La vida en el kibbutz Be’eri se detuvo el 7 de octubre de 2023, a las 6:34 de la mañana, cuando comenzaron a sonar las alarmas. En las siguientes horas, el territorio se convirtió en una zona liberada para unos 300 terroristas de Hamás, que entraron a sangre y fuego y descargaron su furia contra los pobladores de esta emblemática comunidad rural fundada en 1946, dos años antes de la creación del Estado de Israel.
El saldo, al final del día, fue aterrador: 102 de sus cerca de 1200 habitantes fueron asesinados y 40, trasladados como rehenes a la franja de Gaza. Tras la primera fase de la tregua, aún quedan seis personas cautivas en poder del grupo fundamentalista palestino. DEF recorrió, junto a un grupo de medios internacionales, el kibbutz Be’eri, ubicado a solo cinco kilómetros de la franja de Gaza. Esta pacífica comunidad se transformó, hace exactamente un año y medio, en una de las “zonas cero” de la tragedia.
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“Las personas aquí solo querían vivir; mientras que las personas de allá (los terroristas de Hamás) los querían ver muertos, por ningún motivo, solo por el hecho de ser judíos e israelíes”, señaló Dotan Nave, de 36 años, nacido y criado en Be’eri y sobreviviente de la masacre. Su padre, Mordechai Nave, y la compañera de este último, Yona Fricker, fueron dos de las víctimas de Hamás.

El testimonio de un sobreviviente del horror en Israel
“Los terroristas rodearon completamente el vecindario y no dejaron que nadie ingresara ni saliera del lugar, lo que impidió que las fuerzas de seguridad locales pudieran actuar”, recordó Dotan, cuya abuela Rachel, una inmigrante procedente del actual Irak, fue una de las fundadoras del kibbutz. “Los atacantes recorrieron casa por casa, asesinando y secuestrando gente y prendiendo fuego los hogares”.

Los padres de Dotan se conocieron en Be’eri y, luego del fallecimiento de su madre cuando Dotan tenía once años, su padre volvió a formar pareja con Yona Fricker. “Mi padre salió de su casa a las 8,30, luego de oír los primeros disparos con armas de fuego, y llamó a su compañera. Cuando iba camino a buscarla, fue asesinado”, reconstruyó el sobreviviente de la tragedia. El mismo trágico destino lo sufriría su pareja, cuya hija y tres nietas se cuentan entre los sobrevivientes de uno de los días más dramáticos de la historia de Israel.
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Mientras los terroristas se desplazaban por el kibbutz con total impunidad, Dotan y su esposa permanecieron 19 horas escondidos en su casa y recién fueron evacuados a las 2,30 de la madrugada del día siguiente por soldados de las Fuerzas de Defensa israelíes. “Afortunadamente, mi hermano, su esposa y sus dos hijos también lograron sobrevivir”, añadió.

Una comunidad diezmada por la masacre de Hamás
“Había unas 1200 personas viviendo en Be’eri y hoy solo quedan unas cien”, indicó Dotan. “Aquí somos una comunidad, donde todos recibimos el mismo salario, incluso los que trabajamos fuera, y compartimos un proyecto de vida”, destacó, y agregó que solo quieren que “la vida vuelva a ser lo que era”. Él es diseñador gráfico y trabaja en Jerusalén, pero gran parte de sus vecinos lo hacía en la imprenta comunitaria de Be’eri.
Consultado sobre qué pasará con las casas destruidas por Hamás, Dotan reconoció que “es una decisión difícil” para sus propietarios y, por el momento, solo cien de sus antiguos vecinos regresaron al kibbutz, que perdió casi un 10% de su población en la masacre del 7 de octubre de 2023.
“Acá la política no tiene nada que ver; es la vida contra la muerte”, sintetizó este sobreviviente, que está decidido a “mantener vivo” el legado de su padre y de todos los asesinados en una masacre a la que no encuentra explicación.
