Estados Unidos lanzó una operación de gran envergadura contra el programa nuclear iraní, denominada “Martillo de Medianoche”. En una acción coordinada que involucró a 125 aeronaves, se destacaron siete bombarderos furtivos B-2 Spirit por atacar las bases nucleares iraníes. Su recorrido fue de una 18 horas de vuelo desde la base de Whiteman, en Missouri, hasta Irán, con múltiples reabastecimientos aéreos y comunicaciones reducidas para mantener la sorpresa.
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Cómo fue la misión con el B-2 en el conflicto Irán-Israel
El objetivo de la misión asignada a los B-2 fue destruir las instalaciones nucleares clave de Fordow, Natanz e Isfahán, todas profundamente enterradas bajo decenas de metros de roca. Para ello, se utilizaron armas antibúnker GBU-57A/B “Massive Ordenance Penetrator” (MOP) y las bombas convencionales más potentes del arsenal estadounidense. Se lanzaron un total de 14 bombas GBU-57 sobre Fordow y Natanz, complementadas por misiles Tomahawk disparados desde submarinos de la región.

Además, la operación incluyó tácticas de distracción muy efectivas: los B-2 simularon dirigirse hacia Guam mientras otras fuerzas, entre ellas cazas y submarinos, actuaban como señuelos para saturar las defensas iraníes y asegurar que los sistemas antiaéreos no interceptaran el golpe.
Si bien las instalaciones nucleares quedaron severamente dañadas, la Oficina Internacional de Energía (OIEA), liderada por el argentino Rafael Grossi, aún no evaluó los impactos con precisión. Sin embargo, ya advierte riesgos de fugas radiactivas, especialmente en Fordow.
El diseño del avión bombardero de Estados Unidos
El B-2 Spirit fue diseñado en la Guerra Fría por Northrop Grumman. Este bombardeo stealth en forma de “ala volante” combina tecnología furtiva, gran alcance (más de 11 mil kilómetros sin repostar), capacidad para portar armas nucleares y convencionales, y transportes de bombas de hasta 13 toneladas. Actualmente hay 21 aviones de este tipo y solo Estados Unidos los tiene.

De hecho, esta fue la primera vez que se desplegaron GBU-57 desde los B-2 contra objetivos nucleares iraníes, una demostración del único sistema capaz de penetrar fondos subterráneos tan profundos. Este ataque envía un mensaje contundente, no solo en términos tecnológicos, sino en materia geopolítica. El involucramiento de Washington en el conflicto de Irán-Israel marca una nueva página.