Un nuevo gobierno de ultraderecha se asoma, lo que consolida una tendencia que se agiganta cada vez más en Europa. El canciller de Austria, Karl Nehammer, dimitió ante la imposibilidad de formar una coalición de centro entre el Partido Popular Austriaco (ÖVP), los socialdemócratas (SPÖ) y la fuerza liberal Neos. La derrota política abre el camino para el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) liderado por Herbert Kickl, quien será el encargado de iniciar las negociaciones para formar gobierno.
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Cae la coalición de gobierno en Austria
Las elecciones legislativas de septiembre de 2024 dejaron un resultado histórico para Austria. La agrupación de ultraderecha Partido de la Libertad de Austria obtuvo 28,8% de los votos, un incremento de 13 puntos con relación a los comicios de 2019 que confirma la tendencia que atraviesa Europa. Se trata de la primera vez que el FPÖ lidera una votación nacional y se posiciona como el primer bloque del Consejo Nacional.
La coalición gobernante sufrió una derrota sin precedentes: el Partido Popular Austriaco de Karl Nehammer perdió 20 legisladores, mientras que el sector que apoya al presidente, los Die Grünen, vio reducida su fuerza en 10 bancas.
Ante esta situación, el mandatario Alexander Van der Bellen anunció que buscaría un nuevo acuerdo para conformar el gobierno. La negociación reunió a los conservadores de ÖVP, a los socialdemócratas en SPÖ y a la fuerza liberal Neos, que durante meses intentaron limar asperezas y acercar posiciones.

El excesivo déficit presupuestario y el programa económico fueron un fuerte punto de discrepancia, especialmente entre conservadores y socialdemócratas. El fracaso de las conversaciones llevó a que Neos abandonara los esfuerzos por conformar una nueva alianza.
La salida de los liberales desechó la posibilidad de conformar una mayoría ínfima en el Consejo Nacional y la ultraderecha cobró fuerza. Dentro del ÖVP había voces, entre ellas el canciller Karl Nehammer, que buscaban evitar que Herbert Kickl y el FPÖ se unieran al gobierno de alguna forma.
Sin capacidad de negociación ni de llegar a un acuerdo fructífero que garantice gobernabilidad, ahora Nehammer anunció el fracaso de las negociaciones y su dimisión al frente de la administración de Austria.
La ultraderecha, más cerca que nunca de llegar al poder
El presidente austriaco informó en una comparecencia televisada que convocó a Herbert Kickl a conformar un gobierno. El acuerdo y la distribución de cargos recaerán en su figura y en el Partido de la Libertad de Austria, que ya tiene mayoría en el Consejo Nacional y ahora podría encabezar el Poder Ejecutivo.

La ultraderecha se enfrenta a una oportunidad histórica de llevar las riendas del país, pero su principal obstáculo es encontrar una fuerza para aliarse. Alexander Van der Bellen que el ÖVP no descarta conversaciones, lo que implica una flexibilización de la postura que mantuvo desde septiembre.
La renuncia de Karl Nehammer, quien había apuntado a Kickl como un “riesgo para la seguridad nacional”, facilitó el llamado para el polémico líder del FPÖ que hoy está ante una oportunidad histórica de gobernar Austria.
Quién es Herbert Kickl, el posible “canciller del pueblo”
Herbert Kickl fue miembro del Consejo Nacional entre 2006 y 2017, cargo que abandonó para asumir como Ministro del Interior de Austria durante el mandato de Sebastian Kurz en diciembre de 2017.
Su mandato fue manchado por el Caso Ibiza, una trama de corrupción y tráfico de influencias que involucró en 2017 a Heinz-Christian Strache, en ese momento vicecanciller y líder del Partido de la Libertad de Austria y a Johann Gudenus, la segunda figura de importancia en el partido.

El escándalo salió a la luz recién en 2019 y llevó a la destitución de Strache y Kickl, que acarreó la renuncia de todos los ministros del FPÖ y la convocatoria a elecciones anticipadas. Pese a este hecho, la figura de Herbert Hickl creció hasta convertirse en el líder del partido de ultraderecha y una figura clave para la política austríaca.
Hickl, que busca ser el “canciller del pueblo”, es repudiado por algunos sectores más tradicionales del electorado por sus opiniones contra la Unión Europea, las políticas medioambientales del bloque y por sus intenciones de instaurar una nueva política migratoria, suprimiendo el derecho al asilo, cerrando las fronteras y deportando a los ilegales.
Respecto a la guerra en Ucrania, el FPÖ busca el fin del conflicto y se opone a las sanciones a Rusia, velando por el principio de neutralidad austríaca presente en la constitución desde 1955.
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El FPÖ y sus vínculos con el nazismo
La historia del Partido de la Libertad de Austria se remonta a la herencia de la Segunda Guerra Mundial y el nazismo. El proceso de desnazificación y la reeducación de los nacionalsocialistas en el país llevaron a la exclusión de más de 482.000 votantes en las primeras elecciones libres celebradas en 1945.
Esta medida se prolongó hasta 1948 y se le concedió la amnistía a los colaboradores de la Alemania nazi en Austria. Los veedores británicos de los aliados, temerosos del auge del comunismo, junto a los socialdemócratas, impulsaron la creación de la Federación de Independientes (Verband der Unabhängigen o VdU).

La idea era conformar un espacio para que confluyeran dentro las fuerzas liberales, algo que fracasó por dos motivos: porque los nacionalsocialistas nunca asimilaron los “nuevos tiempos” y porque el liberalismo nunca tuvo una aceptación masiva entre los austríacos.
La facción alemana rápidamente se convirtió en un reclamo pujante y con ansias de mayor protagonismo en la política nacional y Anton Reinthaller, brigadier de las SS y miembro del Reichstag, creó die Freiheitspartei. Este partido luego se fusionó con los liberales del VdU, derrotados políticamente, y conformaron el partido hoy conocido como el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ).
A pesar de sus evidentes raíces nazis, el FPÖ alternó entre el liberalismo conservador y el nacionalismo, y se integró dentro de la vida política de Austria. Llegó a ser durante mucho tiempo como la tercera fuerza detrás del ÖVP y el SPÖ. Los votantes nacionalistas y liberales comenzaron a tener un peso claro en las disputas entre estos dos partidos tradicionales en el Consejo Nacional y una carta a jugar en los gobiernos de coalición.
Con el Herbert Kickl al mando, el FPÖ parece tener la oportunidad de ser gobierno en una posición de poder y primacía parlamentaria por primera vez en 79 años de elecciones libres.