Miles de bombas y minas marinas siguen activas en el campo de batalla a casi 80 años de la finalización de la última gran guerra intercontinental.
Pasaron 79 años de la caída de Berlín y del estallido en Japón de las dos bombas atómicas que finalizaron la Segunda Guerra Mundial, pero a pesar del tiempo transcurrido, las bombas en ciudades y las minas en los océanos continúan amenazando a la población europea y asiática.
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En DEF te contamos cuál es la situación en Europa, a ocho décadas de la conclusión del conflicto.
Las tardías consecuencias de la Segunda Guerra Mundial
Lejos de que el resultado de la Segunda Guerra Mundial siga afectando políticamente a Europa y Asia, aquellas operaciones militares de los Aliados y del Eje continúan amenazando a ciudades enteras en el presente.
Es difícil determinar cuántas bombas y minas están activas, pero para dimensionar la gravedad de la situación se puede tomar como referencia el proyecto de desactivación masiva que se lleva a cabo en Berlín y que no tiene fecha de finalización.

Solo en la capital alemana se estima que hay más de 4.000 bombas activas producto de los ataques previos a su caída en 1945. Desde 2019, el inspector en jefe de la policía berlinesa, Dietmar Püpke, impulsó la creación de un equipo de buscadores de bombas para limpiar el subsuelo de una ciudad minada.
A nivel nacional se cree que en Alemania se arrojaron entre 1.900.000 y 2.700.000 toneladas de bombas durante la Segunda Guerra, de las cuales entre el 5% y el 15% no estallaron. En el peor de los casos quedarían alrededor de 400.000 bombas con riesgo de explotar en cualquier momento.
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El Ministerio de Defensa del Reino Unido también se encargó de dar claridad a lo que sucede en su territorio. Según fuentes oficiales, de 2010 a la fecha, se desactivaron más de 450 bombas alemanas, la mayoría formó parte de la ofensiva aérea conocida como “The Blitz”.
Esta operación consistió en 127 ataques realizados con 30.000 toneladas de explosivos entre septiembre de 1940 y mayo de 1941, que dejaron alrededor de 43.000 civiles muertos y más de 2.500.000 de personas sin hogar. El riesgo de volver a experimentar esa catástrofe permanece latente entre los británicos, ya que se cree que el 10% de bombas no explotaron.
Años más tarde se dio otra campaña aérea de menor envergadura, pero con peores consecuencias. Tras una serie de victorias aliadas, la Royal Air Force surcó los cielos alemanes y desató la Operación Gomorra sobre Hamburgo.
Se reportaron 50.000 personas fallecidas y 300.000 edificios destruidos en la ciudad portuaria producto de los bombardeos incesantes con 9.000 toneladas de bombas entre julio y agosto de 1943.

Sobre el cierre de la guerra, la fuerza aérea británica protagonizó otra misión, esta vez en Dresde. Mil aviones sobrevolaron la cuarta ciudad alemana más poblada de la época y la redujeron a escombros. Dos días de ataques causaron la muerte de entre 20.000 y 45.000 civiles.
Solo tres campañas aéreas de corta duración produjeron un efecto devastador en la población que continúa hasta hoy. Sin poder establecer ni siquiera estimaciones globales, resta imaginar lo que los seis años de la Segunda Guerra Mundial hicieron en mares, océanos y en las ciudades de Europa.
La última gran alarma
En los últimos años, Francia, Polonia, Hungría, Reino Unido y Alemania fueron noticia por el hallazgo de bombas de la Segunda Guerra Mundial. En algunos casos la desactivación fue exitosa y, en otras, la operación llevó a la muerte.
El pasado 23 de febrero Keyham, barrio de la ciudad portuaria británica de Plymouth, fue noticia por el descubrimiento de una bomba que obligó a la evacuación de más de 3.000 personas, una de las más grandes en tiempos de paz.
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Según información del Ministerio de Defensa del Reino Unido, el artefacto pesa alrededor de 500 kilogramos y estaba enterrado en el patio de una vivienda. El ejército británico y la Royal Navy trabajaron a contrarreloj para trasladar la bomba al ferry de Torpoint y desactivarla en altamar.

A pesar de la gran movilización, el operativo queda chico en comparación a lo que sucedió en el distrito de Westend, Frankfurt en 2017.
Constructores alemanes hallaron una Blockbuster 4000 de 1.4 toneladas, de las más grandes arrojadas por la Royal Air Force en territorio alemán. La evacuación implicó la movilización más grande que se realizó en el país desde 1945 y también de los países participantes de la Segunda Guerra.
Más de 65.000 personas en en un radio de 1,5 kilómetros tuvieron que abandonar sus viviendas y puestos de trabajo, incluidos los empleados de un edificio del Banco Central de Alemania, hasta que la bomba fue desactivada.




