Una aeronave de transporte militar ruso modelo AN-22 se estrelló este martes en la región de Ivánovo y las autoridades confirmaron la muerte de las siete personas que iban a bordo tras desplomarse sobre el embalse Uvódskoye poco después del despegue. El accidente reavivó las alarmas sobre el estado de la flota aérea de Rusia.
- Te puede interesar: Cómo son los aviones caza Rafale que Francia le vendió a Ucrania a partir de un histórico acuerdo
Lo que se sabe del trágico accidente en Rusia
La colisión la protagonizó un ejemplar operativo del AN-22 con más de 50 años de antigüedad. Tras el siniestro, las autoridades abrieron una investigación para determinar si fallos técnicos o mantenimiento obsoleto provocaron el accidente.
Lo que se conoce es que la aeronave realizaba un vuelo de prueba tras haber sido sometida a mantenimiento. Al despegar, comenzó a “desintegrarse en el aire” sobre el embalse Uvódskoye, en la región de Ivánovo que se encuentra a 250 kilómetros de la capital rusa.

A bordo viajaban cinco miembros de la tripulación y dos pasajeros que fallecieron en el accidente. Sus cuerpos fueron recuperados por equipos de buzos del servicio de emergencias.
- Te puede interesar: Rusia en alerta: el nuevo armamento subsónico que Estados Unidos podría darle a Ucrania
AN-22: el ocaso de un avión de la era soviética
El An-22 es un turbohélice de origen soviético fabricado por Antonov, que supo ser el avión de transporte militar más grande del mundo hasta la aparición del C-5 Galaxy de Estados Unidos y el modelo AN-124 de la misma compañía más tarde, llevaba más de cinco décadas en servicio.
La aeronave tenía una capacidad de transporte para 290 pasajeros hasta 250.000 kilogramos máximos para garantizar su despegue, que pueden ser trasladados a objetivos dentro de un área de 5.000 kilómetros.

Según medios locales, el ejemplar accidentado en Ivánovo era el último operativo del modelo, lo que sugiere que el accidente podría estar relacionado con su obsolescencia o con fallos estructurales derivados del uso prolongado. El incidente pone fin a la historia del AN-22 en la fuerza aérea rusa.
La desintegración en pleno vuelo del AN-22 y la muerte de sus siete ocupantes constituyen un duro golpe para la aviación militar. El accidente denota la falta de capacidad aérea que experimenta Rusia al utilizar aeronaves de la era soviética, un factor acentuado desde el comienzo de la guerra en Ucrania y la asignación de los esfuerzos bélicos al campo terrestre y la innovación de drones.
En medio del conflicto, Moscú se enfrenta al desafío de mantener sus esfuerzos en el frente al mismo tiempo que la innovación y el mantenimiento militar dependen de recursos y el factor del tiempo que Moscú no posee a raíz de las crecientes sanciones económicas y el embargo internacional a los activos nacionales.




