Irán colocó un nuevo satélite de investigación de fabricación nacional en órbita y lo hizo a través de una base espacial rusa ubicada en la provincia de Amur, en Siberia. La relación entre estos países se afianza con este lanzamiento, generando dudas e incertidumbre en Estados Unidos, especialmente en el ámbito militar.
¿Qué rol ocupa Irán en la industria espacial global?
El jueves 29 de febrero, el país de Medio Oriente lanzó Pars-1, artefacto que se puso en órbita a unos 500 kilómetros de la superficie terrestre. El mismo fue transportado por Soyuz, un porta satélite ruso.
Este satélite fue desarrollado por el Instituto de Investigación Espacial de Irán y tiene como objetivo tomar imágenes de esa nación con fines exploratorios en la menor cantidad de tiempo. Supuestamente, en menos de 100 díaspodría cubrir el 95% del territorio iraní.
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En enero, Teherán lanzó otros tres satélites: uno de investigación y dos nano de posicionamiento global y comunicaciones. El lanzamiento fue realizado a través del cohete Simorgh en la base espacial Imán Khoemini, en la provincia iraní de Semnan. En el pasado, había tenido varias fallas que derivaron en incendios y explosiones.
Dentro del espectro espacial, Irán, de a poco, está haciendo un considerable avance. En 2009, a través del vehículo de lanzamiento Safir ubicó su primer satélite: Omid. Desde entonces, se convirtió en el noveno país del mundo en producir y lanzar satélites en órbita con fabricación nacional.
¿Qué tensiones genera a nivel internacional?
Sin embargo, muchos especialistas indican que el cohete Simorgh podría tratarse de una suerte de misil balístico. De hecho, el análisis global de riesgos en 2023 indicó que el lanzamiento de este vehículo podría reducir el plazo para la preparación de este armamento, ya que su tecnología funciona de manera similar y podría tener un “doble uso”.
Aun así, la agencia espacial iraní insiste en que estos satélites no tienen un objetivo militar. A pesar de eso, Estados Unidos no se muestra convencido por estas afirmaciones y asegura que los lanzamientos iraníes incumplen ciertas normativas del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Otros países, como Francia y Alemania, también se sumaron a la confrontación y mostraron preocupación por el desarrollo que pueden generar los satélites israelíes respecto a los misiles balísticos.
El nuevo satélite solo trae más sospechas y se cree que podría tener un motivo subsecuente. Sin embargo, muchas agencias de inteligencia estadounidenses no creen que, por el momento, Teherán esté buscando activamente un arma nuclear. Pero sin dudas, esto aumenta la tensión entre Estados Unidos e Irán, aún más con la colaboración de Rusia en el medio.