Tras meses de intensos enfrentamientos entre las Fuerzas de Defensa y Hezbollah, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, alcanzó un acuerdo para el alto el fuego en el Líbano por 60 días. El pacto obliga al grupo terrorista a no realizar ataques contra Tel Aviv mientras que el ejército israelí no podrá realizar acciones militares por aire, tierra y mar en el Líbano.
Los detalles del acuerdo entre Israel, el Líbano y Hezbollah
En un principio, el alto el fuego evita los enfrentamientos por 60 días entre Hezbollah y las Fuerzas de Defensa de Israel. Este cese establece el compromiso para la retirada de las tropas israelíes de todo el territorio libanés, mientras que el grupo terrorista debe abandonar el sur del país, punto estratégico para atacar Israel.
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El acuerdo, supervisado por Estados Unidos y Francia, prevé que la región en cuestión pase a manos de las Fuerzas Armadas del Líbano, relegadas en los últimos años por el accionar de Hezbollah.

La idea es aplicar la Resolución 1701 de las Naciones Unidas, que autoriza el despliegue del ejército en las fronteras, sobre todo en las fronteras con Israel, y evitar el resurgimiento de fuerzas no estatales. Esta determinación fue aprobada en 2006 tras un conflicto similar, aunque nunca se llegó a aplicar.
A su vez, el gobierno libanés se compromete a desmantelar instalaciones militares y de producción de armas no autorizadas, inicialmente al sur del río Litani. El primer ministro interino de Líbano, Najib Mikati, también deberá ejercer un control sobre el ingreso de armas al país.
Cese al fuego entre Israel y el Líbano: quiénes serán los garantes del acuerdo
Estados Unidos y Francia serán los encargados de verificar el cumplimiento del acuerdo y de liderar los esfuerzos para apoyar el desarrollo económico de Líbano, en pos de darle estabilidad.
El mismo tratado del cese al fuego incluye un punto que le permite a Israel y el Líbano actuar según el derecho inherente a la legítima defensa. Si bien el alto el fuego es un hito importante para Medio Oriente, no es el comienzo de un proceso de paz en la región.

El cese de las hostilidades entre Israel y Hezbollah está sujeto al cumplimiento por parte de la latente amenaza terrorista, al conflicto que continúa en la Franja de Gaza y a la influencia del régimen de Irán en otros países como Irak, Yemen y Siria.
Qué sucedió en los tres meses de conflicto
En agosto, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) abrieron un nuevo frente en el Líbano contra el grupo terrorista Hezbollah, que llevaba atacando la zona fronteriza y comprometiendo la seguridad en el norte israelí desde el 8 de octubre de 2023, un día después del atentado de Hamás.
La muerte de 3.823 personas y los 15.859 heridos se produjeron en el marco de una serie de acciones de Israel en territorio libanés, siendo la más importante la de los pagers, una de las mayores operaciones de inteligencia vistas en Medio Oriente.

El 17 de septiembre de 2024, la inteligencia israelí logró hacer explotar miles de buscapersonas de Hezbollah en todo Líbano, con un saldo de 37 muertos y 3.000 heridos. Este evento marcó el inicio de una escalada entre ambos bandos y, a su vez, envalentonó a Israel.
Conforme avanzaban los meses, las FDI lograron desmontar poco a poco el alto mando de Hezbollah y de las Fuerzas Radwan, el grupo elite terrorista. El 27 de septiembre eliminaron a Hassan Nasrallah, el histórico secretario general de la organización, un hecho que marcó un punto de inflexión en el liderazgo. Otros posibles sucesores como Kassan Khalil Yassin y Hashem Safieddine también fueron asesinados.

Un mes más tarde, Israel se dispuso a atacar las finanzas del grupo terrorista, sustentada por la ONG bancaria Al Qard Al Hassan. Las sucursales fueron alcanzadas por bombardeos y ataques con drones en los suburbios de Beirut, un golpe clave para afectar las operaciones de Hezbollah.
Las Fuerzas de Defensa continuaron con las operaciones sobre objetivos estratégicos del Consejo Consultivo hasta que el gobierno de Benjamin Netanyahu llegó a un principio de acuerdo para el alto el fuego.
El conflicto dejó, además, las pérdidas humanas y la neutralización de una grave amenaza para la región, daños estructurales en todo Líbano y una crisis humanitaria agravada por el desplazamiento forzado de 1,3 millones de personas en ambos países.