A diferencia del modelo de democracia liberal occidental, el régimen político de Irán se organiza como una república islámica presidencial con impronta teocrática.
Aunque cuenta con instituciones propias de un sistema republicano, como un parlamento y un presidente electo, también posee figuras que concentran el poder político y religioso, como el Líder Supremo y el Consejo de Guardianes.
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Consejo de Guardianes: ¿qué es?
El Consejo de Guardianes, también conocido como Consejo Constitucional, es uno de los organismos con mayor poder dentro del Estado iraní. Su función principal es velar para las leyes del país se ajusten tanto a la Constitución como a los principios islámicos, también conocidos como “sharía”.
Está conformado por 12 miembros. Entre ellos, seis son juristas islámicos nombrados directamente por el Líder Supremo, Alí Jameneí. El resto son juristas especializados en derecho civil, propuestos por el jefe del Poder Judicial y aprobados por el Parlamento.
¿Cuáles son sus principales funciones?
El Consejo de Guardianes cumple un rol central en el sistema político iraní a través de tres funciones clave:
- Examinar a los candidatos para las elecciones estatales. Cuenta con la autoridad suficiente para descalificar a los iraníes que considere no aptos para presentarse. Si considera que no cumplen con los requisitos ideológicos, religiosos o morales, puede impedir su participación.
- Supervisar las elecciones. Su intervención va desde la organización hasta la validación de los resultados.
- Vetar o exigir cambios en la legislación aprobada por el parlamento iraní. Si detecta inconsistencias con la Constitución o con los principios de la ley islámica, puede vetarlas o exigir modificaciones antes de que entren en vigencia.

Además, el Consejo de Guardianes tiene la facultad de interpretar la Constitución, lo que refuerza su papel como traductor oficial de los valores islámicos en la vida política y jurídica del país.
El Consejo de Guardianes como “cuarto poder”
La relevancia del Consejo de Guardianes dentro del Estado iraní radica en su capacidad para intervenir en los tres poderes que reinan en Irán; Ejecutivo, Legislativo y Judicial; sin formar parte formal de ninguno de ellos. Es quien controla los márgenes de acción, alegando ser el garante ideológico del sistema.
Por estas razones, muchos analistas lo consideran una especie de “cuarto poder”, ya que determina lo que el voto popular no define. Valida las reglas del juego, decide quiénes pueden competir en las elecciones y establece qué es aceptable desde el punto de vista constitucional y religioso.
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De esta manera, el Consejo de Guardianes ocupa un lugar central en el régimen político iraní, siendo uno de sus pilares fundamentales. Entender su rol no solo ayuda a comprender la dinámica interna en Irán, sino también a reconocer que existen otras realidades políticas más allá del modelo democrático occidental.