En un contexto complejo para Europa, los habitantes del viejo continente atestiguan la creciente inestabilidad política en dos países líderes, Alemania y Francia. En territorio galo, el presidente Emmanuel Macron tuvo que rearmar el gobierno por tercera vez en un año calendario. Más al centro, la coalición oficialista se fragmentó y el primer ministro alemán, Olaf Scholz, fue obligado a convocar a nuevas elecciones que auguran vientos de cambio.
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¿Qué sucede en Francia?
La crisis política en Alemania y Francia es una preocupación regional y casi que mundial. Se trata de los países con más habitantes de la Unión Europea y dos referencias de las políticas del bloque, así como de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
En París la situación es más que compleja. La serie de reformas jubilatorias y las políticas relacionadas con la seguridad social que propone el presidente Emmanuel Macron cuentan con una desaprobación total. Tanto el arco político opositor como la población obstaculizaron cada una de las iniciativas del mandatario tras su reelección para su segundo período consecutivo.
La oposición implicó la caída de los últimos tres políticos que ocuparon el cargo de primer ministro. Elisabeth Borne, Gabriel Attal y Michel Barnier dimitieron en distintas circunstancias.

La segunda mujer en ostentar el puesto renunció después de una serie de protestas en su contra. Borne presentó cambios en el sistema previsional, que consistía en aumentar la edad de 62 a 64 años de jubilación, y endurecer las leyes inmigratorias. Attal, el primer ministro más joven de la historia francesa, pagó con su dimisión la caída de la imagen del gobierno y las consecutivas derrotas electorales en las elecciones europeas y en las legislativas a nivel nacional.
Este escenario de desventaja en la Asamblea Nacional prosiguió durante el efímero mandato de Barnier y se convirtió en el escenario donde se produjo su salida como jefe de Gobierno. El intento de aprobar por decreto el presupuesto de seguridad social le valió dos mociones de censura en el órgano legislativo que desacreditaron su gestión de forma irreversible.
Emmanuel Macron eligió a François Bayrou como el nuevo primer ministro, con la responsabilidad de estabilizar el gobierno para 2025 y garantizar cierta paz para los últimos dos años de mandato.
La caída de la coalición gobernante en Alemania
Con meses de diferencia, Alemania atraviesa una situación similar a la de Francia. Con la excepción de que la alianza tripartita gobernó sin sobresaltos, la acentuada crisis económica generó discrepancias entre actores que en esencia son diferentes.
Los líderes del Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes/Grünen y el Partido Democrático Libre habían mantenido una coalición estable hasta que la economía demandó una respuesta, y esta era diferente según el partido al que se le consulte.
El FDP, con el ministro de Finanzas Christian Lindner a la cabeza, proponía un mayor recorte en el Estado y así fortalecer las arcas. Los Grünen impulsaban más gasto social para aliviar la crisis en los sectores más vulnerables.

Esta discrepancia llevó a serios enfrentamientos públicos y a que se derrumbara el gobierno, debido a la intervención de Olaf Scholz en favor de Los Verdes. La inestabilidad llevó a que el Bundestag le retirara el voto de confianza al canciller y encaminara el proceso político para unas elecciones legislativas anticipadas.
La nueva fecha para los comicios presenta una oportunidad de cambio, con el posible regreso de los partidos conservadores o incluso de otra fuerza en crecimiento, Alternativa para Alemania.
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¿Pueden cambiar las posturas en la guerra en Ucrania y el acuerdo con el Mercosur?
En un principio, el liderazgo de Francia recae sobre la figura de Emmanuel Macron, por lo que los cambios en el cargo de primer ministro no alterarían el proceso de toma de decisiones y mucho menos su política internacional.
Macron es firme en sus críticas al acuerdo entre la Unión Europa y el Mercosur, que considera perjudicial para la producción nacional, principalmente en el sector agrario. La guerra en Ucrania, por su parte, es una de las problemáticas que le permite al mandatario y al país posicionarse como una voz a tener en cuenta en Europa. A su vez, la industria militar puede exhibir sus avances en un campo de batalla estratégico a nivel mundial.

Por otro lado, Alemania si puede cambiar de signo político y, consigo, la postura en los temas más importantes para Berlín y el bloque europeo. Olaf Scholz es otro de los sostenes de Ucrania en el conflicto armado con Rusia, pese a que se vio sumamente perjudicado por las reformas energéticas que se vio obligado a hacer tras el cierre del gasoducto Nord Stream, proveniente del este. A diferencia de Macron, el canciller alemán lidera el apoyo para el tratado de libre comercio con Sudamérica.
Esto podría cambiar con las elecciones legislativas y el nombramiento de un nuevo jefe de Gobierno. Alternativa para Alemania buscará una paz temprana para la guerra entre Kiev y Moscú, lo que implicaría irremediablemente una reducción de la ayuda, mientras que la alianza conservadora mantendría la asistencia al presidente ucraniano Volodímir Zelenski mientras dure el conflicto.
Ambas fuerzas se disputarán la cancillería en febrero tras la caída de la alianza gubernamental y de ellas dependerá si el rumbo de Alemania cambia radicalmente o se acomoda a las concepciones de la Unión Europea e incluso la OTAN.