Sí, creo que es un escenario plausible. La catástrofe humanitaria existe, y la ayuda externa es imprescindible. Sin embargo, el régimen de Maduro, que usurpa el gobierno desde el pasado 10 de enero, y anteriormente el de Chávez, no ha permitido nunca la ayuda humanitaria. En el marco de legitimidad y legalidad que le otorga su rol como presidente encargado, Juan Guaidó está en posición de solicitar ayuda externa, y esa ayuda está en marcha. Solo falta ver la magnitud de la misma y cómo lograr que llegue a sus destinatarios. Desde el punto de vista del derecho internacional, existe la posibilidad de una intervención humanitaria para proteger a la población venezolana a solicitud del presidente legítimo. El reconocimiento de un gran número de países y organismos multilaterales de la legitimidad de Guaidó –entre ellos, EE. UU., el Grupo de Lima (excepto México), la OEA, el Parlamento Europeo y tantos otros alrededor del mundo– sienta las bases para que la intervención humanitaria se vuelva tangible. De hecho, ya se ha establecido lo ciudad fronteriza de Cúcuta, en Colombia, como punto principal de entrada. Lo que viene de ahora en más es una logística compleja, pues es necesaria la protección de la ayuda para que llegue a los necesitados. Una posible obstrucción por parte del régimen de Maduro podría dar lugar a una escalada del conflicto.
-¿Hay alguna posibilidad de grieta en las FF. AA. o se mantendrá el apoyo a Maduro?
-En Venezuela ha habido mucha represión interna dentro de las FF. AA. y ya han sido purgados muchos de sus elementos disidentes. Así y todo, ha habido algunas conversiones notables. Sin embargo, persiste el núcleo duro, que son los que reciben beneficios, a los que siempre se suma una napa de fanáticos que no reciben beneficios y a los que convencen a través del idealismo. Una medida inteligente del gobierno legítimo fue la de ofrecer una amnistía a los efectivos para que se pongan “del lado correcto de la historia”. Ahora bien, respecto de la evolución futura, estas FF. AA. no están en condiciones de enfrentar a unas FF. AA. bien entrenadas y tecnológicamente equipadas. Es probable que, ante una situación de conflicto armado, los cuadros inferiores que aún permanezcan fieles desistan de su lealtad al régimen.
-¿Cómo vislumbra la evolución de la crisis venezolana?
-Anticipo que los vientos son favorables para la reinstitucionalización de Venezuela y, si es que las piezas en el tablero local e internacional se mueven correctamente, la caída del régimen de Maduro se podrá dar en un plazo relativamente corto. Para ello se requiere una fuerte cohesión en la oposición venezolana para sostener al presidente encargado y una gran operatividad y organización para tomar las medidas imprescindibles. Sin embargo, el tiempo juega en su contra, ya que la Constitución venezolana establece la convocatoria a elecciones libres en un plazo perentorio, lo que hoy es materialmente imposible. Una buena señal ha sido el nombramiento de los representantes del gobierno legítimo en los países más relevantes. El tema del ingreso de la ayuda humanitaria y su evolución ponen a prueba la situación. Al gobierno de Maduro se lo ve muy debilitado, y ninguno de sus aliados está en posición de ayudarlo. Desde luego, es mucho lo que tiene en juego y es de esperar que Maduro no abandone el poder por las buenas. Muy revelador es, en ese sentido, el compromiso del gobierno de Donald Trump con esta causa, sin entrar a analizar aquí sus motivos. Esto es evidente por las decisiones que ha tomado, pero también por las comunicaciones, sobre todo vía Twitter. Los sucesivos posteos del asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, traslucen la decisión de EE. UU. de sostener a Guaidó, de implementar un canal humanitario, de erosionar la cohesión del régimen y, desde ya, de disuadir posibles acciones de China y Rusia.
