El regreso del sistema de cupos en puestos estatales destinado a los veteranos de la guerra por la independencia en 1971 fue el punto de inflexión para el inicio de las protestas estudiantiles en Bangladesh.
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Ante los reclamos por la limitación de oportunidades, la respuesta represiva de Sheik Hasina causó una escalada de violencia y la adhesión de otros sectores a las manifestaciones, quienes lograron la dimisión de la primera ministra tras semanas de caos.
En DEF te contamos cómo se produjo la salida del Clan Hasina del poder y el comienzo de un gobierno interino supervisado por el premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus.
¿Qué sucedió en Bangladesh?
Tres semanas de anarquía en las calles de Bangladesh y la pérdida del control sobre las masas llevó a que la “heredera” del independentismo de 1971, Sheikh Hasina, renunciara a su cargo de primera ministra.
Movimientos estudiantiles salieron a protestar acompañados de miles de bangladesíes en contra del Clan Hasina y el intento de restaurar el sistema de cupos destinado a los veteranos de la guerra por la independencia en 1971 por parte del Tribunal Supremo. Estos cupos cumplieron una función vital tras el proceso de separación de Pakistán para la retribución a los soldados, pero hoy son considerados como un mecanismo para perpetuar al partido gobernante en el poder.

El proceso independentista fue encabezado por la Liga Awami de Sheikh Mujibur Rahman, progenitor de Sheikh. El “padre de la independencia” fue el primer presidente de Bangladesh y dio inicio al auge del poder político de su agrupación.
Los Awami gobernaron de forma alternada con otras fuerzas y personalidades, pero desde 2009 Sheikh Hasina se afianzó en el poder después de su primer gobierno (1996-2001) hasta abandonarlo ahora por la fuerza como consecuencia de la presión de distintos sectores de la sociedad.
Perpetuación en el poder y problemas sociales
Apodada como la “Dama de Hierro de Asia del Sur”, la descendiente de Rahman encabezó cuatro períodos consecutivos, el último de ellos sospechado de fraude electoral, en los que el crecimiento de Bangladesh se vio reflejado en los principales indicadores económicos.
Desde 2010, el Producto Bruto Interno despegó y hoy se encuentra en 460.2 miles de millones de dólares, con un crecimiento constante de entre cinco y siete puntos porcentuales. Se posiciona como la 25° economía del mundo, por encima de países como Suecia, Noruega, Países Bajos, Singapur y Chile.

Sin embargo, la calidad de vida de la población dista mucho de lo esperado en una nación que evidencia un constante crecimiento macroeconómico. El acceso a la educación está al alcance de unos pocos, el desempleo y la falta de generación de empleo privado son problemas estructurales y el Estado parece ser la única vía de consagración profesional.
La represión y la intimidación sobre los opositores de la política y de organizaciones sociales fueron las cartas que usó el Clan Hasina para perpetuarse en el poder. Amnistía Internacional denunció desapariciones forzadas, torturas, ejecuciones extrajudiciales y ataques a la libertad de expresión.
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Es por esto que el regreso del sistema de cupos fue el disparador de las protestas estudiantiles. La medida, suspendida desde 2018, le otorgaba el 30% de los 3.000 puestos estatales que se abren anualmente a los veteranos de la independencia y sus familias, lo que dejaba fuera a los egresados universitarios de un espacio de transformación clave.
Los estudiantes y la industria textil, claves en la caída de Sheik Hasina
Los primeros en alzar la voz contra el gobierno de Hasina fueron los estudiantes y las protestas comenzaron a visibilizarse gracias al acompañamiento de trabajadores precarizados, principalmente de la industria textil, clave en el crecimiento económico de Bangladesh ya que representa el 80% de las exportaciones. La gran concurrencia a las manifestaciones obligaron a la primera ministra a actuar.
Lejos de dar marcha atrás, inició la represión a través de su milicia paramilitar, la Liga Chhatra, la Policía y la Guardia Fronteriza. Sheikh Husina incluso llegó a llamar a los protestantes “razakars”, como se le decía a los bangladesíes colaboracionistas del ejército de Pakistán en la lucha independentista.

El ataque de las fuerzas de seguridad generó un espiral de violencia y los manifestantes abandonaron los medios pacíficos para comenzar a tomar edificios gubernamentales y estructuras clave para la infraestructura pública.
Bangladesh cerró el mes de julio con más de 400 muertos y 30.000 heridos, cortes de internet, prohibición de huelgas y toques de queda en todo el país. El Tribunal Supremo volvió a abolir el sistema de cupos, pero las consignas ahora reclamaban justicia por los asesinados en las protestas y la renuncia de la primera ministra, Sheik Hasina.

La conversión a un “movimiento de no cooperación” apuntó contra todo el aparato político nacional, objetivo que se consumó el lunes 5 de agosto tras la huida en helicóptero de Hasina hacia la India después de la incesante presión ejercida en las calles.
Comparados con la “primera liberación”, el proceso de independencia de 1971, estudiantes y trabajadores tomaron la casa de Gobierno y pusieron fin a 15 años de gobierno del Clan Hasina.
Quién es Muhammad Yunus, garante de la transición política en Bangladesh
El vacío de poder tras la dimisión de Sheikh Hasina fue rápidamente subsanado por los militares quienes reunieron a las distintas fuerzas políticas, por excepción de la Liga Awami, y organizaron un gobierno de transición.
Los líderes del movimiento “Estudiantes contra la Discriminación” impulsaron el liderazgo de Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz, en busca de una nueva etapa política del país. El economista, banquero y creador de los microcréditos en Bangladesh aceptó el pedido de los estudiantes, apoyado por los militares y el arco político, y será el asesor principal.

Los microcréditos, destinados a personas de bajos ingresos, fueron una de las medidas más innovadoras que surgieron desde el sector privado de Bangladesh para impulsar el ahorro, el consumo y, como meta final, la reducción de la pobreza.
Para potenciar su creación, en 1976 fundó el Banco Grameen y siete años más tarde ya operaba como una entidad bancaria gracias a la autorización de la política bangladesí. Su invento fue utilizado en Estados Unidos y en 2006 fue premiado con el premio Nobel, una confirmación del impacto positivo del banquero en la sociedad.
La rivalidad política entre Yunus y Hasina
Muhammad Yunus buscó catapultarse a la política con la creación de un nuevo partido, pero se encontró con la oposición de Sheikh Hasina. Con su regreso al poder, la primera ministra inició una campaña en su contra y lo acusó de utilizar el Grameen como su “propiedad personal” en 2010. Al año el Banco Central de Bangladesh lo forzó a renunciar a la titularidad.
La persecución siguió y en 2013 las autoridades buscaron encarcelar a Yunus bajo el cargo de evasión de impuestos. Ese mismo año, la Justicia lo sentenció a seis meses de cárcel por violar las leyes laborales, una pena que no llegó a cumplir gracias a las presiones internacionales. A estos dos casos se sumaron otras 148 causas judiciales en contra de Yunus.
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Lejos de la persecución de la Liga Awami, ahora será Muhammad Yunus quien tendrá la oportunidad de transmitir su mirada a 170 millones de bangladesíes, al menos como asesor de un gobierno transitorio que tiene la pluralidad de opiniones y la participación de sectores clave.