Hace varios años, Burkina Faso presenta un difícil escenario entre guerrillas, terrorismo y una permanente inestabilidad política. Los dos golpes de Estado en 2022 fueron la consecuencia de una acentuada crisis nacional y propició la llegada de Ibrahim Traoré, el presidente del Movimiento Patriótico para la Salvaguardia y Restauración que hoy gobierna el país de África Occidental.
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Burkina Faso, más cerca de las dictaduras militares
Burkina Faso es un país dentro de la constante crisis que atraviesan diversas naciones africanas. Las décadas de colonialismo y el traumático proceso independentista logrado en 1960 no alcanzan a explicar la dura realidad actual.
Los sucesivos golpes de Estado (1966, 1980, 1982, 1983, 1987, 2014 y 2022) interrumpieron distintos procesos democráticos y militares que no le permitieron al país construir un proyecto nacional. En 1978 hubo un breve gobierno civil que sufrió la insurgencia militar.
Incluso, Thomas Sankara, conocido internacionalmente como el Che Guevara africano, salió del poder de la misma forma que llegó: asesinado tras un proceso de derrocamiento luego de un corto proceso, entre 1983 y 1987.

La nación burkinesa tuvo un período de gobernanza prolongada entre 1987 y 2014 bajo la figura de Blaise Compaoré, antiguo aliado de Sankara que, finalmente, fue depuesto para iniciar un proceso de transición democrática por primera vez en 50 años. Roch Marc Christian Kaboré resultó electo en 2015, en elecciones libres, con más del 50% de los votos, aunque su mandato se interrumpió por un golpe de Estado en 2022.
Aquel año fue particular, ya que se produjeron dos alzamientos militares. El primero contra Kaboré, en enero, y el segundo, en septiembre, contra el presidente interino Paul Henri Sandaogo Damiba, protagonizado por Ibrahim Traoré.
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¿Quién es Ibrahim Traoré?
Nacido en 1988, en Kéra, Traoré se graduó en Geología por la Universidad de Uagadugú y, en 2009, decidió unirse al ejército.
Con entrenamientos en Marruecos y formación en infantería al norte de Burkina Faso, se sumó a MINUSMA, una fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas involucrada en la guerra de Malí.
Ibrahim Traoré ascendió a segundo teniente en 2012 y, dos años más tarde, al rango de teniente por su papel en el conflicto en Malí. En el regreso a su país de origen, se alistó para combatir a la insurgencia yihandista que domina el 40% del territorio nacional. En 2020 logró escalar al puesto de capitán y comenzó a tener injerencia en discusiones políticas.

En 2022 fue parte del golpe de Estado que depuso al presidente democráticamente electo, Roch Marc Christian Kaboré, y más tarde al militar Christian Kaboré. Su llegada al poder fue de la mano del Movimiento Patriótico para la Salvaguardia y Restauración, el mismo que había nombrado líder a Kaboré, ante la creciente decepción por su pobre papel para detener al terrorismo.
La presidencia de Traoré fue disruptiva desde un inicio, expulsando a las fuerzas francesas que colaboraban en la lucha contra la insurgencia local en febrero de 2023. El gobierno burkinés desarrolló la Alianza de Estados del Sahel, una unión con Malí y Níger, y reemplazaron a Francia, como proveedor militar, por Rusia y China.
Además, la junta militar de Burkina Faso anunció la nacionalización de las minas como parte de una estrategia para retener el rédito para la explotación mineral y la producción local de oro.
Propuso unir al continente africano bajo un solo sistema, los Estados Unidos de África, aunque el plan representa una utopía por diferencias irreconciliables, la destacada desigualdad entre los propios países y la imposibilidad de distribuir equitativamente la riqueza continental.
El nuevo líder de la junta militar resistió dos intentos de golpes de Estado en 2023 y 2024 por parte de disidentes de las Fuerzas Armadas. Pese a esto, la falta de elecciones democráticas y las acusaciones de autoritarismo frente a la oposición, Ibrahim Traoré continúa al frente de Burkina Faso y se consolida como un mandatario importante en la región del Sahel y África.