Mientras se discute cรณmo recuperar algo de salud para la golpeada economรญa internacional, y si se sentirรก mucho, poco o nada el impacto de la crisis en el sur de nuestro continente, los brasileรฑos parecen no tener dudas: el mayor peligro viene de Asia. Sostienen que una eventual desaceleraciรณn china provocarรญa un fuerte efecto en los paรญses que, como Brasil o la Argentina, son grandes proveedores de commodities agrรญcolas y minerales.
Si bien los dos socios mayoritarios del Mercosur muestran signos de estar mejor preparados que en el pasado para enfrentar las turbulencias econรณmicas globales, en Brasilia -como lo seรฑalรณ semanas atrรกs el ministro de Hacienda Guido Mantega- son muchos los que rezan para que China no se caiga.
Dilma Rousseff ha demostrado ser mรกs pragmรกtica que creyente, por eso en la nota central de esta ediciรณn analizamos el paquete de medidas de corto y mediano plazo que impulsa la lรญder brasileรฑa con el fin de fortalecer la industria, afrontar la guerra de divisas y defender la producciรณn local y el mercado interno.
En suma, buscar algo de previsibilidad en un contexto internacional dominado por una crisis crรณnica que arrancรณ en 2008, que nunca se resolviรณ del todo y cuya prolongaciรณn pone en evidencia el agotamiento de ciertos modelos y recetas. Frente a un horizonte de transiciรณn econรณmica y de reacomodamientos en el sistema de poder mundial, la alianza estratรฉgica de nuestro paรญs con el gigante sudamericano se torna cada vez mรกs decisiva.