El excandidato presidencial y líder del opositor Partido Demócrata se encuentra en terapia intensiva, luego del ataque que sufrió en la ciudad de Busán. El país se encuentra en estado de shock tras el atentado, a poco más de tres meses de las elecciones legislativas.
El líder del opositor Partido Demócrata, Lee Jae-myung, de 59 años, se recupera en un hospital de Busán, segunda ciudad de Corea del Sur, tras haber sido apuñalado en el cuello mientras dialogaba con periodistas. Su vida no corre peligro, afirmaron los médicos.
El hecho sorprendió a la población del país, que se prepara para ir a las urnas el próximo 10 de abril en unas elecciones legislativas que marcarán el pulso político. En marzo de 2022, en los últimos comicios presidenciales, Lee Jae-myung había sido derrotado por el actual mandatario Yoon Suk-yeol, quien se impuso por un margen de apenas el 0,73% de los votos.
Una vida de superación y esfuerzo
Nacido en 1964 en el seno de un hogar de trabajadores, Lee tuvo que dejar el colegio a los 11 años para ganarse la vida en una fábrica. “Mis padres trabajaban en el sector de la limpieza. Yo pude escapar de la pobreza, pero muchas personas de mi entorno siguen luchando y, por eso, me convencí de que era necesario cambiar el sistema”, recordó en una entrevista. A los 13 años, un accidente laboral le produjo una discapacidad permanente en uno de sus brazos.
Mientras continuaba trabajando en la firma Daeyang Industries, Lee pudo terminar sus estudios en una escuela nocturna y obtuvo el diploma del secundario. En 1980 ingresó en la Escuela de Leyes de la Universidad Chung-Ang, de Seúl. Una vez recibido, se sumó a “Abogados por una Sociedad Democrática” (Minbyun, sigla en coreano), una organización civil dedicada a la defensa de los derechos humanos. Esta ONG formó parte del movimiento que reclamó la democratización del país en la década del 80.

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Su ingreso en política y sus primeros triunfos
En 2006 se produjo su ingreso en política: presentó su candidatura a alcalde de la ciudad de Seongnam, donde se crió, pero fue derrotado. Insistió cuatro años más tarde y fue elegido para ese cargo electivo, que ocupó entre 2010 y 2014. Fue reelegido para un segundo mandato, que ejerció entre 2014 y 2018. Entre sus iniciativas estrella, puso en marcha un ingreso básico universal para los jóvenes, la entrega de uniformes escolares gratuitos y un exitoso programa de atención postnatal.
Derrotado en 2017 en las elecciones primarias presidenciales del Partido Demócrata, Lee fue elegido, un año más tarde, como gobernador de Gyeonggi -la región más poblada del país, en la zona metropolitana en torno de Seúl-. Durante la pandemia de COVID-19, tuvo a su cargo la gestión sanitaria en ese importante distrito surcoreano y pudo contener la difusión del virus con testeos masivos y seguimiento de los infectados.
Propuestas audaces y una elección presidencial muy pareja
En 2021, Lee Jae-myung se impuso en las elecciones primarias del Partido Demócrata y se convirtió en candidato a presidente, en los comicios que se celebraron el 9 de marzo de 2022. Entre sus promesas de campaña, se encontraba la propuesta de una renta básica universal de 500.000 wones mensuales (unos 385 dólares), que representaban el equivalente al 14% del salario medio del país.
Los resultados fueron muy parejos y la elección se definió por apenas 247 mil votos, sobre un total de 32,5 millones de votantes. El candidato del conservador Partido del Poder Popular, Yoon Suk-yeol, obtuvo el 48,56%, contra el 47,83% de Lee Jae-myung. El derrotado se mantuvo al frente del liderazgo del Partido Demócrata y se especulaba con una nueva postulación para las presidenciales de 2027.

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Consultado sobre su eventual política exterior, Lee se había mostrado contrario a elegir entre China y EE.UU. en la disputa por el liderazgo global. En una entrevista con el Korea Times, dijo: “En medio de la creciente rivalidad sino-estadounidense, Corea del Sur debe mantener su ambigüedad estratégica”. Y añadió: “Corea del Sur es la décima economía del mundo y posee el sexto complejo militar más poderoso; entonces, ¿por qué deberíamos dejarnos presionar para tomar una decisión que beneficie los intereses de otros países? Podemos tomar decisiones independientes, poniendo nuestros intereses nacionales por delante”.