Desde la guerra entre Rusia y Ucrania hasta nuevos focos de violencia en Medio Oriente y Asia, sumado a la militarización del Caribe por parte de Estados Unidos, los sucesos del 2025 reflejaron tanto históricas disputas geopolíticas como la aparición de nuevos focos de conflicto.
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Guerra en Ucrania: continuidad pese a los esfuerzos de paz
La guerra entre Rusia y Ucrania, iniciada en 2022, continuó este año como uno de los conflictos más devastadores de la actualidad. Ambos bandos emplearon artillería, drones y misiles, con pocos avances y retrocesos en el frente, y un alto impacto humanitario y económico que arrastra de forma inmediata a Europa.
El conflicto estancado impulsó a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a reforzar sus inversiones en defensa y contribuyó al mayor aumento del gasto militar desde la Guerra Fría en 2024 y 2025.
La invasión rusa continúa pese a las sanciones internacionales de la Unión Europea y Estados Unidos, así como las demandas que Moscú llevó a la mesa de negociaciones en Turquía a mediados de año y luego a Miami cuando la Casa Blanca reflotó la vía diplomática como mediador.

El Kremlin se mantiene inflexible e impone sus reclamos de seguridad y desmilitarización de Europa del Este, con foco en la OTAN y su afán expansionista hacia las fronteras con Rusia. Es decir, pretende que se niegue de forma expresa la posibilidad de que Ucrania se una a la Alianza Atlántica. Además, Vladímir Putin pretende hacerse con el control de los territorios ocupados en Ucrania, incluidos aquellos aún en disputa con Kiev.
En un 2025 atravesado por la única novedad del encuentro entre Trump y Putin en Anchorage, Alaska y las negociaciones en sí mismas, la guerra en Ucrania se encuentra en un punto muerto entre las desmedidas ambiciones de Rusia, el impacto energético y político de la ruptura de relaciones con Europa, y la intermediación de Estados Unidos, que hasta el momento no produjo avances sustanciales.
Franja de Gaza: fin a la crisis de rehenes y nuevos ataques
En 2025, siguieron las hostilidades en la Franja de Gaza por ofensivas israelíes y violencia palestina, pese al alto el fuego firmado en octubre. A pesar de la paz impulsada por Estados Unidos, Egipto y Qatar, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) intensificaron sus ataques contra figuras vinculadas al aparato político y militar de Hamás, en un intento por prevenir el rearme de la organización terrorista palestina.
El único hito destacable más allá del alto el fuego fue el retorno a salvo de los rehenes restantes y la recuperación de los cuerpos que habían sido secuestrados por Hamás el 7 de octubre de 2023.

De la misma forma que en Ucrania, la vía diplomática no logró abordar los temas de fondo, mientras parte de la población árabe de la región sigue reclamando un Estado de amplio reconocimiento para los palestinos y la actual Autoridad Nacional Palestina (ANP) no logra consolidar un proyecto de gobernanza para Cisjordania y la Franja de Gaza.
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Asia en tensión: dos potencias nucleares en conflicto directo
En mayo de 2025, estalló un conflicto directo entre India y Pakistán tras un ataque terrorista en Pahalgam (Cachemira) que dejó decenas de civiles muertos, lo que llevó a la India a lanzar ataques militares contra presuntos campamentos en Pakistán. Luego de tres días de hostilidades, se acordó un alto el fuego entre ambos países nuclearizados.
Las tensiones se centraron en Cachemira, un territorio disputado desde la partición de 1947, y se intensificaron tras el atentado de abril de 2025, que provocó represalias militares indias y una respuesta paquistaní, exacerbando una rivalidad histórica agravada por la capacidad nuclear de ambos países.

También en Asia, Tailandia y Camboya protagonizaron enfrentamientos a lo largo del año a raíz de disputas territoriales, en torno a áreas veneradas culturalmente, como sitios antiguos y templos. Se registraron ataques aéreos e incursiones terrestres, pero sin el volumen registrado en otros conflictos internacionales.
Un factor que volvió a repetirse es la intermediación de Estados Unidos y la falta de cumplimiento del alto el fuego en un conflicto que causó el desplazamiento forzado de más de 200.000 personas cercanas a las fronteras. Actualmente, ambos países se acusan de infringir el tratado de paz y el conflicto podría encontrar continuidad en 2026.
La escalada de Estados Unidos sobre el Caribe y Venezuela
Sin lugar a dudas, el despliegue militar de la cuarta flota del Comando Sur de los Estados Unidos en el Caribe fue la novedad geopolítica de 2025. La presión de Donald Trump sobre las organizaciones criminales latinoamericanas y la dictadura de Venezuela generó una ola de respuestas en la región, que se expresó como aislamiento y falta de apoyo hacia Caracas, incluso por parte de países anteriormente cercanos como Brasil.
Además, la alineación de naciones caribeñas como Puerto Rico y Trinidad y Tobago con Washington impactó de forma acentuada en el accionar estadounidense en el Caribe.

Los ataques letales a embarcaciones presuntamente ligadas al narcotráfico y la captura de buques petroleros sancionados internacionalmente dieron forma a una intervención que solo se había visto con el caso del dictador Manuel Noriega en Panamá y podría producirse nuevamente con Nicolás Maduro, sospechado de encabezar el cartel de los Soles y ser responsable de la violación de los derechos humanos de venezolanos, así como de corrupción y fraude electoral.
De momento, Estados Unidos parece no decidirse a intervenir militarmente en Venezuela, pese al contexto de mayor tensión y los reclamos de parte de la política venezolana, exiliada en el extranjero, de forzar una salida del gobierno dictatorial.
Con potencias militares involucradas y países periféricos en conflictos abiertos, el año 2025 consolidó una tendencia de guerras interconectadas y escaladas militares en diferentes regiones, con el fracaso de la diplomacia en distintos niveles y la falta de soluciones duraderas para históricos conflictos, como en Ucrania, la Franja de Gaza e India y Pakistán en Asia.




