Donald Trump solicitó a Israel que se abstenga de nuevas operaciones militares en Siria y garantice un diálogo “firme y verdadero” con el nuevo gobierno en Damasco, tras una incursión israelí en el sur de Siria que dejó decenas de muertos.
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Por qué Estados Unidos intercedió por Siria ante Israel
Una operación militar de las fuerzas israelíes en la localidad siria de Beit Jin desencadenó violentos enfrentamientos. Según reportes, al menos 13 personas murieron, entre ellas civiles y menores, y hubo más heridos tras bombardeos aéreos y combates terrestres. Siria calificó la acción como un “crimen de guerra”.
La violencia ocurre tras la caída del régimen de Bashar al-Assad y la consolidación de un nuevo gobierno encabezado por Ahmed al-Sharaa, respaldado parcialmente por Washington.
A través de su cuenta en Truth Social, Trump exigió que Israel se abstenga de interferir en el rumbo de Siria, y subrayó la necesidad de un diálogo sólido entre Jerusalén y Damasco. “Nada debe impedir la evolución de Siria hacia un Estado próspero”, advirtió el presidente de los Estados Unidos.

El mandatario además aseguró que Washington apoya la reconstrucción de Siria tras la guerra y que ya suspendieron sanciones como parte de ese esfuerzo para alinear a Damasco con Occidente.
A poco de emitir el mensaje, la oficina del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, confirmó que recibió una llamada de Donald Trump para una nueva visita a la Casa Blanca en un futuro cercano, en lo que sería la quinta desde que Trump asumió nuevamente el cargo.
De esta forma, la Casa Blanca elevó la presión diplomática sobre su aliado, en medio de crecientes tensiones por la reconstrucción del país árabe y su reintegración regional, además de reforzar su liderazgo en el futuro de Medio Oriente.
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Trump limita el accionar de Netanyahu en Medio Oriente, ¿temor a una escalada?
Después del inédito respaldo militar y político de Estados Unidos hacia Israel durante su prolongada campaña contra el terrorismo, que incluyó ataques a la Franja de Gaza, Líbano, Siria, Yemen e Irán, Donald Trump decidió buscar la integración de más países árabes y una mayor moderación de sus líderes.
La caída del régimen de Bashar al-Assad y los aparentes intentos de Ahmed al-Sahara por estabilizar Siria recibieron el visto bueno del republicano, que mantuvo una reunión bilateral con el mandatario interino sirio y se comprometió a remover sanciones para aliviar su compleja situación económica y social.

Es por esto que Estados Unidos solicitó a Tel Aviv que se abstenga de intervenir en el país vecino, un freno a un accionar frecuente desde el exilio del último dictador. Ejemplo de ello son las operaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en Sweida para garantizar la integridad de los drusos, una minoría religiosa del Islam asentada entre los Altos del Golán, también ocupados por el ejército israelí para establecer una zona de seguridad.
Los funcionarios estadounidenses temen que los esfuerzos por estabilizar a Damasco se vean afectados ante una potencial escalada, alimentada por las continuas tensiones en las localidades fronterizas y la constante fragilidad territorial del Estado sirio, que enfrenta amenazas terroristas.
La declaración de Donald Trump marcó un giro diplomático que pone en duda los dos años de apoyo incondicional hacia Israel y la consolidación de Siria como un candidato para la paz, pero además como un socio estratégico de Estados Unidos en Medio Oriente, más allá de Tel Aviv.




